Estimada Denisse:
Me queda claro que acabas de llegar a Tlalnepantla. Me queda claro que apenas estás conociendo todo tu staff. Y me queda claro también que en este año harás ajustes con todo el personal.
El motivo de mi carta semanal es para platicarte un hecho real que me tiene vomitando de coraje. Un hecho real que ya no se debe permitir en México. Lo que te platicaré es un hecho real y otra injusticia de las que se cuentan todos los días.
Así que… ¡Ahí te va!
Manuel García Palacios es un caddie de profesión de un club de golf; es un ser humano muy trabajador, honesto, muy buen marido y muy buen padre de familia. Trabaja de martes a domingo y, principalmente, vive de sus honorarios y propinas de los socios del club que lo utilizan para jugar una ronda de 18 hoyos. Sus ingresos son variables, pero te diría que el promedio mensual estará entre los diez y los doce mil pesos.
Muy bien, pues resulta que Manuel tenía un Chevy azul metálico 2002 con placas 450 VJM; un Chevy que le servía para llevar a sus hijos a la escuela, a su mujer al mercado y para desplazarse al trabajo.
¿Qué crees que le pasó la semana pasada? ¡Se lo robaron enfrente de su casa! Obviamente, sin estar asegurado. Con esa angustia natural, Manuel y su hermano Mauricio (otro excelente caddie y ser humano) acudieron a las oficinas de Tequesquináhuac a levantar el acta del hurto.
Y esto que te voy a decir es absolutamente real: Llegaron a la delegación para levantar el acta correspondiente, a las ocho y media horas, y ¿a qué horas crees que los recibieron?: a las ¡siete treinta de la noche! ¡Once horas después! ¿Lo puedes creer?
Manuel y Mauricio me platicaban que llegaban personas con corbata y las recibían antes que a ellos. Así actuaban estos magníficos “servidores públicos”. ¡Once horas sentados sin que nadie los ayudara ni los fumara! Ahí sentados como un par de papanatas. Y todo porque son humildes.
Finalmente, una idiota que trabaja ahí se dignó a recibirlos. Una secretaria retrasada mental o jueza —igual de pen…— no solamente no les levantó el acta, sino que los mandó a Zumpango para que ellos lo busquen. Esa inepta les indicó que por ahí hay muchos Chevys robados. ¡Éso les dijo! ¿Lo puedes creer?
Y ésta es la razón por la que te escribo mi carta semanal: para quejarme por la forma en que esa imbécil trata a la gente humilde.
No se vale lo que les pasó. Ya de por sí es una desgracia lo que le pasó a Manuel para que sufra más ofensas de estos idiotas que tienes en Tequesquináhuac.
Y para no hacerte el cuento largo, te diré que Manuel es mi amigo además de ser mi caddie. Y Mauricio también. Te pido que se haga justicia. Te pido que encuentren su coche y que encuentres a los ladrones. Es lo mínimo que un ciudadano, humilde o no, puede esperar de sus gobernantes.
No los ignores y sírveles.
Y, por favor: Corre a ese par de ineptas.
Mil gracias, Denisse, y te deseo mucho éxito en tu gestión.
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