La avalancha de información que se ha generado entorno a la crisis financiera global, confunde en cuanto a las causas, los efectos y las medidas que se han tomado para atenuarla. Lo que es innegable es que está teniendo elevados costos que dañan de manera significativa al patrimonio de las instituciones financieras, de las empresas, de los ahorradores y de las familias en general. En el contexto de la crisis, diferentes grupos sociales vislumbran el fin del capitalismo y condenan al proceso de globalización en marcha.
En contraposición a los augurios negativos para el capitalismo, el Presidente de Francia, Nicolas Sarkosi (NS) ha señalado que “la crisis actual no es la crisis del capitalismo, es la de un sistema que se ha alejado de los valores fundamentales del capitalismo, que ha trascendido el espíritu del capitalismo”.
En este marco se considera que la crisis financiera ha sido resultado de la combinación de múltiples factores, entre los que destacan la avaricia e irresponsabilidad de los ejecutivos de grandes instituciones financieras y reguladores que se hicieron de la vista gorda ante inversiones y modelos empresariales notablemente arriesgados; por lo demás, se considera que las regulaciones existentes no han sido capaces de gestionar adecuadamente los riesgos vinculados a la realidad actual de los mercados; “los ejecutivos de AIG, Bear Stearns, Leman Brothers, Fannie Mac y Freddie Mac, entre otros, ignoraron o fueron incapaces de ver el grado de riesgo que sus empresas corrían durante la cruzada que los movía a obtener mejores resultados y mayores salarios”. NS enfatiza “que no se puede generar un buen salario y no asumir responsabilidades”.
En este ámbito, el Secretario del Tesoro de EUA ha reconocido que la falta de disciplina en el mercado y las fallas en la regulación provocaron la crisis: “no estamos orgullosos de todos los errores cometidos por muchas personas y entidades; fracasó nuestro sistema regulador y la disciplina de los mercados, eso fue lo que paso aquí”. Lo cierto es que la generación de una economía de casino, derivó de las mentiras de las instituciones financieras y de la complicidad de las firmas calificadoras, lo que finalmente desembocó en una crisis de confianza que ha desestabilizado a la economía mundial. NS ha señalado que decir la verdad sobre la crisis es el primer paso para restablecer la confianza; de aquí que hay que reconocer que es equivocado resaltar la omnipotencia del mercado, éste se ha equivocado porque en la práctica no existe competencia perfecta; “por ello es justificable que el Estado tenga que intervenir para establecer reglas que eviten la competencia desleal y retirarse cuando su intervención no es necesaria”. “Los bancos especularon en los mercados financiando al especulador y no al emprendedor; el mercado regulado funciona cuando está al servicio del desarrollo y de la sociedad”.
La crisis estalló en el sector inmobiliario de EUA después del auge que éste tuvo desde 1992 hasta mediados del 2006, cuando los bancos aprovecharon la constante subida en los precios de los bienes inmuebles para otorgar créditos al sector subprime (hipotecas subprime en contraposición a las hipotecas prime de poco riesgo de impago) y multiplicar las utilidades, inundando el mercado de bonos y otros sofisticados instrumentos que utilizan los bienes inmuebles como colateral.
Así, con tasas de interés bajas los bancos dieron créditos con mayor riesgo (créditos ninja: no income, no job, no assetes, de los acreditados) cobrando intereses más altos para incrementar sus ganancias por volumen. Paralelamente relajaron los criterios de crédito, e incluso otorgaron créditos con valor superior al de las casas, pensando que con el boom inmobiliario los inmuebles valdrían más que el préstamo.
Los bancos otorgaron préstamos en exceso y empezaron a tener poca liquidez; para superar esta situación acudieron a préstamos de bancos extranjeros quienes les otorgaron recursos sin conocer el destino y/o riesgo de los fondos. Los bancos en los que se originaron los créditos “empaquetaron” los créditos prime y los subprime. Durante varios años los deudores pudieron cubrir sus pasivos e incluso recibieron créditos adicionales para la adquisición de automóviles, bienes duraderos y para vacaciones, principalmente.
El auge de los créditos hipotecarios empezó a debilitarse a principios del 2007 cuando las presiones inflacionarias cobraron fuerza y los bancos centrales subieron sus tasas de referencia; los deudores hipotecarios ya no pudieron pagar sus adeudos con el agravante de que los precios de las viviendas se desplomaron. En numerosos casos el valor de las hipotecas superó al de los inmuebles; el resultado fue pérdidas millonarias y/o quiebra de instituciones.
El director gerente del Fondo Monetario Internacional ha expresado que los mercados financieros y las instituciones tienen que vivir una especie de corrección de los excesos anteriores; “los mercados financieros y las instituciones crecieron mucho más rápido que la economía en su conjunto”. Asimismo ha afirmado que la actual crisis financiera en EUA pudo haberse evitado si la regulación en ese país hubiera evolucionado al mismo ritmo de los mercados. A su vez NS se pregunta ¿Cómo admitir que tantos operadores financieros salgan ganando, cuando durante años se han enriquecido conduciendo a todo el sistema a la situación actual? De aquí que proponga que se les sancione; la impunidad es inmoral y al mismo tiempo habrá que imponer a los bancos el financiamiento al desarrollo y no a la especulación.
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