Síntesis de la carta de Rab Aaron Feldman sobre la homosexualidad

Análisis del Rabino Elisha Coffman a la carta de Rab Aaron Feldman sobre la homosexualidad.

1) La Torá restringe actos, no gustos personales. Está prohibido que tengan relaciones homosexuales, pero no está prohibido tener ciertos gustos. Toda relación homosexual está penalizada, pero no los gustos, siempre y cuando no se lleven a cabo los actos que la Torá prohíbe. Si alguien tiene cierta orientación sexual pero no lleva a cabo los actos que la Torá prohíbe, no está violando la Torá, por lo que no es legítimo criticarlo en base al Judaísmo. Es una persona tan querida por D-os como cualquier otra y no debe ser criticado. Si alguien lo critica, quizás lo hace por razones sociales, pero no tiene bases religiosas de hacerlo.

2) Es irrelevante si la persona posee esta orientación homosexual por razones genéticas o adquiridas posteriormente. De cualquier modo está prohibido llevar a cabo lo que la Torá prohíbe.

3) Si la persona homosexual puede tratar terapéuticamente su homosexualidad, que lo haga. Hay técnicas terapéuticas que han tratado exitosamente algunos casos de homosexualidad (supongo que no será posible en los casos que sí son de origen natural y/o genético).

4) Si no puede o no quiere tratarse terapéuticamente, que NO se case ni que tenga hijos. No debe engañar a su posible esposa o esposo de algo que no es.

5) Si no se casa ni tiene hijos, ¿cómo podría él integrarse a una comunidad y una religión en la cual la familia es muy importante? Respuesta que Rav Feldman sugiere: Que “su esposa e hijos” sean los demás, en sentido figurado. En otras palabras: que se dedique a trabajar en pos de la comunidad, que dedique su sensibilidad y empatía (más frecuente entre personas homosexuales que en heterosexuales) a los demás. Que no se aleje del Judaísmo, ni que se aleje de la comunidad. Ojo: es una sugerencia, nada más.

6) Por supuesto que le será increíblemente difícil dejar de lado aquellas actividades sexuales que la Torá prohíbe, pero cada persona posee sus propios retos.

7) Si esta sugerencia no le parece atractiva a una persona homosexual, si esta persona cree que necesita ejercer plenamente actividades homosexuales que la Torá sí prohíbe, el problema no es que está prohibido, sino que esta persona aceptó los valores de la sociedad contemporánea que asume que las actividades sexuales son imprescindibles para llevar una vida feliz, lo cual no necesariamente es cierto. La felicidad no depende de las actividades sexuales, sino de los propósitos por los cuales D-os creó a las personas: ayudar a los demás, acercarse a D-os, cumplir los objetivos centrales de la vida y crecer como persona —que no necesariamente están basados en la sexualidad. Muchas personas deciden ser solteras todas su vida y son tan felices como cualquier otra. Hay personas casadas e infelices (aunque practican su sexualidad) y hay personas solteras y felices (aunque no practican su sexualidad).

8) Desde el punto de vista del judaísmo, uno no debe jactarse ni presumir públicamente que se viola alguna de las leyes del judaísmo.

9) El hecho de ser homosexual —inclusive haciendo actos que la Torá sí prohíbe—, no lo exime de cumplir los otros mandamientos. Las personas homosexuales también tienen prohibido comer cerdo y deben rezar y cuidar Shabat como cualquier otro judío.

10) Rav Feldman no lo dice explícitamente, pero se implica de sus palabras: el homosexual no es un tercer género: no hay hombres, mujeres y homosexuales. Hay hombres que les gustan las mujeres y hay hombres que les gustan los hombres; hay mujeres que les gustan los hombres y hay mujeres que les gustan las mujeres. Es un tema de atracción, no de identidad. Si un hombre se siente atraído por mujeres mayores de edad, eso no lo convierte en un género distinto: no es un “gerontosexual”: es un hombre a quien le gustan las mujeres mayores.

Uno puede estar de acuerdo a o no con las palabras del autor de esta carta, pero eso fue lo que dijo.