Caso Khashoggi: los gobiernos árabes guardan silencio

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Mucha tinta ha corrido para reproducir las condenas al hecho expresadas por gobiernos europeos y por altos funcionarios de Washington. Igualmente han sido muy comentadas las cantinflescas expresiones de Donald Trump para tratar de exculpar o minimizar la responsabilidad de MBS. La fuerte alianza entre Riad y Washington, consolidada de manera firme a partir de la Presidencia de Trump y basada en gran medida tanto en los mayúsculos intereses económicos compartidos, como en la común empresa de evitar la expansión de la influencia iraní en la región, hace muy difícil para el presidente norteamericano imponer verdaderas sanciones a su aliado.

Ha sido también notable cómo la casi totalidad de los gobiernos árabes ha reaccionado, ya sea con un silencio sobre lo ocurrido, o bien con defensas de la monarquía saudita. Esto último fue patente en las declaraciones de los liderazgos de Egipto, Líbano, Bahrein y Los Emiratos Árabes Unidos (EAU), quienes asumieron la defensa de MBS. En especial, llamó la atención cómo el ministro de relaciones exteriores de EU amenazó con represalias severas a quienes estén acosando a Arabia Saudita a causa del caso Khashoggi.

Son varios los factores que explican tanto el silencio cómplice de unos, como la defensa de otros. Factores que poseen una lógica elemental. Arabia Saudita es el país árabe más grande, más rico y con el galardón adicional de ser el corazón y cuna del Islam. Por todo eso, y por el liderazgo que representa, además, en la confrontación sunnita contra el mundo chiita, no es en absoluto posible que esgriman condenas. El precio sería demasiado elevado, y por ende, inaceptable. Más aún cuando la acusación a MBS se da alrededor de un acto que a ojos de muchos de esos liderazgos, no es ni tan monstruoso ni tan excepcional.


Si se observa el estado de los derechos humanos y de la libertad de expresión en esas naciones, es evidente que el récord es lamentable. Tan sólo en Egipto, el presidente Abdel Fatah el Sisi ha perseguido y desaparecido a cientos o tal vez miles de opositores políticos, al mismo tiempo que ha impedido que activistas y defensores de los derechos humanos salgan del país. Con esos antecedentes, muy parecidos a los que se registran en otros países árabes hermanos, no hay manera de que estén dispuestos a asumir una postura crítica con lo ocurrido en el consulado saudita en Turquía, sin arriesgarse a ponerse en la mira para ser juzgados, ellos también, por actos muy parecidos, pero que por una combinación de elementos no han sido internacionalmente divulgados y conocidos.

Arabia Saudita, como cualquier otra gran potencia política o económica, cuenta pues, con grandes ventajas para evitar o resistir sanciones que se planteen a fin de castigar sus abusos y crueldades. Lamentablemente, en nuestro mundo, movido por juegos de poderes e intereses, esas potencias pueden violar derechos humanos a placer, sin pagar por ello. Y, ay de aquellos que desde una posición de relativa debilidad se atrevan a censurar. La ira vengativa hará de las suyas como ocurrió cuando Canadá se atrevió a criticar a la monarquía saudita por su comportamiento misógino y por condenar a muerte a una joven mujer cuyo pecado fue participar en protestas públicas contra el gobierno. MBS retiró a su representación diplomática en Canadá y rompió acuerdos e intercambios comerciales establecidos. La defensa de los derechos humanos a nivel global enfrenta así el desafío de encontrar formas de castigar a los gobiernos “bullies” que matan, torturan y abusan sin límite alguno, amparados en su poder económico y/o político.

Acerca de Esther Shabot Askenazi

Licenciada en Sociología egresada de la UNAM (1980), con estudios de maestría en Sociología en la UNAM y con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana. (1982-1985) Fue docente en la ENEP Acatlán, UNAM durante 10 años (1984-1994). Actualmente es profesora en diversas instituciones educativas privadas, judías y no judías.De 1983 a 1986 fue colaboradora semanal del periódico "El Nacional" tratando asuntos del Oriente Medio.Desde 1986 hasta la fecha es editorialista semanal en el periódico Excélsior donde trata asuntos internacionales.Es comentarista sobre asuntos del Medio Oriente en medios de comunicación electrónica.Publicaciones:"Los orígenes del sindicalismo ferrocarrilero". Ediciones El Caballito S.A., México, 1982.En coautoría con Golde Cukier, "Panorama del Medio Oriente Contemporáneo". Editorial Nugali, México, 1988.Formó parte del equipo de investigación y redacción del libro documental "Imágenes de un encuentro. La presencia judía en México en la primera mitad del siglo XX" publicado por la UNAM, Tribuna Israelita y Multibanco Mercantil, México, 1992.Coautora de "Humanismo y cultura judía". Editado por UNAM y Tribuna Israelita. José Gordon, coordinador. México, 1999.Coordinadora editorial de El rostro de la verdad. Testimonios de sobrevivientes del Holocausto en México. Ed. Memoria y Tolerancia, México, 2002.Redactora de la entrada sobre "Antisemitismo en México" en Antisemitism: A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution". Ed. ABC CLIO, Chicago University, 2005."Presencia judía en Iberoamérica", en El judaísmo en Iberoamérica. Edición de Reyes Mate y Ricardo Forster. EIR 06 Enciclopedia Iberoamericana de Religiones. Editorial Trotta. , Madrid, 2007.Artículos diversos en revistas de circulación nacional e internacional.

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