Estimados Peritos Expertos:
A un año de la espantosa tragedia que los jóvenes estudiantes de Ayotzinapa sufrieron, y cuando las investigaciones de la PGR estaban aparentemente concluidas, una comisión —también de expertos— de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos aparece en escena y dictamina que la incineración de los cuarenta y tres estudiantes en el famoso basurero en Cocula no era posible.
Estos expertos expusieron en su tesis de ayer, que para incinerar a tantos estudiantes, los fenómenos del incendio no coincidían ni con el entorno ni con la realidad.
Entre otras cosas, expusieron que se necesitaban tantos kilos de madera y tantos kilos de llantas para quemar tantos cuerpos y que la herencia ambiental en este basurero hubiera sido irreversible para la ecología.
También comentaron que si los asesinos hubieran metido los cuerpos a esta “fogata humana” ellos también hubieran muerto quemados.
Hasta ahí su explicación.
Hasta ahí su tesis de que los cuarenta y tres cuerpos de estos jóvenes no fueron incinerados en el famoso basurero.
Si ustedes me preguntan, a mí me convencieron sus argumentos. Se me hicieron lógicos y contundentes.
Sin embargo, ayer que leí la declaración de Tomás Zerón, director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, también me convenció.
Tomás argumenta que no se debe invalidar el conocimiento de más de cien peritos expertos en este tipo de investigación.
Tomás argumenta que investigadores de la UNAM, del departamento de los Institutos de Biología y Geología, han hecho un excelente trabajo.
También nos comentaba que investigadores de España, Estados Unidos y diferentes partes del mundo han colaborado con ellos para esclarecer esta desgracia.
Y la tesis de Tomás es que sí fueron incinerados y lanzadas sus cenizas al río.
Es más, están ciento por ciento convencidos de que así fue. Y entonces, a la hora que estoy escribiendo mi carta semanal, el marcador dice lo siguiente:
PGR: “Sí fueron calcinados en Cocula”.
CIDH: “No fueron calcinados en Cocula”.
Y es aquí donde la guerra va a estallar otra vez. Los columnistas que tienen su agenda propia y odian a Peña. Y los columnistas un poco más objetivos y que no odian ni siquiera a Andrés Manuel.
Va a empezar la guerra de declaraciones y quién sabe cuándo va a terminar. Cada sector va a decir su “verdad”.
Y cada sector va a destrozar la otra verdad.
En fin, mis queridos peritos expertos. Empieza otra guerra sin tregua. Empieza otra guerra de mentiras y difamaciones.
Inicia otra duda más sobre la terrible desaparición de estos jóvenes normalistas. Y todo, con base en una sola premisa: No fueron quemados ahí… Sí fueron quemados ahí…
El resto de esta historia no se ha modificado.
Que si fueron Abarca y su mujer. Que si fueron los narcos… Ahora, que si fue el quinto camión.
En fin, una serie de teorías no comprobadas. Una serie de historias sin fin. Un drama como nunca imaginamos. Una historia en la que hay muchos desaparecidos y cero culpables.
Cuarenta y tres padres de familia inconsolables. Cuarenta y tres jóvenes desaparecidos. Una verdadera desgracia en la historia de nuestro país. Una verdadera desgracia que nunca se debe repetir.
Yo lo único que les pido a ustedes —señores peritos expertos— es una sola cosa: Pónganse de acuerdo y no politicen más esta desgracia.
Nadie debe sacarle más jugo a este tema. ¡Nadie!
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