**“Yo sufría todas las noches cosa que ella sabía muy bien.
Pero me quería lo bastante para no consentir en ahorrarme esa pena, quería enseñarme a dominarla con el objeto de disminuir mi sensibilidad nerviosa y dar fuerza a mi voluntad”.
Ese pedazo de párrafo llamó inmediatamente mi atención tratando de leer entre líneas que se me quería decir.
“Pero me querían lo bastante para no consentir en ahorrarme esa pena”…
En esta historia se habla de mama y papa y un muchacho.
Un muchacho que en su niñez adora a su madre, la quiere, la necesita,
siempre cerca…
El tiempo empieza a pasar; la madre se da cuenta de la necesidad de su hijo para con ella…
Necesidad que ya se empieza a convertir en una carencia…
Carencia de seguridad, carencia de voluntad.
Ella piensa, esto ya es grave, y aunque me duela debo empezarlo a dejar solo, sufriendo en sus miedos, en sus inseguridades solo así se fortalecerá.
Existe una “pena” que al muchacho lo hace infeliz y lo hace infeliz porque a su edad no tiene la formación y los recursos de un adulto.
Por lo tanto se siente atrapado y sin salida.
La herida está abierta y duele… A veces mucho…
Al paso inaudible del tiempo –diría un poeta- se da la cicatrización lentamente.
Este muchacho a cambiado tiene otros puntos de vista que se ajustan a su realidad.
Ya tiene la capacidad de no sentir más esa absurda culpa que lo perseguía en el pasado.
Su voluntad es hoy una fuerza.
La vida le empieza a parecer bella; y sin duda esta mas fortalecido en su interior.
El ser humano nace y llora; esa necesidad de, es lo que lo fortalecerá y madurará a lo largo de su vida.
Únicamente así puede crecer el espíritu.
*De el libro:
En Busca del Tiempo Perdido. de Marcel Proust
Se habla de una sensibilidad nerviosa…
Que cuando se manifiesta en exceso o fuera de control rebasa al ser humano postrándolo, debilitándolo sin ánimo de seguir adelante.
En ese estado de ánimo la esperanza se fue y se instaló la depression.
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