1. Sé un águila y no un pato. Los patos solamente se quejan todo el día. Las águilas, por el contrario, vuelan en silencio elevándose por encima de las situaciones.
2. Sé mariposa y no mosca. Las moscas revolotean y se posan en la basura, el estiércol y lo maloliente. Seamos mariposas, que se posan en flores de hermosos colores y olores exquisitos. Sólo veamos y fijémonos en lo positivo de cada persona y en lo dulce de su interior.
3. Sé botella y no vaso. La función del vaso es recibir. La de la botella es dar. Intentemos siempre ser de los que dan.
4. Tengamos dos ojos. Vemos lo mismo con cada uno; cuando lloran, ambos lo hacen. Sin embargo, ¡no se conocen entre sí! Sólo se pueden ver si hay un espejo que los refleje. Ser Yehudí también es así: aunque no nos conozcamos y no nos veamos, aprendamos a compartir y sentir al otro.
5. Si tienes conciencia de que Dios te ve como persona individual y está al pendiente de ti, la mejor manera de retribuirle e imitarle es prestar atención a cada persona que se halla a tu alrededor
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