Comunidad Sefaradí en Venezuela

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En Venezuela siempre existió una importante comunidad sefardí cuyos primeros representantes llegaron a Coro por invitación del Libertador. Estos primeros inmigrantes judíos tuvieron el valor de venir a esa Venezuela de los cien años de guerra civil. Tuvieron el coraje de quedarse y entregarse a la Nación de la que rápidamente formaron parte como parientes, amigos e impulsores de una nueva realidad social: un siglo XX caracterizado por una sociedad que progresaba en paz.

Contra este telón de fondo llega en 1925 don Adolfo Bergher, uno de los cinco primeros judíos ashkenazitas en pisar Venezuela. El señor Bergher no hablaba castellano, carecía de medios o conocidos y entre los primeros que le brindaron su afecto y confianza estaba una familia criolla de La Pastora apellidada Ramos. Poco tiempo después lo siguieron su esposa y su única hija. Esta nueva colonia judía siguió creciendo y sefardíes y venezolanos se fueron acercando entre sí, repitiendo el viejo ciclo nacional de amalgama lenta y constante de todos los valores que pueda infundir la sangre nueva. Como parte de ese proceso don Adolfo participó en la creación del club Macabi y con el pasar del tiempo vio casar a su sobrino Adolfo Gehlman con Dona Bencerraf, a su sobrina Rita Bergher con Carlos Bendahan y a su hija Ela Bergher con Pedro Bacalao Lara. Así ella se convirtió en “mí tía Ela” y en uno de los miembros más queridos de la familia Bacalao.

Cuando en junio de 1939 aparecieron en el horizonte los barcos Königstein y Caribia con su carga de refugiados, mayormente alemanes que huían del terror nazi, fue posible que Venezuela resultara la excepción a la regla de indiferencia criminal que los acosó de puerto en puerto. Adolfo Bergher forma parte de la comisión que desesperadamente trata de obtener permiso para el desembarco de los refugiados. El gobierno del general López Contreras ponía como condición que existiera dónde alojarlos fuera de Caracas y que el lugar contara con un mínimo de condiciones. Me cuenta tía Ela que su padre no conocía a nadie que pudiera ayudarlos y que paso dos días rezando, ayunando y buscando apoyos al igual que sus compañeros de comisión. El día 19 de junio llegó y se cumplía el plazo fatal en que ambos barcos debían zarpar. Mi madre, Isabel Römer, cuenta cómo junto a sus padres y el doctor Enrique Tejera vio salir al Caribia desde la terraza de su casa en Puerto Cabello. Todos comentaban la trágica situación cuando vieron regresar el barco. Había sucedido un milagro. Ese día 19 llegó un telegrama de Maracaibo a manos de Adolfo Bergher: don Celestino Aza Sánchez, natural de Maracaibo, ponía a disposición de los refugiados su hacienda de Mampote ubicada cerca de Guatire. El gobierno y los venezolanos pusieron lo demás.


Muchos años después, en 1997, el doctor Gonzalo Benaím Pinto hablaba con otros venezolanos de su país Venezuela y sentenció que esta le había enseñado que era más fácil amar que odiar. Creo que es difícil que alguien pueda decir más y obligado impedir que nada ni nadie lo convierta en menos.

Isabel Bacalao Römer

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1 comentario en «Comunidad Sefaradí en Venezuela»
  1. Hermosa historia, el dr. Carlos Bendahan y Rita B. De Bendahan fueron mis suegros por 20 años aprox. Son las personas más espectaculares y hermosas que conocí. Sus nietos son carlos luca Bendahan scilla y deborah rita bendahan scilla.
    Bendita sea sus memorias❤ también conocí a Ela y su esposo.

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