Carta dirigida a la Profeco (¡nos están robando!):

Estimada directora:

Le escribo mi carta semanal con carácter de urgente.

Y también se la escribo porque ya no sé a quién acudir. Le quiero aclarar que aunque hable en primera persona, estoy seguro de que hablo a nombre de cien, miles de usuarios de telefonía celular.

Le platico:

Hace aproximadamente unos tres meses mi número de teléfono celular ha sido invadido por una o unas compañías fantasma que cobardemente se escudan en unos números para asociarnos en su red y cobrarnos una renta que oscila entre 10 y 36 pesos al mes por pertenecer a su club. Son empresas rateras que cobran una renta mensual y justifican su cobro llenándonos de todo tipo de mensajes idiotas ¡todo el día! y con diferentes números.

Para que me capte mejor, le pondré algunos ejemplos de estas ratas: 24444: “Sigues en el club de chicas calientes“… ¿? Otro: 78265: “¿Cuál es el vertebrado más pequeño del mundo? Un pariente de la carpa… el Paedocypris progenética de Sumatra, que mide 7.9 mm de longitud“… ¿? Otro: 7090: “Felicidades, ya estás participando para ir al concierto de MOTEL al 7090, acumula puntos y disfruta de este gran concierto el 23 de Oct.” ¿Cuál MOTEL?

Y así, mi querida directora, me podría seguir con el 96666, el *264, el 79779, el 8118, el 60700, el 22022, el 77077, el 78265, etc., etc., etc., entre otros. (Estoy seguro de que me faltan unos cinco números más.) Traté de cancelarlos vía una página de Internet que anuncian en uno de sus mensajes. No sirvió. Fue absolutamente imposible. De lo único que me pude enterar es que parece ser que es una empresa española dueña de un producto que se llama Blinko y de otros productos más.

Después de tratar, tratar y tratar… ¡no los pude cancelar! Es absolutamente imposible lograrlo. Después de que traté de cancelarlos por la buena —vía sus contrato— no pude. Entonces me propuse investigar vía las tres empresas de celulares más importantes del país, para ver si ellos podían cancelarlas o hacer algo al respecto, y las tres me dijeron que no. Que no podían y que no era problema de ellos. Que estas ratas contratan los servicios de las telefonías y que a ellos se les trata como otro cliente más.

¿Me lo puede creer? Entonces, después decidí, investigar con tres diferentes expertos en digital para ver si ellos las podían cancelar y… tampoco pudieron…

Sra. directora: No es posible lo que me está pasando. Yo no contraté a estos ladrones. Estos cerdos me cobran como 300 pesos al mes. Si no los pago, me quedo sin celular por no pagar. Y aunque no quiera pagarles, de todos modos me lo descuentan automáticamente de mi tarjeta de crédito.

Sra. directora: No sé qué hacer. Usted y la Procuradoría son mi última esperanza. No se vale que esta ratería continúe impune. No se vale que estos mafiosos de mierda sigan robándole a los consumidores. No es posible que nadie haga nada para evitar este robo. Como usted sabe, existen muchos usuarios que tienen planes económicos en sus celulares y es injusto que continuen pagando por esa ratería. Yo ya estoy harto de que mi teléfono suene cada 10 minutos para avisarme que tengo un mensaje. Un mensaje que de antemano sé que es una de estas porquerías. Por favor, ayúdenos, No solamente a mí, sino a todos los usuarios que estamos siendo perseguidos.

Sra. directora: No se vale que unas ratas nos sigan robando y que —para el colmo— nadie haga nada para evitarlo. Ni yo los inventé y menos los contraté. Por favor hagan algo para protegernos. Es lo justo….

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