¡México, tu día tropical arde
como las llamas en un ramaje seco!
Y cuando cae la noche
y la ciudad se enciende con fuegos festivos
como amapolas recién florecidas
en un campo primaveral,
se arrastra sarnoso, abandonado,
como un chico sin madre,
sin saber dónde apoyar su cabeza.
Entonces tu miseria se arrebuja de frío
en medio de avenidas de luminosos palacios,
de tantos magnates extranjeros,
y en medio de prostíbulos, cabarés, catedrales.
Pero en alguna parte, en oscuras casuchas,
retumban tambores y repican platillos,
una marimba deja oír su triste melodía
de largas esclavitudes y barrotes carcelarios,
de angustia de generaciones y de bravos soldados
que pagaron con sangre la mentira
y el engaño de los opresores españoles
que construyeron tantas cúpulas,
que colgaron tantas campanas,
que con sordos sonidos medievales
quisieron adormecer
la voluptuosidad guerrera de los errantes indígenas,
los conquistadores quisieron nublarla
mediante dulces palabras y alegría canalla.
¡Oh, por eso arde tu ira, México,
como ramaje seco!
1934
Iankev Glantz, poeta Yiddish mexicano nacido en Ucrania en 1902, llegado a México en 1925 y fallecido en 1982. Padre de la escritora Margo Glanz, era dueño de un café literario en el que se reunía la intelectualidad de esa ciudad, incluídos los grandes muralistas mexicanos. Estos tres poemas son del libro Trit in di berg –Pasos en las montañas– aparecido en México en 1939.
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