Christopher Hitchens, 1949-2011

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Es fácil esperar mucho de una persona admirada y decepcionarse en el momento de conocerle. La expectativa de conocer a Hitchens en persona para mí fue indudablemente enorme; sin embargo, Hitchens fue una persona que cumplió mis expectativas cabalmente. Hitchens resultó ser de carácter nervioso. Desde el momento que llegó a la ciudad de México no dejó de moverse ni de hacer preguntas. Una vez en Puebla para el Festival, su nerviosismo solo aumentó. Al prepararse para el debate que estaba por entablar, me hacía alguna pregunta y dejaba de escuchar mi respuesta; se levantaba, se sentaba, pedía un whisky y lo bebía de un trago; se levantaba otra vez y se volvía a sentar: pedía otro whisky. Además de los whiskies, consumía rebanada tras rebanada de pizza. Entre toda esta actividad, la plática de Hitchens era tan aguda como su tinta; hacía preguntas punzantes que iban al grano, siempre enfocadas en el tema del momento: el debate inminente. No daba un respiro de más; me contestaba con suma ansiedad siempre, pero con la confianza de que su razonamiento era consistente. Para alguien como yo, que desde hace mucho había seguido sus publicaciones y su trayectoria en la luz pública, fue un verdadero placer conectar con él, y ver su intelecto en acción. Una vez en escena, fue triunfador.

Posteriormente me escribió porque quería dejar nuestro Consejo Consultivo de la Ciudad de las Ideas; tuvimos una correspondencia en la que yo le intentaba explicar por qué era importantísimo que no lo hiciera, y él me escribía con más preguntas. Cada correspondencia suya postulaba nuevas e intrigantes preguntas –sobre la tolerancia, el conocimiento, el respeto, las relaciones sociales, y más. Su intelecto tanteando siempre los temas y hallando las más minúsculas fallas lógicas, cuestionando todo dogma y preconcepción. Finalmente, tras muchos correos electrónicos, accedió a permanecer en nuestro consejo.


Toda la controversia que perpetuamente parecía envolver a Hitchens no impidió que este feroz y perspicaz crítico–en posesión de, en las palabras del novelista (y amigo íntimo de Hitchens) las palabras de Ian McEwan, “una mente como un Rolls Royce”, Hitchens, o “Hitch”, como a amigos cercanos les gustaba llamarlo, no tuvo nunca la más mínima vergüenza en expresar sus opiniones. Un hombre de apetitos feroces–por no decir excesivos–los insultos no eran el único vicio a que se entregaba. Él comía, fumaba y bebía a lo largo de los días en grandes cantidades. Por suerte para todos nosotros, sus amigos, fans y seguidores, también escribía sin parar en temas siempre variados, como periodista, como historiador, como crítico literario, y como ser humano: este última categoría sobre todo cuando escribió sobre cómo el cáncer destruyó tanto su vida y su cuerpo. Su odio ardiente por el concepto de un “Dios” omnipresente (¡digno oponente para Hitch!) inspiró su tomo más popular, “God is not Great”; pero nunca dejó de escribir sus artículos mensuales para las revistas Vanity Fair, The Atlantic Monthly, The Nation (la cual dejó cuando comenzaron a discrepar ideológicamente sobre la guerra de Irak, guerra que él, para la sorpresa de muchos, defendía), y la revista en línea Slate. Sus últimos artículos fueron escritos semanas antes de su muerte y publicados poco más tarde …impactantemente, durante los últimos estragos del cáncer de esófago que acabó por tomar su vida hace unos meses, nunca dejó de escribir, ni siquiera hasta el final—publicó una crítica sobre Charles Dickens a 200 años de su nacimiento para Vanity Fair—y sorprendentemente, su mente permaneció tan lúcida y punzante al final como siempre lo había sido.

“Hitch-22” es el tomo de las memorias de Christopher Hitchens, las cuales terminó de escribir durante los últimos meses de su vida. Pronto lo tendremos en nuestra librería de Ciudad de las Ideas, junto con el resto de sus publicaciones.

“Vive todo lo que puedas, es un error no hacerlo”.
—Los Embajadores, de Henry James (Cita que Hitchens eligió para introducir su nuevo libro de ensayos,
“Arguably”.)

Será extrañado.

Acerca de Andrés Roemer

Bienvenidos a este espacio donde pretendo compartir con ustedes: Interrogantes, críticas, dudas, inquisiciones, propuestas, miedos, esperanzas, ideas. En suma: Letras. Letras grandes y pequeñas. Pensadas y espontáneas. Letras desdibujadas, otras reiteradas, ciertas ya publicadas con antelación y probablemente una que otra inédita. Al final de cuentas, letras para ser desdobladas por aquel lector amable y generoso que sea provocado por las mismas.Agradezco a Silvia Cherem e Isaac Ajzen por invitarme a ser parte de Foro Judío.Acerca de Andrés RoemerEl doctor Andrés Roemer es autor de más de 18 libros de diversos temas, como: felicidad, arte, sexualidad, amor, agua, futbol, derecho, economía, crimen y psicología evolutiva, entre otros. Ha sido merecedor de varios premios incluyendo el Don K. Price Award por distinción académica en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard y las becas Fulbright, Harvard, Ford, ITAM, SEP y Conacyt; recientemente la Fundación de Microsoft, ha establecido el "Premio Andrés Roemer para el Desarrollo de Derecho y Economía por Distinción en el Servicio a la Comunidad Académica". Ha creado más de 1,000 programas de televisión; actualmente, es el fundador y presidente del Think Tank "Poder Cívico A.C."; asimismo, es el curador del festival internacional La Ciudad de las Ideas.

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