“Todo me llegó demasiado rápido”, es una frase que muchos futbolistas enuncian y otros piensan para sí mismos. La vorágine, el apuro por irse, la necesidad generacional de “TENER TODO YA” son condimentos que se incorporan al genuino sueño de todos: jugar en Europa.
“A los jugadores cada vez lo disfrutamos menos”, señaló recientemente José Pekerman. Que los argentinos somos conocidos en el mundo por la exportación de carnes y achuras, de bellas modelos top, de dulce de leche y sobre todo, de futbolistas, no es ninguna novedad. El problema es que cada vez se van más jóvenes, menos “preparados” y vacían al espectador argentino de la alegría que representa disfrutarlos, en una realidad cada vez más crítica en el plano socio-económico.
“Todo me llegó demasiado rápido”, es una frase que muchos futbolistas enuncian y otros piensan para sí mismos. La vorágine, el apuro por irse, la necesidad generacional de “TENER TODO YA” ( a diferencia de nuestros padres y abuelos”) son condimentos que se incorporan al genuino sueño de todos: jugar en Europa.
Ahora bien: ¿Es fácil adaptarse a otro país, a otra cultura, a otras costumbres?, ¿Está un chico preparado a los 19 años para vivir solo y en otro país?, ¿Qué pasa con la familia, la novia y los amigos?, ¿El barrio?, ¿La almohada?, ¿El idioma?, ¿ Y la inserción en un nuevo equipo de desconocidos? En una palabra: ¿Están listos para el desarraigo?
“Esto llega a límites insospechados”, dice José y razón no le falta. Pasemos lista: Arca juega en el fútbol inglés, Medina se va al mismo club apenas finaliza el Mundial, Saviola está con un pié en España, Domínguez está con un pié en Italia, Coloccini tal vez deba volver al Milan (su club), Romagnoli tiene futuro europeo, Burdisso por ahí anda, D`Alessandro ya estuvo en Inglaterra, y podríamos seguir…
Por todo esto, se entiende lo difícil que fue trabajar en la conformación de esta Sub-20 y por eso José pide que en adelante, la Sub- 20 no exista más. Cuando Argentina fue campeón en Malasia, sólo 3 jugadores estaban jugando en Primera División. Ahora pasa exactamente lo contrario, solamente un jugador de este grupo aún no debutó en Primera.
Si bien la emigración es “VOLUNTARIA” y no por razones políticas y/o religiosas, es todo un tema. Modificar la constelación afectiva de la persona, puede tener como efecto que el futbolista no rinda a la altura de lo que se espera de él (presión), que no se adapte rápidamente o simplemente tantos dólares juntos, “desintegren” o “fagociten” su motivación intrínseca.
Estar predispuesto al cambio y preparado mentalmente (y afectivamente) es casi una necesidad de los tiempos modernos, para no frustrarse en el futuro.
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