Cuando pensamos sobre la idea de una botica siempre viene a nuestra memoria la más próxima a nuestra casa, esa a la que recurrían nuestros abuelos y abuelas cuando teníamos alguna molestia y a la que ahora se llama con tanta naturalidad farmacia. Pero cómo ha evolucionado la tradicional botica de antaño, donde nos vendían desde ungüentos hasta jarabe para la tos, además de una buena dosis de terapia para el alma a través de la mejor farmacopea.
Pues bueno, lo que talvez muchos no saben, es que este tipo de medicina fue practicada y empleada por el pueblo hebreo alrededor del año 1.500 A. C. y sus principales fuentes eran la Biblia y el Talmud, en un pueblo monoteísta donde apareció la primera figura del médico y sacerdote reconocida en todo Israel, la cual posteriormente se separó configurándose por una parte el médico como un ayudante de Di-s, pero independiente del sacerdote.
Y donde se combatía a las enfermedades que se pensaba en aquella época, eran enviadas por la cólera de Di-s como un castigo a un pecador, presentando el enfermo no solo un estado de impureza física, sino también espiritual y donde los ritos de purificación tenían gran importancia, ya que de Di-s provenía la curación a través del médico.
Por otra parte, en el siglo XIII A. C. fue Moisés quien promulgó las primeras normas de higiene practicadas por el pueblo hebreo, desde aquella época y hasta nuestros días, aislando a los enfermos contagiosos y desinfectando sus ropas junto con sus objetos domésticos, para evitar la propagación de enfermedades infectocontagiosas. Además de la obligatoriedad de limpiar las deyecciones y tratar los males a través del consumo de una lista de alimentos puros que estaban permitidos comer y otra de alimentos impuros, los cuales estaban prohibidos. Por ello en la actualidad la moderna farmacia le debe mucho a las enseñanzas de Moisés.
Y aunque en la mayoría de estas ya no se brinda un servicio tan personalizado y es casi un milagro encontrarse en pleno siglo XXI con la figura de una Boticaria acogedora y calmante como esos ungüentos de antaño, recibiéndote con amabilidad y confianza casi familiar; es que se agradece que en un lugar llamado Bagaces en la provincia de Guanacaste al norte de Costa Rica, dos entrañables Mujeres, Alba y Lucy, todavía le den ese toque especial a la labor de buscar la cura a las dolencias de los habitantes de ese pequeño Cantón, donde la farmacopea aún mantiene alma de botica y un ungüento para cada corazón…
¡Feliz Décimo Segundo Aniversario a la Farmacia Zavaqui!
(Especial para el Diario Judío.com de México)
06 06 2016.
Artículos Relacionados: