Estimados lectores de este tan querido Diario Judío, primeramente les quiero mandar mis mejores deseos, que tengan un feliz Pesaj o unas felices Pascuas. Y creo que en este proceso del recuerdo de aquella lucha y travesía de Moisés de un imperio de sometimiento a uno de autodeterminación, podríamos hacer una evaluación de cómo vamos en ese ejercicio y cómo ha impactado en nuestras democracias, que en la opinión de un servidor van en retroceso, tanto en América Latina, Estados Unidos, Europa, Israel y Palestina; además de la mayoría de naciones alrededor del mundo.
Las necesidades económicas, medio ambientales y sociales del 2019 nos empujan a darnos cuenta que necesitamos nuevos actores en la política (ya mejor ni le digo representación, porque es mucho pedir), y en verdad, que sean nuevos políticos, porque la política en una democracia no debe de emanar del sistema, sino del pueblo que elige. En fin, la situación no ha mejorado, ni mejorará en el corto plazo. Es decir, en algunos casos cuando la “izquierda” no le llenó los bolsillos a los ciudadanos, pero si los llenó de inflación y corrupción, es el momento para que se muevan a la derecha; y si de plano los de la derecha defendieron mucho al país con demagogia “nacionalista”, violencia excesiva y con escándalos de corrupción, el pueblo se mueve a la “izquierda”; y así seguiremos viendo el mismo efecto al menos en las elecciones que le quedan al 2019. También en la última década, vimos una supuesta nueva y fresca forma de hacer política con los que les encantó tener de eslogan “voten por mí que no soy político, soy ciudadano”, y estúpidamente nos comimos ese pastrami de engaño. Unos ya eran políticos, solamente se quitaron la corbata, vistieron de jeans y se remangaron las camisas en campaña; otros, ridículamente pensamos que eran novedad por venir de otros gremios, como los comediantes o ídolos de la mercadotecnia en la sociedad o en los medios, impactando como Jimmy Morales en Guatemala desde el 2016 y llegando hasta el 2019 con Vladímir Zelenski, reciente ganador de las presidenciales en Ucrania, fenómeno que tampoco debieron de haberlo tomado como la gran novedad, al recordar al éxito del actor Ronald Reagan, en Estados Unidos.
En lo que respecta a “los mismos de siempre”, parece ser que a la generación millenial , ya votante mínimo en dos comicios para escoger a su jefe de Estado en su vida, no le ha importado cambiar el status quo. Es decir, se han tenido destellos de mayor democracia a nivel local, pero a nivel nacional se han tenido que conformar con lo que hay, o mejor dicho, con lo que los sistemas electorales ponen a la carte del partidismo o de los que tienen el recurso. Por ejemplo, hace unas semanas “Bibi” Netanyahu, ya de plano le dieron el mote de “King Bibi” que para muchos es muy aplaudible que gracias a las elecciones 2019 se haya convertido en el Primer Ministro de Israel con más años en el cargo, junto a negociaciones de paz muertas, con presunta implicación en escándalos de corrupción y una imagen que le resta a Israel el poder tener dar acceso a nuevos actores (sean del Likud o de cualquier otra agrupación política), y así la tan llamada “la mejor democracia de Medio Oriente” se va alejando de tal apreciación. Sus vecinos en Palestina andan igual o peor, su democracia sin consolidarse es el mayor obstáculo para el tan anhelado sueño de ser un Estado para todos. Es decir, denota el choque de fuerzas entre Al Fatah y Hamas por el control de Cisjordania y la Franja de Gaza, que en este último territorio Hamas prefiere acercarse a Egipto para las negociaciones de tregua con Israel, exhibiendo el mínimo interés de estar coordinado con Ramallah y la Autoridad Nacional Palestina. Un pequeño destello de esperanza en la política palestina es el remplazo de su primer ministro desde hace una semana, llevando al cargo a Mohammad Shtayyeh, como un agente negociador con Israel desde las conversaciones de Madrid en 1991. Sin embargo este papel negociador no concuerda con la vieja mentalidad de odio de Hamas y eso todos lo sabemos.
En otras naciones la tendencia es similar, Putin no se irá del poder y más aún con sus nuevas restricciones a los servidores de internet en Rusia para que los electores en los próximos comicios no sepan tanto de lo que le achaca el periodismo internacional; en Alemania continúa Merkel como canciller, en Francia sigue Le Pen avanzando con el Frente Nacional; en la Cámara de los Comunes en Reino Unido sigue sin haber acuerdo para el Brexit porque los partidos no sueltan sus raíces tan arraigadas de poder y no dan paso a ceder; en España, apenas arrancaba el año, y la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas compartía que el 45,3% de los españoles no sabía ni por quién votar en las presidenciales. En México no hay claridad, el gobierno de López Obrador con poco más de 100 días en el poder ha demostrado que mantendrá a la sociedad civil organizada y a sus agentes de cambio en el “low profile” de la política nacional y manteniendo en el status quo a personajes de la política mexicana que con todo respeto sobran de la oferta de innovadores y expertos en materias de tal relevancia, como lo son: la seguridad, la energía y el medio ambiente. Del vecino Trump – ¿qué podemos decir? – porque ni él, ni quienes ya están comenzando su pre campaña por el Partido Demócrata para hacerle frente han generado mayor cambio en el discurso.
Pero entonces – ¿por quién votar en la próxima? – Sinceramente ya no tenemos que hacernos esa pregunta, sino a quién podemos motivar para que nos represente – . Para muestra un botón, una estudiante de 16 años proveniente de Suecia llamada Greta Thunberg, quien ha movido masas en todo el mundo , desde lo que la percepción de los políticos viejos pudo haber sido una rutinaria demanda de chicos por un mejor medio ambiente en su escuela local hasta llegar a ser encabezado de la prensa internacional por un activismo que en menos de ocho meses ha movido a más de un millón cuatrocientas mil personas en los cinco continentes, con una exigencia clara, acompañada de la academia, siendo ya bienvenida al menos para ser escuchada en el Parlamento Europeo y hasta con S.S. Francisco. La Huelga por el Clima (o también conocida como #FridaysForFuture) continúa e invito a apoyarla. Así como Greta, seguramente habrá agentes de cambio en Israel, Palestina, Alemania, Francia, Guatemala, España, México y Reino Unido. Bien dice el Talmud: “El futuro del mundo pende del aliento de los niños que van a la escuela”, y sin duda, leyendo este libro (y seguramente en otros más) se dará cuenta de tantas frases que respaldarán a la juventud física, mental y autocrítica que merecemos en el mundo.
Por último, estimados lectores, quisiera apuntar que para dejar de creer en políticos viejos para nuevos retos y nuevas generaciones como si fuera literalmente que nuestro destino dependiera de ellos, reflexionemos sobre el concepto de autodeterminación que no es únicamente decidir cuál Estado nos representará, sino también en la capacidad de nosotros para decidir nuestro destino político, incluyendo el ejercicio interno del mismo, sujetándose a la participación en condiciones de igualdad en la adopción de decisiones. Cambiemos las pirámides ( y no hablo de las de Egipto) que ya vienen nuevos retos y nuevas generaciones.
Gracias por su atención y espero su respetuosa opinión en el espacio de Diario Judío o en la cuenta de twitter de un servidor: @PabloQZepeda
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