Estimado ex primer ministro Chung Hong-won:
Lo felicito. Lo felicito por haber tenido la dignidad de renunciar por el terrible manejo de la situación de la desgracia del ferry.
Lo felicito por el texto de su discurso que con mucho gusto reproduzco:
“Presenté mis excusas por haber sido incapaz de impedir que se produjera este accidente e incapaz de gestionar correctamente de lo que ocurrió después”.
“Considero, en tanto, que como primer ministro, debo de asumir mis responsabilidades y dimitir”.
Excelente discurso y era lo ético por hacer.
Sin embargo, mi querido ex ministro, le quiero compartir que aquí, en México, nuestros políticos no actúan como usted.
Supongo que porque aquí no hemos tenido casos como el suyo. Supongo que esa sería la razón.
Porque si algo así de grave hubiera pasado en México, ya nos hubiéramos quedado sin políticos.
Pero no.
Gracias a Dios, aquí no ha pasado nada.
Aquí, nuestros políticos renuncian cuando se enferman y la verdad se me hace un gran detalle porque no quieren contagiar a sus colaboradores.
Creo que también renuncian cuando su superior los manda como colaboradores para representarlo en otros países. Inclusive, a eso creo que le llaman promoción y ascenso.
Entonces, como se dará cuenta, mi querido amigo, aquí no existen esos problemas.
Porque aunque usted no lo crea, la gran mayoría de ellos son eficientes, trabajadores, éticos y sobre todo muy preocupados por su bienestar… ¡perdón! quise decir por nuestro bienestar.
Aunque, claro, como país primer mundista que somos, también hemos tenido nuestros muy pequeños problemitas.
Le platico de algunos clásicos:
Fíjese que el 5 de Junio del 2009, en una ciudad llamada Hermosillo, en el norte de nuestro país, había una guardería de niños llamada ABC.
¿Pues que cree que pasó ?
Porque estaba pegada a una gasolinera, la guardería se quemó.
¿Y qué cree?
Fallecieron 49 niños y 76 más resultaron quemados.
¡Claro! Nada que ver con los 181 muertos de su ferry.
Nuestras autoridades dijeron que fue un accidente y..¡ya!
Nadie renunció y la vida continúo.
También me recuerdo que aquí en la ciudad de México teníamos una discoteca llamada News Divine. Ya sabe, una discoteca donde los jóvenes de 18 años en adelante se iban a divertir.
¿Pues que cree que pasó?
Nuestras extraordinarias autoridades se metieron a esa discoteca para supervisar que no vendan bebida a niños de 12 años. Dije 12 años, señor ex primer ministro… 12…
Con su perspicaz inteligencia, nuestras autoridades ordenaron cerrar las puertas de emergencia.
¿Y qué cree que pasó?
La gente se apanicó, trató de salir, no pudo y se murieron nueve jóvenes y tres policías.
¿Y qué cree que pasó?
Aunque el Jefe de Gobierno aceptó que hubo graves errores… tampoco renunció.
Y la verdad yo lo comprendo…
¿Pa’ qué armar tanto desmadre por doce muertes?
También pasó algo muy simpático hace unos 4 meses.
Fíjese que en la Línea 12 de nuestro Metro, los vagones no coincidían con la dimensión de los rieles y las vías.
Por supuesto que nuestras eficientes autoridades autoridades suspendieron el servicio, dejando sin transporte a cuatro millones de habitantes y, por supuesto, continúan con las investigaciones ya que esta construcción se ejecutó en el sexenio anterior.
Ya sabe…
Nada grave… 4 millones de ciudadanos sin transporte…
La investigación continúa y todavía no encontramos culpables que renuncien.
Como verá, mi querido amigo, aquí vale la pena repetir la gran frase que nuestro inmortal cómico Cantinflas decía:
“ En México no pasa nada hasta que pasa “.
Y como aquí no pasa nada, mejor acabo mi carta.
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