El antiguo imperio de Portugal ha sido uno de los más grandes en la historia y el primero en ser lo que se llama un ‘imperio global’ donde partes del territorio estuvieron esparcidas por el planeta. Es un país ecléctico, llenos de maravillas. No es de extrañar que se esté convirtiendo en uno de los mayores destinos turísticos de Europa.
Cada región de Portugal es única. La región de Algarve, en el sur, en particular ha llamado la atención de los viajeros desde hace décadas gracias a su hermosas playas, cultura, clima y belleza natural.
Portimão es la ciudad más grande en el Algarve occidental, y era tradicionalmente un centro para la pesca de sardina. Hoy en día, la mayor parte de esa industria ha sido sustituida por el turismo, el ocio y el comercio, conviertiendo a Portimão como una ciudad grande y residencial.
Los antiguos muelles de pesca de la ciudad han sido notablemente transformados en un pintoresco paseo marítimo que conduce a las pintorescas y arboladas plazas del casco antiguo. En el interior nos encontramos con agradables calles comerciales peatonales, una serie de edificios históricos, y una tentadora selección de cafés, bares y restaurantes. A pesar de su tamaño considerable – 55.000 habitantes – la ciudad de Portimão tiene un ambiente discreto y relajado, muy lejos de las ciudades de la playa frenética circundante.
La colección de hoteles Relais & Châteaux maneja propiedades únicas en Portugal. Establecida hace más de medio siglo, Relais & Châteaux es una asociación de los mejores hoteleros del mundo, chefs y propietarios de restaurantes que ha establecido el estándar para la excelencia en la hospitalidad. Relais & Châteaux ha redefinido la hostelería de lujo, haciendo hincapié en las experiencias holísticas y el verdadero Arte de Vivir.
Una joya portuguesa de Relais & Chateaux en Portimao es Bela Vista Hotel & Spa, una pieza histórica ubicada justo a pie de playa. La romántica mansión de 1918, alberga innumerables detalles en su fina decoración, a cargo del renombrado Graça Viterbo. Un mural de azulejos coquetea en la sala de descanso, mientras que en las escaleras de madera y en la chimenea más azulejos también recrean escenas a la orilla del mar; este único y singular estilo se repite en las habitaciones, donde las escenas contrastan con la decoración moderna, ambientadas en los tonos marineros de blanco y azul. Como catedral, los baños se llenan de la luz que traspasa por sus coloridos vitrales, y que pareciera quedarse atrapada en los cientos de mosaicos de color que decoran las paredes.
Esta belleza del siglo XIX en la magnífica Praia da Rocha se convirtió de una casa privada en el primer hotel en abrir en el Algarve en 1934. Como oasis que emerge de la arena, la casa se rodea de estilizadas palmeras y un bello campo verde, además de contar con una tranquila piscina al aire libre. En el interior, la música del piano adornado con vetas de madera, regala dulces notas que acompañan a las tardes, dotadas de la imaginación que nace al momento de cruzar el umbral del hotel.
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