Creando puentes entre Israel y los Estados Unidos: una experiencia educativa.

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Director de StandWithUs Latinoamérica nos cuenta su experiencia participando en un tour por varios estados de los Estados Unidos compartiendo su historia como latino, israelí y reservista de las Fuerza de Defensa de Israel

Jacksonville, la ciudad más grande en superficie del país también fue la primera parada que Mark y yo hicimos en nuestro recorrido por la región del South East de los Estados Unidos. Durante dos semanas recorrimos Florida, Georgia, North Carolina y Tennessee, para compartir nuestra historia como israelíes, inmigrantes y soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel.

Durante los últimos cinco años, StandWithUs, la organización de educación pro israelí más grande del mundo, ha organizado este tour, que busca crear puentes entre la sociedad norteamericana y la israelí.


Nuestro primer evento estuvo dedicado a jóvenes de la comunidad judía que desean profundizar su relación con Israel. Al día siguiente nos esperaba un reto completamente diferente. Una escuela pública en una zona popular de Jacksonville nos abría sus puertas para compartir nuestra historia con los jóvenes que forman parte del JROTC, un curso de liderazgo coordinado por el Ejército de los Estados Unidos. Llegamos al salón de clases e hicimos la primera pregunta: cuando digo la palabra Israel, ¿qué es lo primero que piensan? Pocas manos se alzan, algunos han escuchado cosas horribles de Israel en las noticias. La mayoría, no sabe de qué estoy hablando. Entonces creamos el primer puente. ¿Han oído hablar de la Tierra Santa? Muchas más manos, varios alzan las pequeñas copias de la Biblia que tienen como llaveros. Nuestro trabajo educativo ha empezado con éxito.

Por medio de comparaciones y analogías empezamos a traer este tema tan lejano, Israel, a la pequeña escuela en Jacksonville. El próximo puente que creamos nos paraliza a todos, nos pone la piel de gallina. Mark cuenta cómo se vio afectada su niñez en Israel durante la segunda intifada. De repente, hace la pregunta: ¿Alguno de ustedes ha experimentado o conoce a alguien que haya sido víctima de la violencia? Lamentablemente, más de la mitad del salón levanta su mano. En la ciudad más grande de los Estados Unidos, estos niños tienen que lidiar con una situación que Israel ha enfrentado desde antes de su creación: la violencia. Los niños ahora entienden el desafío de Israel. Las distintas formas en las que hemos sobrellevado la violencia por años en Israel ahora inspiran a estos jóvenes en Jacksonville.

Luego de un recorrido por universidades, colegios y organizaciones comunitarias llega la hora de viajar a Atlanta, Georgia. En esta ciudad encontraríamos de frente la representación del odio y la intolerancia.

Luego de dos días de eventos en varias universidades, llegamos a la Universidad de Georgia. Nos recibe un artículo del periódico local “Sionists supports Apartheid”. Las advertencias de nuestros hosts se hacen frecuentes: grupos anti-israelíes tratarán de sabotear nuestra conferencia. Llegamos al salón, más o menos 90 personas están presentes. En la última fila hay un grupo de 15 personas con camisas alusivas a palestina. Nos sobran las ganas de acercarnos a conversar con ellos antes de la charla; sin embargo, decidimos esperar. Los locales nos han advertido que, por lo general, los manifestantes sabotean las charlas en cuanto inician. Decidimos, estratégicamente, que yo, representante de la minoría hispana, miembro de la unidad humanitaria de las Fuerzas de Defensa de Israel, que viví muchas experiencias de coexistencia entre israelíes y palestinos, es quien debe iniciar la charla.

“Mi nombre es Ilan, soy venezolano, mi padre es cristiano y esta es la historia de cómo Israel salvó la vida de un niño palestino de cuatro años”. Comienzo a hablar y no puedo evitar el temor. Estoy a la espera de los gritos y el saboteo. Sin darme cuenta, terminé de compartir mi historia. El salón está en silencio. Los manifestantes permanecen en sus asientos. En mí nace la esperanza, quizás tendremos la oportunidad de tener un debate productivo, escuchar diferentes posiciones y tratar de conseguir un espacio neutral en el que podamos entendernos. Al fin y al cabo, esa es la única forma en la que tendremos paz algún día, a través de la educación.

Mark empieza a compartir su historia. Dos minutos han pasado cuando alguien se para. Empieza la protesta. “Si se van, van a haber expresado una posición, pero si se quedan, pueden hacer la diferencia”, les dice Mark. Los manifestantes han impreso fotos de personas que murieron en la última operación militar en Gaza. Empiezan a tirarlas al piso. Mark y yo las recogemos. “¡Respeten a las víctimas! Si respetaran la vida humana no despreciarían de esa manera la imagen de las víctimas”, les digo. El salón queda en silencio por unos segundos. Los manifestantes ya no tiran las fotos al piso, ahora las colocan en las mesas. Los invitamos a quedarse y formar parte del diálogo pero, lamentablemente, deciden irse. No pudimos conocer las opiniones de los manifestantes anti-israelíes, no pudimos entender su propuesta para la solución del conflicto. Cerrar las puertas del diálogo solo nos demuestra que un posible acuerdo no es parte de la agenda de estos grupos.

Días antes habíamos tenido una conversación con un joven de ascendencia jordana que, según nos contó, había decidido abrir su mente y escuchar otras versiones de la historia. Con él pudimos conversar sobre la realidad actual e histórica de Israel. Se sorprendió cuando le contamos el origen del nombre Palestina, cuando le contamos de los árabes israelíes o de cómo existe una cooperación diaria con la sociedad civil palestina.

Estas dos semanas de recorrido por el South East americano estuvieron llenas de experiencias y retos. Nos permitieron entender un poco mejor la situación de las relaciones entre Israel y la sociedad estadounidense y nos mostraron claramente que todavía hay mucho por hacer. Como israelíes, este tipo de experiencias nos permiten compartir con el mundo nuestra gran pasión, Israel, y nos brinda la oportunidad para combatir las mentiras que se ven, se escuchan y se leen en los medios de comunicación.

Seguiré compartiendo mi historia, creando más y más puentes entre Israel y el mundo y creyendo, al igual que el objetivo de StandWithUs, que la educación es la única vía para alcanzar la paz.

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