Kim Jong Il era el dictador indiscutido y ‘experto en cine’; productor de Mar de Sangre(inspirada en la ópera fundacional del mismo nombre) y La Chica de las Flores , y autor de unTratado o Manual propagandístico de uso obligado en Corea del Norte, y supongo que opcional, en el mundo entero para quien quisiera consultar esa reliquia de su muy particular culto a la personalidad aún hoy día. Secuestró al director surcoreano Shin Sang Ok y a su ex pareja, la popular estrella del firmamento cinematográfico en Asia y Corea del Sur, Choi Eun Hee, trayéndolos por la fuerza a su imperio para producir películas en serie que exaltasen laIdea Juché promulgada por su padre Kim Il Sung, en todas sus facetas. Una escenario delirante, digno de varias películas o series, ahora que están de moda en el mundo entero.
El producto cinematográfico más recordado del director en esa época se llama Pulgasari. Unchurro inspirado en las kaiju-eiga o películas de monstruos y mutantes japoneses tipo Godzilla, con derivaciones contemporáneas del estilo de Titanes del Pacífico de Guillermo del Toro, aunque con valores de producción y de taquilla bastante más bajos; huellas en el inconsciente colectivo ante la memoria de las detonaciones en Hiroshima y Nagasaki, y la posibilidad de perecer en una hecatombe nuclear durante la Guerra Fría. Realidad confirmada en los hechos años después, con la detonación y resguardo de armas atómicas por parte de su heredero King Jong-Un, y el ingreso de ese país al selecto club de potencias atómicas.
Volviendo a Pulgasari. La película filmada en 1985 puede verse en YouTube. Es una distante señal, en tiempo y lugar, de que la relación entre el cine y la política es antigua y recurrente. Aún, o sobre todo, en lugares como Corea del Norte.
https://www.youtube.com/watch?v=eCKSR0JArUQ
Aquí con ustedes, Pulgasari, mezcla de folclor, fantasía y violencia avalado por el Querido Líderpadre del Gran Sucesor, Kim Jong-Un.
Las chifladuras del hijo del fundador de la República Popular Democrática de Corea no bastaron para que nuestro Partido del Trabajo enviara sus más sentidas condolencias, a la hora de su muerte, declarándolo incluso –puntada mexicanísima y certera- ‘altamente aclamado como el hombre del año en el mundo’ …
La crónica del cautiverio de actriz y director en Corea del Norte, y su participación a la fuerza en proyectos de cine bajo la supervisión de Kim Jong-Il es trasladable a la pantalla grande. El relato de sus peripecias, del que fueron autores, fue publicado en Corea del Sur en 1988 y no ha sido traducido todavía; empero, en medio del reciente conflicto que estalló cuando Sony pretendió distribuir La Entrevista, sátira retirada de distribución que ocasionó después elhackeo masivo de cuentas de correo de ejecutivos de la empresa (y que, por cierto, exhibió desesperados cabildeos y el pago de mordidas del gobierno peñista al estudio de marras, y que consiguieron suavizar, mediante el pago previo de varios millones de dólares, las aristas más ásperas del guión de Spectre, entrega más reciente de la saga 007 que se filmó parcialmente en México) apareció en inglés ‘Una Producción Kim Jong-Il’ de Paul Fischer, libro escrito por el profesor de Periodismo en la Universal Estatal de California en Fresno y afortunada coincidencia, pues su obra rescata el olvido otro capítulo de la inagotable historia del cine y sus distintos usos, que van más allá del simple entretenimiento.
Con contadas excepciones, disparates como éstos no devoran a sus creadores (tal vez y ocasionalmente, a conducatores aislados, pero son muy raras las excepciones); en la casi totalidad de los casos, las víctimas son las únicas que pagan las consecuencias.
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Quizás en otras difíciles encrucijadas, el Séptimo Arte se verá obligado a narrar la Restauración definitiva en países que vivieron primaveras democráticas demasiado efímeras, y que ahora responden al llamado de la tentación autoritaria. No por el momento. Polonia, por ejemplo, tierra de grandes cineastas, ocupa un lugar de privilegio junto a la Hungría –u Orbanistán, como han bautizado, ni tan de broma, algunos al país- del demagogo Viktor Orban, o la República Turca en manos del aprendiz de dictador y futuro sujeto de un biopic, Recep Tayyip Erdogan; autócratas estos últimos, cuyos apellidos -e historias e intenciones, aunque rivales- riman. Lista selecta a la que puede uno añadir, por supuesto, al aventajado candidato para obtener la candidatura republicana a la presidencia de los Estados Unidos en 2018, Donald Trump, el multimillonario proto Duce extremadamente popular en sectores hiperreligiosos y nacionalistas blancos, anglosajones y protestantes (o católicos) de hueso colorado. Los famososWASPs de leyenda.
Poco cinematográficas, en la cruda realidad, son las democracias iliberales: aquellas que catalogó Fareed Zakaria (comentarista de CNN) en un texto de la revista Foreign Affairs en el lejano 1997, y que son regímenes con elecciones y poderes constitucionalmente establecidos, pero que propenden al autoritarismo en el ejercicio del mismo, y siguen multiplicándose por doquier. Con numerosas luminarias en Europa: léase Viktor Orban (para quien, palabras más o menos,todos los terroristas son migrantes) en el papel central de paradigma emulable por algunos de sus vecinos. Léase, Polonia: asediada por problemas económicos e identitarios, y que se suma –con cierto entusiasmo- al elenco de naciones cuya población políticamente activa, o cuando menos un porcentaje considerable de votantes, que encumbran a sus verdugos con plataformas francamente excluyentes, allana el camino de la Recuperación Nacional en clave reaccionaria.
Jaroslaw Kaczynski fue ex primer ministro polaco, y hoy es amo y señor de la franquicia católica ultraconservadora denominada Ley y Justicia, PiS (Orban lo es de Fidesz, Unión Cívica Húngara, y Erdogan dueño del AKP, Partido de la Justicia y el Desarrollo). Hace diez años, Kaczynski hizo mancuerna con Lech, su gemelo que fungió como presidente hasta perder la vida con otras 95 personas, cuando la comitiva oficial que visitaría el bosque de Katyn -sitio donde la policía secreta soviética asesinó a cuando menos 22 mil oficiales e intelectuales polacos durante la Segunda Guerra Mundial- pereció en un trágico accidente de aviación en Smolensk, Rusia, el diez de abril de 2010; percance que -sostiene Jaroslaw, quien junto con Lech saltó a la fama desde niño como protagonista de una película infantil, Los Dos que Robaron la Luna, en 1962- fue urdido por Vladimir Putin y sus secuaces. Preside desde la oscuridad visible de su calidad deKingmaker en el partido (la tarea sucia corresponde a su Apparatchik incondicional y Primer Ministro, Beata Szydlo, escogida por Kaczynski para transformar a Polonia en posible autarquía, sin contrapesos que empañen sus dudosos ‘logros’).
https://www.youtube.com/watch?v=p0MS7uxUqfU
Minuto y medio con los dos Kaczynski: de la farándula al poder
Algunas perlas del asalto de Ley y Justicia a las instituciones polacas, tras el resultado electoral a su favor: captura del Poder Judicial, o su reducción hasta la irrelevancia. Leyes de Medios que devuelve el control de los mismos al Ejecutivo, controlado por Kaczynski y sus incondicionales, y las lindezas que se vayan acumulando.
(Lo bueno es que este tipo de medidas son inconcebibles en México, ¿verdad?)
En fin. Que va a ser una ardua tarea, sortear la Ola Yingoista que desempolva el discurso de guerra de razas y cruzadas religiosas, en el corazón mismo de Europa (con nefastos actores y actrices sin carreras en el cine estilo Kazcynski, pero de la talla de los xenófobos Marine Le Pen en Francia, el británico Nigel Farage, Geert Wilders en Holanda, el sueco Jimmie Åkesson, el nada democrático neozar Putin, y una creciente lista de personajes similares).
La sociedad dentro y fuera de esos países –junto con sus aliad@s, en redes- deberán hacer el mejor intento.
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