Caminando por las tierras de Ávila

Nada está más cerca de Dios que el silencio, Tomás Merton.
A la memoria de nuestros padres y hermanas.
También a Begoña Llamas (cantinera) y a su hija Alba, almas soleadas y a Chema Rodrigo y a Rodrigo Rodrigo y Almudena Villar por su generosidad y calidez.

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Sentados en la cantina de la estación de las Navas del Marqués y ante un espectáculo hermoso de verdes árboles y con un tiempo excelente, el Sol brilla, y el cielo, azul añil, decidimos hacer una larga excursión por sitios históricos de las Navas; uno de estos sitios llamado los 13 Roeles, está situado a unos kilómetros de la estación de las Navas, no lejos de los límites del pueblo próximo de Navalperal.

Los Roeles está situado en el altozano en una antiplanicie castellana que está poblada de enebros, pinos resineros, sabinas de durísima y de olorosa madera. Acompañado de un brioso joven de Brunete, muy buena persona y dotado intelectualmente, nos lanzamos a hacer una larga caminata, portando bastones de caña, por los bosques de robles, pinos, jaras, retamas, y ganado.

“Damos las gracias porque el buen Dios nos mantenga vivos y alegres”.

La belleza de una balanza que sostiene en perfecto equilibrio la salud con el poderío de la fuerza de los toros, hace honores a la resistencia de Israel; fomentamos lo mejor de nuestra resistencia en espíritu, mente y cuerpo con una belleza física extraordinaria de la naturaleza por la que caminamos.

Leyendo hermosos poemas en voz alta y haciendo comentarios de nuestros artículos publicados en Diario judío México y otros periódicos, siempre estamos como ardorosos guerreros de Gedeón e insurrectos macabeos, siempre estamos combatiendo en la defensa de la civilización judeocristiana y de Israel, nuestras voluntades se orientan amorosamente también en el presente y en el mañana. Teniendo en conciencia el cerco de los enemigos de Israel, somos conscientes del reto del odio a los que nos someten los enemigos de Israel; estamos atentos como centinelas insomnes en defensa de nuestra asediada civilización, los enemigos son tercos, pero hay que combatirlos, pero nosotros somos más. En esta tarea nos arropa el querer el bien para todo el mundo y el deseo de paz entre los pueblos.

Año Templo CMII

Nos conmueve la historia de devoción amorosa que el primer Marqués de las Navas profesaba a su esposa María de Cordóba, hermosa judía conversa, como también pudo ser el origen del propio Marqués, de esto ya se ha hablado en sesudos artículos publicados por don Francisco Herran en Diario judío México.

En estos tiempos de pandemia y de otros males nos esforzamos en combatir nuestras propias debilidades y las posibles tendencias depresivas que aquellas ocasionan, por eso acudimos siempre al ejercicio físico en largas caminatas y practicando sobre todo las virtudes de la resistencia, como dice el libro de los Proverbios, es mejor el paciente, el resistente que el fuerte. La victoria pertenece al que más resiste.

Por la tarde comemos frugalmente, a veces tomamos unas cervezas en la cantina de las Navas, desde donde se divisa una panorámica de ensueño y donde hemos plantado árboles, cipreses, en memoria de Isabel Escudero, que lanzan sus puntas al cielo. El aire de esta zona es como su gente, tan hospitalaria como generosa. Llevando nuestros bastones vencemos, luchamos contra los elementos, -a veces lejos de los hombres-, pero no caemos en tentaciones y misantropía, nos regimos por la cordialidad y la amistad. Unimos la resistencia de nuestras plumas literarias con la templanza de nuestro acero en un espíritu brioso.

“Lo mejor está por llegar”

En la cantina de la estación de las Navas del Marqués.

Antonio Escudero Ríos y Kadan Navarro Yale.