Becky Rubinstein y su poesía surrealista con Elba Szclar: Plática entre amigas

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“Es inevitable experimentar dolor cuando uno escribe, porque escribir significa desmoronarse en cierto modo”. David Grossman, escritor israelí.

ELBA: Cuando escribes, ¿sientes dolor?

BECKY: No precisamente dolor; sin embargo, cada obra puede considerarse “un parto”. Hay partos más felices –más o menos dolorosos– que otros. En ocasiones, lo aparentemente ‘hecho’ tiene que rehacerse. Esperamos que para bien o para mejor. A veces escribir duele por el tema, como cuando hago referencias a Ana Frank, en “Morir antes de tiempo”, como cuando hablo, por ejemplo, cuando hablo de Elena Gurvich, quien sobrevive a la Shoá, a la muerte de sus padres y de su hermano en el gueto de Varsovia, donde perecen. Elena, gracias a su perfecto polaco y a su fisonomía ‘aría’ trabajó en casa de familias no judías para ganar cada día un día más, para comprar pan para sus allegados, quienes fallecen durante el levantamiento del gueto. Su historia está plasmada en “Si Polonia fuera un pastel”. Duele escribir, como cuando apoyé a sobrevivientes –como Peter Katz, Salomón Pekar e Isaac Kelerstein, entre otros- a rescatar sus vivencias.


ELBA: Encuentro en tu obra, además de sabiduría, talento y magia, y esencialmente imaginación, de ahí que te pregunte: ¿Dónde puedo comprar kilos o litros de imaginación?

BECKY: La imaginación es una virtud; forma parte del bagaje de todo individuo. Sin imaginación no se logra crear. Creación e imaginación son pareja. Una depende de la otra; no compro imaginación, la comparto.

ELBA: ¿En cuanto a la poesía?

BECKY: “La rima me persigue”, la que aprovecho para escribir para niños. Me encanta ‘jugar’ a escribir, a crear con la imaginación tomada de la mano. Cuando escribo para niños, me elevo, me divierto ‘a mares’. Cuando escribo me siento realizada. Y hablando de mar, me encantó escribir “Peces de a mentiras”, ilustrado por Esther Guinzberg.

ELBA: Me hablas de ‘jugar a escribir’. Te encuentro haciendo malabarismo y medio en “Hadas y ensal-hadas”, donde conjugas recetas y anécdotas de hadas, saliendo triunfante. Caray, ¿Cuántas hadas se mueven en el recetario, por demás juguetón, fruto de la imaginación?

BECKY: Son 72 hadas, son 72 ensaladas y 72 anécdotas… Un esquema cabalístico que, de repente, he manejado en mi obra.

ELBA: ¿Te es fácil o difícil cuando te enfrentas a la hoja en blanco? ¿Sientes ansiedad, temor? A veces, me ha sucedido…

BECKY: No siempre es fácil. En ocasiones, algún tema en específico, ‘me empuja’ a escribir. En ocasiones ‘los temas’ me persiguen, como cuando hablo de la mujer-una constante en mi vida-, como cuando hablo de la Shoa, y me convierto “en memoria de la memoria’. Como cuando hablo de los marginados, de los mártires, a quienes doy voz.

ELBA: ¿Podrías explicarte?

BECKY: He sido ‘memoria’ de personajes ficticios, influidos por la realidad…Ficción más realidad producen una obra testimonial. De nuevo menciono a Ana Frank, quien de siempre me ha impactado. De estar con vida a lo mejor se hubiera convertido en periodista, en novelista, en poeta. Al respecto escribió Carmen Zenil en “Morir antes de tiempo”: “Escribir versos a los mártires reivindica a la sangre y a la memoria colectiva. Lo que se olvida deja de existir y Becky Rubinstein sostiene con su poesía un hecho histórico que no puede olvidarse con el paso del tiempo… El dedicarle un poemario, no solo es un acto de justicia, sino también, necesario, y leerlo nos hace parte de esa eternidad”.

ELBA: Entrevistarte, para nada me inhibe, como me ha sucedido con personalidades como al galardonado físico Marcos Moshinsky, cuando entrevisté a Eduardo Luis Feher, a los artistas plásticos, como Vlady, Leonardo Nierman, Arnold Belkind, con la escultora Carol Miller. Y, sobre todo, con Leonora Carrington, con quien tuve cierta amistad, surrealista, como tu obra poética, la que, entre paréntesis, me encanta, me zarandea, “me deja perpleja”

BECKY: Me sorprende que mi poesía te guste, te emocione, como siempre me dices; que pienses que William Blake, Leonora Carrington y Remedios Varo, que Man Rey y hasta Dalí estén relacionados con mi obra, como descubriste: “Surrealista”.

ELBA: ¿Cómo catalogas tu obra?

BECKY: Soy polifacética, juguetona, seria, alegre, escribo poesía y narrativa. Me muevo en el mundo de los niños, de los adolescentes, de la Biblia, la Cabalá, la historia judía y la universal… Y, sobre todo, enfatizo la condición de la mujer no siempre valuada en su justa medida; no quiero utilizar la tan manida palabra feminismo…Mi obra –poética y narrativa- tristemente pone el dedo en la llaga. Y aplaudo a la mujer que logra “elevarse”, y alcanza su cometido. Obviamente, salto de un tema al otro…Hay tanto que investigar, que estudiar, que decir…que objetar. ¡Qué traducir! Como Meksikaner Temes de don Moisés Rubinstein…mi tío abuelo.

ELBA: ¿Me podrías hablar de tus ‘pinitos? ¿De cómo empezaste?

BECKY: A los catorce años empecé a escribir poesía. Recuerdo que escribí “Adelante, siempre adelante”, una especie de leit motiv en mi vida. Al salir de la Prepa, me otorgaron la beca “Sam Wishniac” y viajé a Israel a estudiar para maestra de hebreo. Un día me avisan que gané el primer (y único) premio en el CDI con motivo del centenario de Shólem Aleijem. Nace “Shólem Aleijem y los niños” y una vocación tiempo después. Jamás imaginé que sería capaz de escribir poesía, ensayo, entre un gran etcétera… A cada rato me pongo retos…

ELBA: ¿Cómo te inicias en la Literatura para niños y jóvenes?

BECKY: Es una historia con mucha historia. Resumo: cuando a los 30 años me inscribí en la UNAM, Silvia Molina –futura directora del INBA, entonces encargada del taller de escritura– se me acercó, y me pidió que le enseñé mi obra. “Dijo: “Escribes como para niños”. Y tenía razón, aunque distaba de escribir algo bueno…Tiempo después llegó Perla Shwartz y nos inscribimos en un taller para niños en la calle de Hidalgo. Era el grupo CUICA (Cultura Infantil Como Alternativa), en realidad un semillero de talentos, ganadores del Premio Antonio Robles. Iliana Santirso, escritora y editora argentina, digamos, a la cabeza, publicaba a los ganadores del Premio Juan de la Cabada: La idea era publicar a talentos del país y sobre temas autóctonos. Tuve la suerte de que “Un árbol gnatológico” –una especie de saga de gatos judíos perseguidos y en el exilio—en 1988 obtuviera el tan preciado galardón. Anteriormente se traía obra para niños y adolescentes de Argentina, de España, de los Estados Unidos…

ELBA: ¿Cómo escoges los títulos de tu obra? Muchos son fantasiosos, juguetones, crípticos…

BECKY: El autor -poeta, pintor, escultor– para crear tiene necesariamente que contar con un tema fascinante, que lo fascine. Hay temas, incluso, que los obsesiona, otros que nacen de un sueño, de una imagen, de una anécdota, de alguna historia…En cuanto al oficio de nombrar, me resulta por demás divertido, es todo un reto. Incluso he tenido el gusto de nombrar textos ajenos y con magnífica estrella…

BECKY: ¿Podrías extenderte en la relación de mi poesía con el surrealismo que encontraste en la misma?

ELBA: Tu poesía me conecta al fluir de la imagen, al fluir de la mente, a claves ocultas, a la revelación. La obra de Carringon y de Varo -como ya lo dije- está ligada a lo cotidiano bajo el disfraz de lo imposible. Del juego…Son artistas que trascendieron. Su magia es inexplicable, aunque posible…Incluso –pienso– la pintura, la creación –en síntesis– están vinculadas: se enriquecen, se retroalimentan… Invito a los amantes de la poesía a sumergirse en la poesía surrealista de Becky: en “Hijas de la Rueca”, “Las que usan sombrero”, “Cantar de cantares”, “Entre la piel de una manzana”, en “Torna Sueños de hadas costureras” …que me han dejado “petrificada”, “asombrada”. ¡Caramba! ¡Qué imaginación! ¡Qué talento!

ELBA: ¿Una muestra de tu trabajo? ¿Por ejemplo del último poema citado?

BECKY: “La nada está en el guion: “La palabra good luck, con suerte, se traduce a sí misma y se reparte en galletas de la suerte”.

BECKY: Gracias por tu amistosa empatía, por tu curiosidad y tus preguntas que van al grano, que van al meollo del asunto: con inteligencia.
ELBA: Muchas gracias, muchas felicidades por tu inmensa y polifacética obra. Sé que hay talento e imaginación para muchos, muchos años. ¡Que podamos leer, disfrutar y hasta discutir tu creación cada vez más abundante…!

ELBA SZCLAR: Licenciada en Periodismo, en Historia del Arte y en Desarrollo Humano. Correctora de estilo en y fuera de la comunidad judía. Cuenta en su haber, un centenar y medio de ensayos, entrevistas y crítica. Especialista en Biblia.

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