Valle de las Palmas, Tijuana.
La semana pasada visité Tijuana. Baja California tiene un clima y un paisaje muy similar a los de Israel, pero más allá de las similitudes naturales, me llamó la atención un proyecto muy ambicioso, que es el primer modelo de ciudad sustentable en México, en Valle de las Palmas, Tijuana. Este proyecto, que es el resultado del esfuerzo conjunto de los sectores público y privado, prevé una infraestructura sólida y bien planeada en todas las esferas de la vida —empezando por la infraestructura primaria (agua, drenaje, electrificación), pasando por transporte, educación (primaria, secundaria, superior), servicios sociales, zonas industriales y agrícolas, y terminando por la sostenibilidad ambiental—.
En Israel, el concepto de ciudades planificadas de modo integral, llamadas Ciudades de Desarrollo, nació al iniciar los años 50 del siglo pasado, como resultado del acelerado crecimiento de la población, generado por la inmigración masiva. A ello se sumó la necesidad de distribuir la población a lo largo y ancho del país y promover una economía rural y urbana estrechamente relacionada entre sí. Treinta Ciudades de Desarrollo fueron construidas en la primera década del Estado, cerca de zonas agrícolas o desarrollando zonas industriales conforme a las materias primarias de la zona.
Las Ciudades de Desarrollo fueron construidas de manera gradual y progresiva disfrutando así de la experiencia acumulada en cada etapa. Al principio, los planes fueron inspirados por el modelo europeo de “Garden City”, es decir, edificios separados por áreas verdes, con una densidad relativamente baja de habitantes y con grandes áreas públicas. Este estilo se demostró poco eficiente y, en consecuencia, en los subsecuentes modelos de dichas ciudades, los barrios fueron más densos, con más servicios públicos y sociales y con más calles peatonales. Los planes de desarrollo de las ciudades construidas en la tercera oleada ya tienen previstos también los elementos climáticos y ambientales.
Una de las características más sobresaliente de dichas ciudades era el perfil de sus habitantes, cuyo origen era la inmigración proveniente de varios países. Dado que la inmigración a Israel llegaba de diferentes países en años distintos, el perfil demográfico de las ciudades varió conforme a los países de origen y resultó ser muy diferente del perfil demográfico de las primeras olas de inmigrantes, compuestas mayoritariamente por jóvenes pioneros.
Con el paso del tiempo dichas ciudades se consolidaron y se convirtieron en zonas urbanas sustentables en donde vive cerca de 16 por ciento de la población israelí. Uno de los indicadores del éxito de esta forma particular de vivienda es el incremento continuo de los precios de los inmuebles en dichas ciudades, aunque los mismos siguen siendo accesibles para las clases medias.
Una de las lecciones que han surgido de la experiencia israelí en materia de ciudades sustentables es la importancia de crear un centro económico próspero e independiente. Este concepto inspiró a los emprendedores de la última ciudad planificada de modo integral hasta el día de hoy, que es Modi’in. Esta ciudad nació en los años 1990 con la finalidad de crear un centro urbano para la población de clase media–alta, ubicado entre las dos metrópolis principales, Jerusalén y Tel Aviv. Unos veinte años tras su fundación, Modi’in sirve como una alternativa atractiva para aquellos que buscan mejorar su calidad de vida sin sacrificar el entorno urbano. Ciertamente una planeación urbana equilibrada que responde a las necesidades y expectativas diferenciales de la población permite ofrecer espacios urbanos que proveen mejores condiciones de vida y de convivencia social a sus habitantes.
* Artículo publicado en la columna “Ideas mediterráneas” en Excelsior el 31 de mayo, 2012. Rodica Radian-Gordon es Embajadora del Estado de Israel en México.
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