Una pareja que no ha podido concebir hijos hace todo su esfuerzo y entrega cuerpo y alma para lograr tener familia; incluso puede ser capaz de viajar miles de kilómetros para lograrlo. Pero muchas veces se olvida de los consejos que nos dan los Jajamim que son mucho más fáciles, más baratos, más sencillos y más seguros.
Contó Rab Baruj Mordejay Ezrahi, Rosh Yeshibá de Ateret Israel, que había un Rab importante en Israel a quien le llegó un hombre llorando porque no había podido tener hijos desde mucho tiempo atrás y no encontraba la solución. Fue con el Rab para que le diera algún consejo o Berajá para poder concebir.
En ese momento el Rab le dijo: “Tu sabes que yo también tengo una hija que no ha podido tener hijos desde hace mucho tiempo. Está escrito en la Guemará que la persona que reza y pide por su compañero, ese mismo es contestado. Vamos hacer lo siguiente: Tú pide para que mi hija pueda tener hijos y yo pido por ti para que puedas tener hijos”.
Este hombre, alegre por el consejo, inmediatamente fue a hacer Tefilá por esa mujer que era la hija del Rab, y éste comenzó a rezar por el hombre. No pasó más de un año y las dos familias tuvieron un hijo.
Esa historia la escuchó Rab Baruj Mordejay Ezrahi y la guardó en su corazón. Pasaron dos años y llegó a su casa un joven de la Yeshibá que no había podido tener hijos en mucho tiempo. En ese momento recordó la historia de dos años atrás y dijo que en la zona donde vivían había una pareja que no tenía hijos, así que hicieron un acuerdo para que uno pidiera por el otro que la mujer embarazara. Pasó menos de un año y las dos parejas pudieron traer un hijo al mundo.
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