-I-
Julia circulaba feliz por la Rambla con la música de su CD a todo volumen rumbo al centro de la ciudad. Por ello no reparó en esa enorme moto, con un inspector de tránsito, a bordo de la misma, hasta que lo tuvo adosado a la ventanilla de su vehículo, mirándola fijamente; haciéndole señas para que detuviese la marcha.
– ¿Usted no vio que yo le estaba haciendo luces y tocándole bocina hace varios minutos?- el hombre habló.
– Disculpe, pero yo no acostumbro prestar atención a caballeros haciéndome señas desde otros vehículos.
– ¡Pero yo soy un Inspector de Tránsito!
– ¡Y yo qué sabía!
– ¡¿Y no se dio cuenta por el “tipo de moto”?!
– ¿Y usted se piensa que yo entiendo algo de motos? ¡Ni siquiera sé de qué marca es el auto qué estoy conduciendo!
– ¿Usted sabe “a cuánto” venía?- el inspector preguntó a Julia.
– ¿Perdón?- Julia ganaba tiempo.
– A qué velocidad circulaba, le pregunté si sabía- el inspector resoplaba.
– Ni idea- fue la respuesta de Julia.
– ¡Venía a 120 kilómetros por hora!- el hombre aulló.
– ¿Tanto? ¡No le puedo creer!- Julia, actriz nata por naturaleza, se mostró sorprendida.
– Así es. Voy a tener que multarla- el funcionario fue lapidario.
– Le digo algo. Si usted me multa: ¡me arruina la vida!
Vea señor: la mayoría de los maridos se quieren deshacer de las esposas… y justo el mío ¡No!
Este auto me lo regaló la semana pasada. Me advirtió que si andaba rápido ¡me lo sacaba! Que era peligroso, podría tener un accidente y me quería demasiado para “perderme “. ¿Se da cuenta? Usted me multa por exceso de velocidad- él se entera- porque es quien tendrá que pagar la multa – ¡Y me priva del auto al instante!
¿No podría hacer una excepción por esta vez? De ahora en más, prometo no sacarle los ojos- ni por un segundo- a esa flechita que informa a cuánto camina el auto. Le doy mi palabra.
-Bueno… Por esta vez, la perdono. Pero evite sobrepasar la velocidad permitida.
– Muchísimas gracias agente. Y ya que estamos ¿Me podría decir cuál es la velocidad máxima autorizada? ¿Y de paso, mostrarme la flechita esa que tengo que mirar, para que no me detenga usted otra vez? Es que hay tantas en el panel… ¡que confunden! ¿Vio?
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