“Con Israel y por la paz” es el típico slogan que difunden muchos judíos cada vez que Israel se encuentra bajo ataque y reacciona ejerciendo su legítimo derecho a la autodefensa.
Intento reconocer buenas intenciones en algunas personas detrás del uso constante de esas palabras. Más allá de eso, sugiero ponerse a pensar en el mensaje que manifiestan.
“Por la paz”… ¿Con quién? ¿Con Hamas? En este momento, Hamas es nuestro agresor. ¿Con ellos queremos paz? Hamas es un grupo terrorista que quiere borrar a Israel del mapa y asesinar a los judíos. Rechaza explícitamente una paz duradera, sincera y seria con Israel, y no deja de intentar eliminar a sus ciudadanos.
¿Piden por la paz con Hamas? Si es así, están sumamente equivocados, puesto que Hamas de entrada ya rechazó su pedido. Si es un pedido por la paz con el pueblo palestino en general, deberían rechazar a Hamas y anhelar su desaparición puesto que somete a la población de Gaza bajo un régimen de terror. Si es un pedido por la paz en Medio Oriente en general, es una falta de reconocimiento de la situación en la cual está Israel y una ignorancia acerca de la naturaleza del enemigo islamista.
Hay que dejar de utilizar estos slogans trillados y empleados en más de una ocasión como palabras vacías de contenido, y sentar de manera firme nuestra posición: “Con Israel y por el triunfo”.
Con el enemigo no puede haber paz (sobre todo porque ellos mismos no quieren), con la nada y la no-existencia no se hace la paz, y no se arriesga la propia vida y seguridad por buscar una mentirosa paz.
Lo que debe hacer Israel es eliminar a Hamas, liquidar a sus terroristas, destruir sus instalaciones, y asestarles un golpe definitivo a esos asesinos después del cual no vuelvan a levantarse.
Si decimos “Con Israel y por la paz” estamos expresando que apoyamos a Israel, pero que nos mostramos a favor de una opción imposible o suicida, que termina jugando en contra de los intereses que alegamos defender. Si decimos “Con Israel y por el triunfo”, dejamos en claro que apoyamos verdaderamente a Israel y a sus intereses, que queremos que gane su batalla, derrote a sus enemigos declarados y asegure su existencia y la seguridad de los ciudadanos.
La paz no puede imponerse como una consigna irresponsable y desubicada a cualquier costo; tiene que ser la consecuencia y el objetivo de un acuerdo voluntario en el cual las partes intervinientes se respeten mutuamente, y esto no pasa cuando una parte (Hamas) quiere exterminar a la otra (Israel). Hamas no es una parte posible en un eventual acuerdo de paz.
Aportar desde nuestro lugar para que Israel resulte triunfador, en vez de expresar deseos de transigencia con el enemigo, es lo que realmente constituye un apoyo a la causa.
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