Estimados vacacionistas:
Antes que nada, ¡mil felicidades este Día de Reyes! y que la pasen muy contentos con sus hijos y familia.
También, ¡muy feliz año! Y les deseo de todo corazón, que este año, sea ¡el mejor año de su vida!
Les platico porqué les escribo mi primera carta semanal del año a ustedes:
Muy fácil…
Llenaron en estas vacaciones Acapulco e Ixtapa.
Y esto —como guerrerense adoptado que soy desde hace más de 50 años—, ¡lo celebro! Yo acostumbro desde toda la vida, pasar con mi adorada esposa Cynthia, mis vacaciones navideñas y de fin de año en Acapulco.
Ahí la paso muy feliz.
Uno convive con sus amigos, se tira en la playa, etcétera.
Siempre feliz y siempre en paz. Y para mí, Acapulco es —sin duda— la bahía más bonita del mundo.
Por otra parte, mi hermana Valentina vacaciona con su familia en Ixtapa. ¡Le encanta!
Y supongo que ustedes se preguntarán, ¿hacía dónde quiero llegar?
Muy fácil… A expresarles mi felicidad porque mi hermana y yo fuimos testigos de cómo todos ustedes llenaron los hoteles en estas dos ciudades.
Reactivaron la economía y lo que se veía fatal, se convirtió en un éxito total.
Por eso estoy feliz. Mi mujer y yo llegamos a Acapulco el día 19. Acapulco estaba bastante triste.
Los restauranteros, los taxistas y la gente local en general, muy preocupados por lo que se podía venir en esta Navidad.
Acababan —hace poco— de cerrar el Planet Hollywood y el famoso salón de música tropical el Nina’s.
Nos platicaban algunos amigos restauranteros que estaban pensando cerrar su restaurante.
Que desde hacía tres meses no se había parado ni una mosca en sus lugares porque lo de Iguala había ahuyentado al turismo.
Que la situación estaba del carajo. En fin, se sentía mucha incertidumbre. Hasta que… ¡llegó la Navidad!
Sí amigos, ustedes decidieron llegar a Acapulco y a Ixtapa. Les valieron gorro las amenazas de los de la CNTE, los de la CETEG y de los que querían asustarnos e intimidarnos a nombre de la desgracia de Iguala.
Usaron la Autopista del Sol sin ningún temor.
Usaron con toda la libertad del mundo los aeropuertos de estas dos ciudades.
No se dejaron intimidar por esa bola de zánganos que lo único que hicieron fue robarle en Chilpancingo a los comercios pequeños, medianos y grandes empresas.
Sí, lo repito: Robar. Usando como excusa la desaparición de los pobres jóvenes de Ayotzinapa. Pero lo más importante:
En estas vacaciones… La pasaron ¡súper bien!
Las playas estuvieron llenas.
Ustedes sonrientes y disfrutando con su familia las maravillas de Acapulco e Ixtapa.
La Gendarmería cuidándonos de cualquier sorpresa.
Los restaurantes y los hoteles… ¡llenos!
El personal del sector turístico trabajando con una sonrisa de oreja a oreja.
En fin, una temporada inolvidable. ¡Gracias a ustedes! Por último, me viene una reflexión: ¿Y si en este año, los gobiernos estatales, municipales y federal aplicaran lo que está escrito en la ley?
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