¡Cuidado con los seguros de Gastos Médicos! III y última parte

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Con la presente entrega, pasaré de lleno a las sugerencias que nos han llegado sobre las posibles soluciones de la problemática que se ha analizado en esta serie de artículos, sobre todo cuando se presentan casos de asegurados de edad avanzada, que por causas naturales de edad y trabajo, no pueden hacer frente a las primas – de por sí caras- que año con año van en aumento.

Uno de los médicos que acudió a mi llamado sobre posibles soluciones, nos dice:

En los últimos años, el pago anual de las pólizas por G. Mayores por las compañías aseguradoras, se ha incrementado desproporcionadamente y sin ningún control de: Procuraduría del Consumidor o Secretaría de Salud.


En el año 2000 se inició la compra de hospitales y/o sanatorios privados con método apalancado por empresas o capitales en toda la República (Hospitales Ángeles, etc.). Los propietarios de éstos, rentan oficinas a los médicos, formando dos vertientes: 1.- Grupo de médicos de “red” y 2.- Médicos a sueldo o a comisión.

Los propietarios de la red de hospitales hacen la venta de hospitalización y atención médica subvencionada a bancos, empresas y a las aseguradoras, de atención por su grupo de médicos, que incluyen exámenes de laboratorio, imagenología, cirugía, rehabilitación, etc.

Los propietarios y aseguradoras ponen sus precios, sus grupos y condiciones según les sea de utilidad, ejemplo: pago por evento a “tabulador”, precio por consulta o tratamiento quirúrgico. De este método la ganancia queda físicamente entre aseguradora y hospital y la responsabilidad médico legal, a los médicos que aceptan los bajos pagos. Esta competencia entre los médicos, destruye la clásica relación de confianza y fe entre médico y paciente.

Esto ha generado desorden y confusión entre lo que se paga y lo que recibe o espera recibir (alta calidad profesional, confianza y buen trato en los servicios que paga). Por su parte las aseguradoras en letra pequeña, limitan gastos a tope en pacientes que requieren tratamientos caros o prolongados.

Todo esto da por resultado varias anomalías y tensiones entre pacientes, médicos, servicios hospitalarios y aseguradoras.

Propuestas:

1.- Conciliar la buena práctica médica, con más uso de la clínica en interrogatorio y buena historia clínica con resultados satisfactorios para todos y menos diagnósticos por computadora que resultan oficiosos, robóticos caros para la aseguradora que como negocio si gasta más, cobra más, pero la tajada del león es para el hospital.

2.- Evitar el que los propietarios de cadenas de hospitales “vean” y traten a las personas o pacientes, como clientes productivos.

3.- Los médicos de aseguradoras y/o redes de hospitales, se encuentran perplejos, agotados, frustrados, con bajos ingresos económicos por su trabajo, enfrentados en una competencia insana, con sus mismos compañeros de profesión, limitados en oportunidades para su educación médica continua….

4.- Las aseguradoras deben desarrollar métodos y procedimientos predictivos con servicios de filtro o detección temprana para enfermedades, mediante valoraciones cada 3 a 6 meses….

5.- Invitación a los asegurdos para desalentar el consumo de tabaco, drogas, infecciones de transmisión sexual, vacunas para adulto, prevención de accidentes mediante pláticas y/o panfletos. Orientación para la información desorientadora a los “navegantes”, adictos al ciberespacio.

6.- Entre los involucrados, trataremos de poner las ideas en orden,

7.- Colofón.- Evitar intermediarios y el ideal sería que se organizara el Seguro Médico Internacional, en una sola mega empresa probablemente de origen inglés, por tener mayor experiencia con seguros y asegurados.

Desde el punto de vista de las compañías aseguradoras, nos comentan:

Estamos de acuerdo que la realidad es que, a medida que las personas se van haciendo mayores, ven cómo las primas de los seguros van subiendo significativamente, pero efectivamente las primas están calculadas para cubrir un riesgo, y a medida que se cumplen años, ese riesgo no sólo es mayor en lo relativo a la probabilidad de que se materialice sino en el costo de esa materialización.

Esta realidad hace que el problema tenga difícil solución, ya que si una compañía toma la decisión de reducir las primas para las edades más altas, debe (para cubrir el riesgo) subir las primas de las edades más bajas, lo que generaría el efecto perverso de resultar atractiva para nuevos clientes, en edades en las que el riesgo no está cubierto por la prima, y no competitiva en el caso de clientes más jóvenes, ya que otras compañías ofrecerían primas más contenidas. A medio plazo esto llevaría a que no se vendieran pólizas a clientes de menor edad y sólo se vendieran a clientes de mayor edad, por lo que nunca se cubriría el riesgo y la compañía vería comprometida su viabilidad al carecer de ingresos que garanticen poder afrontar los costos médicos de sus clientes

En resumen y expuestos los diversos puntos de vistas e intereses de: asegurados, médicos y compañías de seguros, la problemática continúa amenazando la equidad o equilibrio lógico y humano. Seguimos pensamos que desde el punto de vista individual y familiar, estos desequilibrios, resultan en muchos casos, como verdaderas bombas económicas por explotar, que en el caso de las comunidades judías, también tienen repercusión, pues la ayuda a sus correligionarios de edad avanzada, cada día es más difícil y no habrá dinero que alcance, sobre todo con los nubarrones que se ven a corta distancia, debido a los problemas financieros a nivel mundial que se han desatado.

En toda una década en que viví en México, recuerdo algunos proyectos de construcción de hospitales, clínicas y sanatorios a cargo de los sectores comunitarios existentes; algo así como los patronatos de muchos hospitales judíos que existen en los E.U. y que por lo menos se han construido en las principales ciudades donde habitan judíos.

Lamentablemente esos loables proyectos se dejaron por diversas razones, incluidas las envidias entre médicos judíos.

Si bien existe en la actualidad una clínica con muy pocas camas administrada por la OSE, y el Eishel en la ciudad de Cuernavaca, que atiende a las personas de la tercera edad, las dos resultan insuficientes y costosas, pues fueron planeadas en base a la buena voluntad de las personas con muchos recursos económicos, o por aportaciones -en cada caso- de algún sector comunitario.

Tal ves si se tuvieran de nuevo iniciativas como las de entonces, pero planeadas de otra forma, como las citadas en los E.U., acompañadas de una fórmula adecuada, que incluya la participación de varias compañías de seguros y la prestación de servicios, no solo a miembros de la comunidad judía, la problemática que se vive podría tener solución y hasta resultaría un buen negocio, como les ha resultado a inversionistas que se arriesgaron -incluso después de las iniciativas frustradas por visionarios de la comunidad de aquel entonces- y que ahora, disfrutan de ser propietarios de las principales redes hospitalarias de México que siguen creciendo.

Dicen que nunca es tarde para iniciar una loable obra de tan largos, humanos y útiles alcances. Todo dependerá de la capacidad e iniciativa de una comunidad judía, que no solo tenga en mente la prestación de servicios dignos y necesarios a sus asociados, sino la voluntad de unirse, para tener la suficiente fuerza y creatividad para hacerlo.

La comunidad judía mexicana, ha demostrado su magnífico desempeño y desarrollo en la construcción de escuelas, templos, panteones y magníficos lugares de recreo, deportes y actividades sociales, pero nunca se ha distinguido (como grupo) en el campo de la salud, no obstante tener todo un envidiable cartel de buenos facultativos en la materia, grandes y creativos inversionistas, además de constructores de enormes desarrollos habitacionales y centros comerciales.

Por lo que se ve tenemos todo, faltarían únicamente las ganas y convicción de un grupo de personas para hacerlo.

Mientras algo sucede…
¡Mucho cuidado con sus pólizas de seguros de Gastos Mayores!

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