Bob Dylan, veleidades de un candidato al Premio Nobel

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Bob Dylan, nacido en 1941 como Robert Allen Zimmerman, hijo de inmigrantes judíos de Bielorrusia y Ucrania, es uno de los cantantes americanos más valorados desde los años sesenta y su popularidad a nivel mundial se aproxima a la de The Beatles. Ha sido postulado en varias ocasiones al Premio Nobel de Literatura por la calidad de su producción poética, y esto es algo que promueve la curiosidad de quienes siempre lo han identificado como un creador de canciones.

Se ha generado cierta discusión acerca de si Dylan es un poeta mayor. En realidad, Dylan no escribe poemas sino canciones que incluyen una pléyade de metáforas descabelladas y alusiones enigmáticas. Es un músico provisto de un talento literario que se da pocas veces, y su escritura, que ha llegado a influir a muchos poetas, es de un nivel de calidad que bien podría ameritar un Premio Nobel.

Zimmerman pasó su juventud en su Minnesota natal absorto en escuchar la música que ponían en la radio y leyendo libros. En los sesenta decide llamarse a sí mismo Bob Dylan y tan solo en quince meses provocará una de las mayores revoluciones en la historia de la música popular. Apenas sonríe o concede entrevistas. Algunos insisten en que canta mal, que tiene una voz desagradable. Y sin embargo, en unos años, miles de recién nacidos en todo el mundo llevarán su nombre en su honor.


Incluyendo a los Rolling Stones, ya nada escapará a su influencia. De pronto, los Beatles se sentirán ridículos posando como jóvenes atolondrados. El rock dejará de balbucear frases tontas y se atreverá a expresar sentimientos complejos. Los intelectuales dejarán de volverle la espalda a esa música infantil e inmadura y comenzarán a prestarle atención. ¿Qué fue lo que posibilitó semejante hazaña? Algo inaudito en un joven roquero: leer a Shakespeare, Rimbaud, Kerouac, Dostoievsky, Whitman, Eliot, Blake, Brecht. Alicia en el país de las maravillas o la Biblia se filtraron en sus canciones, elevándolas. Dylan, lector compulsivo, se atreve a todo y, gracias a él, miles de jóvenes le pierden el temor a la alta cultura y descubren que un buen libro de poesía o de narrativa puede ser tan intenso como una canción de rock.

Dylan y la religión

La Biblia está omnipresente en la obra de Dylan. Casi no hay tema que no contenga alguna alusión, no siempre respetuosa, al Antiguo o al Nuevo Testamento. Su afición por los libros proféticos (Ezequiel, Isaías) se trasluce en multitud de citas, paráfrasis y recreaciones en sus canciones, y ha terminado por dotarle de cierta aura de profeta de la que el cantante siempre ha renegado. Son conocidas también sus sucesivas y efímeras conversiones a una u otra iglesia. Dylan parece haber actuado con las creencias de la misma forma en que lo hizo con los libros y la música: pasando de una a otra sin detenerse, devorándolas rápidamente para luego extraer de cada una aquello que le interesa. El resultado siempre es el mismo: un puñado de buenas canciones cargado con la fuerza apocalíptica del viejo lenguaje bíblico.

En 1997 lo que parecía inimaginable sucedió: Bob Dylan escenifica su conversión al catolicismo con un concierto en Bolonia delante del Papa y de miles de jóvenes congregados. Su “Knocking on heaven’s doors” ante Juan Pablo II fue muy discutido, entre otros, por el entonces cardenal Ratzinger, que fue muy crítico con dicho concierto. Posteriormente, en el año 2007, concurre a una sinagoga de Atlanta en Iom Kippur y reza tres veces el Kol Nidrei, la oración que fue utilizada para abjurar del cristianismo por los judíos que habían sido forzados a convertirse. Aun cuando su conversión fue voluntaria, Bob Dylan parece haber manifestado por ese medio su retorno al judaísmo. “Dylan, oró con el tradicional manto de rezos, el talit, y dijo las bendiciones en hebreo, sin errores”, según señalara en ese momento el rabino Yosi Linn. La presencia del cantante en la sinagoga causó sorpresa; aún se recordaba su bautismo en los años 70 como un “cristiano que renació”. Atraído por la corriente Jabad, Robert Allen Zimmerman volvió a sus raíces judaicas.

1 comentario en «Bob Dylan, veleidades de un candidato al Premio Nobel»
  1. PARA TANTAS SENDAS TRANSITADAS…IDAS, VUELTAS, SUBIDAS, BAJADAS..POR AHÍ SUS PREGUNTAS RETÓRICAS DE CONOCIMIENTO AGOTADAS…¡.NADA MEJOR QUE COMO RESPUESTA:! QUE SUS LETRAS CASI INMORTALIZADAS: “THE ANSWER MY FRIEND IS BLOWING IN THE WIND……THE ANSWER IS BLOWING IN THE WIND…”

    mirta s. kweksilber…who wonders…”how many times must a man…”

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