Antes del Holocausto, según algunas fuentes estadísticas más o menos confiables, la población judía mundial ascendía a unos 17 millones de personas; cifra cuya comparación con datos posteriores, corrobora la gran tragedia numérica que sufrió el judaísmo.
Otra disminución en la segunda mitad del pasado siglo, ocurrido -afortunadamente por otros motivos- en los países de la ex Unión Soviética, desde donde emigraron a Israel alrededor de un millón de correligionarios. Hoy en Rusia sólo hay 228.000 y 80 mil en Ucrania, estimándose en toda la región del desmembrado régimen un total de unos 450.000.
En América Latina el descenso también ha sido significativo, ya que se estima un total de 393 mil judíos, de los cuales 185.000 se encuentran en Argentina, 97.000 en Brasil y 40.000 en México. En un pasado no muy lejano, tan sólo en Argentina se estimaba una población de 500.000 y en México alrededor de 50 mil. Dentro de la misma región, encontraríamos a el Uruguay y Chile disputándose el cuarto lugar en importancia, seguidos por Venezuela; los tres países con poblaciones de entre 22 mil a 15 mil judíos. El resto de los países continentales como Bolivia, Panamá, Ecuador, Paraguay, Perú y Colombia, las cifras irían de 500 a 5 mil personas, y en zonas de Centroamérica o Caribe, como Guatemala, Costa Rica, Cuba, Puerto Rico etc….los nomios irían por país en una escala de 300 a 3 mil judíos.
Reducciones de población por causas políticas o de seguridad, se han dado en los casos de Venezuela recientemente y Colombia en años atrás, migraciones que por lo general se han dirigido a los E.U. en ciudades como Miami. Otra causa como la económica, también se han dado, mayormente en el caso de Argentina, condiciones que al parecer están cambiando para bien en los últimos años.
En otras regiones como en los países del África del Norte, hoy día sólo se contabilizan menos de 5.000 judíos (Egipto 100; Etiopía 100; Túnez 1,100 y Marruecos 3,000) en comparación a 83.000 del año 1970. La población judía, principalmente la de Marruecos, ha emigrado en su mayoría a Israel. En Argelia y Túnez la emigración se ha dirigido a Francia. En Egipto donde había un número considerable, hoy sólo se habla de decenas porque la población tuvo que ausentarse por la persecución desatada por el conflicto de Medio Oriente.
En los países de Asia, donde en 1970 vivían más de 100 mil judíos, hoy sólo viven unos 20.000; la mayoría de los cuales están en Irán, 300 judíos en el Yemen, 20 en Siria y uno solo en Afganistán. La mayoría de los judíos de Irán e Irak emigraron a Israel, donde han pasado a ser parte importante de la población, integrándose positivamente y han alcanzado importantes cargos en la vida pública.
El caso de Europa, resulta que en los últimos años ha aumentado la población judía, sobre todo en Francia (491,500) y Alemania (118,000). En Francia llegaron en su mayoría de Argelia y Túnez y en Alemania provienen mayormente de la ex Rusia Soviética, provocando un renacer inesperado de la vida judía en ese país.
También en Australia y Nueva Zelanda han aumentado los judíos y actualmente se registran 111 mil en comparación con los 70.000 de 1970. Esta emigración provino especialmente de Sudáfrica, por la inestabilidad política producida a consecuencia de las luchas raciales.
La mayor población judía en la diáspora sigue siendo la de Estados Unidos, la que se estima en 5.275.000, pues se ha beneficiado con la llegada de judíos, al menos en 200.000, provenientes de la Unión Soviética, de América Latina, Sudáfrica e Irán.
Canadá acusó una leve disminución inicial por cuanto en 1991 se podía contar 369.565, y en el año 2001, 348.605; cifra que en 2006, volvió a aumentar llegando a los 373,500.
En contraste con el significativo descenso en el número de judíos de la diáspora, la población judía en Israel se ha duplicado desde 1970 y en la actualidad alcanza a 5.400.000, llegando al 40.6% respecto a la población judía mundial.
Mucho se ha discutido sobre las causales del bajo crecimiento del pueblo judío en el mundo. Algunos afirman que la principal es la asimilación, con tasas que van desde el 50%, hasta el 75%. Otros lo atribuyen al proceso de aliá (migración); sin embargo al parecer el factor determinante a sido la baja natalidad que se tiene en la diáspora, pues mientras que en Israel la tasa de crecimiento por familia es de 2.57, en la mayoría del resto de los países occidentales se encuentra en 1.5, llegando a ser todavía menor en regiones con otro tipo de regímenes o cultura.
Para concluir, cabría preguntarnos:
¿Cuál o cuáles serían los nuevos remedios o cambios a efectuar?
…sobre todo para aliviar la disminución que afecta al judaísmo diaspórico en general, y en particular al de México. Y si éstos deben ser generales o especiales, en cada caso (regional o sectorial).
Nuestro peor enemigo eslaasimilacion desde finales de la segunda guerra mas de veinte millones de judios se han perdido irremisiblemente por esta terrible enfermedad.Volvamos a nuestra Sagrada Tora y se acabara el problema