Resultó novedoso y muy entretenido escuchar el 13 de noviembre ppdo. en el Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí (CIDICSEF), la conferencia de la Dra. Eleonora-Noga Alberti, una experta musicóloga en la tradición oral y cofundadora del CIDICSEF. Ella se basó de forma novedosa en la figura de un caleidoscopio cuyos tres espejos serían: la tradición del Norte de África, la del Cercano Oriente y la judeo-sefaradí de Alepo, ésta con su liturgia en hebreo y arameo con los que formó las infinitas figuras que el juego y este rico legado permiten.
Pocas veces se pueden escuchar grabaciones documentales en una charla de estas características con un tono informal y directo. Ante el numeroso público que asistió a la misma, nos contó que entrevistó en Argentina, Chile y Asunción del Paraguay a 33 personas que cantaron en judeoespañol. Provenientes de Marruecos, Orán, Bulgaria, Rumania, Rodas, Esmirna, Constantinopla, Estambul, Ámsterdam y a 22 para la liturgia en hebreo y en ladino, inmigrantes o sus descendientes judeo-sirios de Alepo, de Ámsterdam, Salónica y Marruecos. Así formó su archivo documental, el mayor conocido sobre este legado en el Extremo Sur de América, con 536 documentos sonoros. Grabó en las casas de los informantes, para crear un clima distendido, aunque en muchos casos eso sumó a las grabaciones ruidos y sonidos del ambiente.
Es importante destacar que su investigación lleva más de medio siglo desde que comenzó siendo estudiante en 1968. Sus primeras búsquedas fueron sobre el Romancero y luego sumó cantos de cuna, de boda y coplas. Entre 1974 y 1977 estudió la liturgia solemne del mes de Tishrei, Pessah y el calendario religioso judío en su totalidad. Entabló con las personas entrevistadas relaciones perdurables prolongadas en hijos y nietos de estos.
Como dato interesante se ocupó de aclarar algunas palabras incluidas en el título de la conferencia. Supimos que, «legado» es “la transmisión de nuestro patrimonio interior, la herencia de valores fundamentales, creencias y experiencias de vida con la intención de inspirar a las futuras generaciones”.
Insistió en un concepto novedoso según el cual, los cantos de la tradición judeoespañola pueden considerarse centenarios, mientras que en la liturgia se conservan textos provenientes de la época de oro de la poesía sagrada hebraico-española de los siglos XI al XV e inclusive algunos como el Cantar de los Cantares del rey Salomón y los Salmos del Rey David que son milenarios. Al mismo tiempo fueron interesantes los testimonios recientes de algunos casos en los que las melodías podrían ser hasta actuales.
No faltaron las sorpresas como la de presentar los ejemplos grabados a modo de ágape o banquete celebratorio. Se escucharon el romance de Diego León en versión del Norte de África y el de la Adúltera en la de Constantinopla; tres cantos de cuna, uno de Melilla, otro de Esmirna y uno de la tradición de Alepo en árabe. Para las canciones acumulativas, un canto de boda de Esmirna, un fragmento del Cantar de los Cantares en ladino y las primeras estrofas del Shir HaShirim en hebreo, de Alepo y la muy oportuna Bendición de la Mesa en ladino por un hazán de Holanda. Entre los fragmentos litúrgicos: el comienzo de la lectura de la Hagadah en ladino, de un Seder de Salónica. Hacia el final, un canto lírico de Bulgaria y canciones de un Séder de una familia alepina en el que los jóvenes, en un claro ejemplo de «sefardización», entonaron canciones en judeoespañol. Recordamos las voces de Meri, Victoria, Alicia, Esther, Moisés, Denise, Arnoldo, la familia Esquenazi, Beruria y la de los más jóvenes de la familia Beraja, Elisa entre ellos, todos inmigrantes llegados a América del Sur y a algunos de sus descendientes nacidos aquí.
El estilo coloquial, ajeno a cualquier pretensión erudita, lleno de conceptos, definiciones y explicación de cada uno de los ejemplos escuchados, hizo de esta conferencia algo muy agradable y emotiva. Dado que los ejemplos son muy extensos, sólo presentó el inicio de cada uno. Cuando no estaban en judeoespañol, leyó la traducción al castellano. En el caso de la canción de cuna en árabe, la traducción facilitada por el informante, para el Cantar de los Cantares en hebreo, la del Sidur, y para el Hallel, la de su Hagadah.
El broche de oro de la noche fue que, al acabar la conferencia accedió, a pesar de su resfrío, a cantar el Hallel según la tradición de Alepo. Gracias a que parte del público pertenecía a esa tradición, la «ayudó» en su canto. Se produjo entonces con los asistentes una espontánea y muy emotiva «explosión coral» -como dijera un testigo de la misma- con la que concluyó la noche en una manifestación colectiva de canto tradicional.
La investigadora y cantante fue presentada por el Dr. Mario Eduardo Cohen, presidente del CIDICSEF
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