Argentina fue punto geográfico central, cuando nos asombramos con una citación de conformar un frente de “argentinos de origen judío”, que no se ven representados en las actuales instituciones centrales de la colectividad, AMIA y DAIA.
En principio comentaba Bernardo Sorj desde Río, que judío no debe definirse por su origen, sino que somos una identidad que puede ser secular, religiosa, cultural, ETC. pero no de origen étnico , como los ultra ortodoxos y otros grupos ortodoxos pretenden imponerse al respecto, aunque tenemos un pasado histórico, siempre la mixtura estuvo presente de diversas formas. No nos debemos definir por un origen sanguíneo o étnico.
En un mundo lleno de matrimonios mixtos, de culturas y sincretismos culturales y religiosos, porqué segregar a aquellos que no tienen madre u otro origen étnico judío. Seguramente, se les pasó a sus organizadores, que se caracterizan por no ser de grupos teístas.
A la vez no debe asustar la formación de interpretaciones diversas en el judaísmo, desde nuestro antiquísimo Templo en Jerusalén, ya contábamos con más de una decena de sectas o sectores dentro de Judea; entre otras cosas había doce tribus que conformaban el pueblo de Israel, y dos reinos : el de Judea y el de Samaria. También encontramos tres sectas entre otras, como ser fariseos, los saduceos y los esenios, con importantísimas diferencia entre ellos y sin duda sustanciales.
Pero sin duda los israelitas de aquél pasado (como cultura e identidad humana) tenían expresiones y formas diferentes de interpretar su identidad, desde lo religioso, político cultural y nacional, etc.
Nada nos asusta que un grupo de ciudadanos de “identidad judía en Argentina” sientan que no son representados. El judaísmo siempre fue plural, aunque hubo períodos donde la ideología dominante opacó esa diversidad.
Sin duda la riqueza necesaria para la continuidad de nuestra identidad, radica en esa puja de ideas y permanentes cambios, los cambios nos permiten adaptarnos a la realidad y devenir del mundo, sin llegar a ser una utópica isla.. Nada tenemos de igual al período del Templo, ni a la época medieval, ni a las reformas religiosas diversas (jasídicas) o al secularismo ( el iluminismo) o el sionismo (Israel es un ejemplo), la mayoría del judaísmo nada tiene que ver con lo que era un siglo atrás en cada época histórica; esa fue nuestra supervivencia o continuidad.
No quiero entrar a ver la democracia en la DAIA, con elecciones no directas de carácter de segundonivel y si reconozco a la Mutual AMIA, tiene elecciones directas y democráticas.
Existe a la vez una federación de “izquierda que se llama ICUF, entre otras formaciones.
El intento de ser la voz monopolizadora y única de la COLE es sin duda una estreches, pero dialécticamente y políticamente quizás sea necesario que haya una institucionalidad representativa para la sociedad Argentina. Naturalmente esta contradicción es la realidad entre blancos y oscuros.
Paralelamente esto se da en un momento que lamentablemente los hechos ocurridos en la Embajada de Israel y la AMIA, nunca aclarados y agravados por un nuevo acto quizás de terror, con el fiscal Nisman, tomo carriles políticos, casi partidarios o ideológicos que hacen dividir las posturas dentro de la propia colectividad.
En parte es la indosincracia porteña y también el sectarismo ideológico –partidario, que no deja ver en la nubosidad de las investigaciones frustradas, un camino en la propia colectividad que sea claro.
Los colores “K” y anti “K” nublan más aún el terrible suceso de los hechos.
Sin duda la pluralidad es bienvenida en cualquier colectividad, nadie es dueño absoluto de interpretar y modificar el judaísmo, pero llama la atención si esta situación no es reflejo del entorno político argentino.
En esta interrogante nos cabe decir que todos queremos “VERDAD Y JUSTICIA”
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