“El siglo XX argentino fue trágico”, dice Loris Zanatta, profesor de Historia de América Latina en la Universidad de Bolonia, Italia. Insiste en el tema: “Es una acumulación en el tiempo de destrucción institucional, de destrucción de una arena compartida de valores, de pertenencias y una lógica maniquea con una espiral autodestructiva.” En este contexto se desenvuelve la vida y obra de Manuel Sadosky.
En 1903, miles de judíos son masacrados en Besarabia, Rusia y Ucrania durante progroms incitados por la policía secreta del zar que busca contener el descontento de masas empobrecidas que se extiende por todo el imperio ruso. Las masacres también llegan a Yekaterinoslav, pequeño pueblo en Ucrania donde vive el matrimonio de Natalio Sadosky y María Steingart. En 1905 deciden emigrar junto a sus tres hijos a la República Argentina.
Manuel Sadosky nace en Buenos Aires el 13 de abril de 1914. Comienza sus estudios secundarios en 1927 en el colegio Mariano Acosta, del cual egresa como maestro en 1931. Rinde equivalencias para dar el examen de ingreso a la carrera de ingeniería en 1932 y comienza el cursado de la misma durante la presidencia del general ingeniero Agustín P. Justo. Pronto se da cuenta que la ingeniería no es lo suyo y cambia a una licenciatura en ciencias físico-matemáticas. En 1937 se recibe con honores y además se casa con otra estudiante de la misma carrera: Corina (Cora) Ratto.
Comienza a trabajar en el Observatorio Astronómico de La Plata en tareas relacionadas con las matemáticas aplicadas, en particular con métodos de resolución de ciertas ecuaciones que conforman la base de su tesis de doctorado. Defiende la tesis en 1940 y comienza su primera etapa académica (1939-1946) como ayudante de cátedra en el Departamento de Matemáticas en la Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas de la Universidad Nacional de La Plata.
En la Argentina, como en todos los países del mundo latino, se vivieron las grandes transformaciones de la modernidad iluminista. Pero el golpe de estado de 1943 cerró definitivamente la etapa liberal del país y creó las condiciones para un nuevo orden social, político y cultural sobre el cual el peronismo edificaría su ascenso. Manuel y Cora se habían afiliado al Partido Comunista, principalmente por el apoyo brindado por la Unión Soviética al gobierno de la Republica Española durante la cruenta guerra civil, pero cuando la pareja cuestiona severamente las actitudes del partido frente al naciente peronismo, las autoridades del PC ordenan su expulsión en agosto de 1946. A pesar de ello, Sadosky publica en 1949 en la revista Ciencia e Investigación una carta de apoyo al científico Trofim Lysenko donde defendía sus ideas de una “genética proletaria” a pesar de todas las evidencias en contrario. Años más tarde se arrepiente y lo atribuye a una férrea defensa ideológica de la revolución comunista.
Sadosky perteneció a una generación de intelectuales de espíritu renacentista. Así es que en 1946 junto a Gregorio Weinberg inician la publicación de una colección en la editorial Lautaro de autores tales como Spinoza, Voltaire, Kant, D’Alembert y muchos otros más. Años más tarde, crea el Departamento de Cultura en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires fundamentado en su convicción de que los ingenieros debían ampliar sus horizontes y acercarse a la música, la filosofía, las letras y la política.
Inevitablemente, su carrera académica estuvo signada por los vaivenes políticos de la Argentina: el gobierno peronista lo expulsa en 1952 por razones exclusivamente políticas. El golpe militar de 1955 le permite reintegrarse y comenzar una etapa muy productiva. En 1952 había publicado Cálculo Numérico y Gráfico, pero el libro del que estudiaron todos quienes cursaron ingeniería en los 60 y 70 fue el que escribió junto a su colega y amiga Rebeca Cherep de Gruber: Elementos de Cálculo Diferencial e Integral. Constaba de dos tomos: 1.- Cálculo Diferencial; 2.- Cálculo Integral. Recuerdo que era la “figurita difícil” en la biblioteca de la facultad donde estudié ingeniería y que solo lo prestaban por pocos días.
Se considera a Manuel Sadosky el padre de la computación universitaria en la Argentina. Tres motivos justifican la aseveración: 1.- la creación en 1961 del Instituto del Cálculo, organismo encargado de la formación de recursos humanos y la promoción del uso de computadoras para la resolución de problemas de interés nacional; 2.- la compra y puesta a punto de la primera computadora para aplicaciones científicas, académicas y de servicios a terceros incorporada a una universidad latinoamericana. El equipo seleccionado por Sadosky fue una computadora Ferrranti Mercury de origen británico apodada Clementina. El jefe de mantenimiento, Ing. Jonas Paiuk, unió sus conocimientos de software y musicales para desarrollar un programa que operaba sobre un parlante ubicado en la consola y así crear el primer tango cibernético en el país; 3.- la creación de la carrera de computador científico, primera carrera universitaria de computación en Sudamérica.
La brillante trayectoria académica y de gestión se ve interrumpida por el golpe militar del 28 de junio de 1966. El nefasto retrógrado Juan Carlos Onganía depone al presidente constitucional Arturo Illia y anula la autonomía universitaria. Pocos días después la policía irrumpe con suma violencia en varias facultades y agrede a numerosos académicos entre los que se encuentra Sadosky. Se la denominó “La noche de los bastones largos” y se tradujo en la renuncia masiva de un número significativo de docentes universitarios, particularmente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.
Muchos profesores universitarios emigran pero Sadosky decide quedarse en el país. Crea una empresa de consultoría denominada Asesores Científicos Técnicos S.A. para ofrecer asesorías informáticas a empresas públicas y privadas. Convence al empresario Manuel Madanes, dueño de la empresa FATE, para que oriente la producción de la empresa al área de calculadoras electrónicas y computadoras. Es el año 1968 y una empresa argentina logra fabricar calculadoras electrónicas de excelente nivel técnico, aunque no prospera el proyecto de la computadora Cifra 1000.
El final de la dictadura de Onganía es el comienzo de una espiral de violencia que culmina en la sangrienta dictadura del proceso militar de 1976. Para Sadosky, el triunfo de Cámpora en las elecciones de 1973 y el copamiento por parte de Montoneros y la “Gloriosa JP” de las universidades nacionales no implica su reincorporación a las tareas académicas. Por el contrario, la propuesta de nombrarlo decano de la Facultad de Ciencias Exactas choca contra la férrea oposición de los centros de estudiantes de la citada facultad. La muerte de Perón y el acceso al poder de Lopez Rega junto a su criminal banda de la AAA (Alianza Anticomunista Argentina) le indican a Manuel Sadosky y a Cora Ratto que ha llegado el momento de emigrar: parten hacia Caracas, Venezuela, a finales de 1974.
Manuel Sadosky trabaja en el Centro de Estudios de Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela entre 1974 y 1979. Comparte el exilio con numerosos argentinos, uno de los cuales le presenta en una oportunidad a Raúl Alfonsín, un ascendiente político radical que estaba recorriendo países de Latinoamérica. Es el comienzo de una profunda amistad. El matrimonio Sadosky parte para Barcelona en 1979 donde el científico colabora activamente en la creación del Museo de Ciencias. Permanece en la ciudad española (Cora Ratto había fallecido en 1981) hasta que las noticias del pronto retorno a la democracia tras la derrota del gobierno militar en las Islas Malvinas lo inducen a retornar en 1983 para colaborar con la campaña presidencial de Alfonsín.
Tras el triunfo, el presidente Alfonsín lo designa Secretario de Ciencia y Técnica de la nación, cargo que ocupa hasta la renuncia del radical en julio de 1989. Tiene a su cargo la difícil tarea de reconstruir el sistema universitario argentino, arrasado por la sangrienta dictadura militar. Consciente del atraso del país en temas de computación e informática, decide la creación del ESLAI, Escuela Superior Latinoamericana de Informática, un instituto de investigación y desarrollo de excelencia para latinoamericanos en la década del 80. Recuerdo haberme asombrado del nivel de las publicaciones producidas en el Instituto, equiparables a algunas generadas en universidades del primer mundo. Lamentablemente, el gobierno peronista de Carlos Menem le anula el presupuesto asignado y el ESLAI cierra en 1990. También apoya la creación del CABBIO, Centro Argentino Brasileño de Biotecnología, para implementar proyectos binacionales de investigación y desarrollo en el campo de la naciente industria biotecnológica. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) comienza a normalizarse y se recuperan las actividades académicas y científicas de las universidades argentinas hasta que la hiperinflación de 1989 derrumba al gobierno de Alfonsín. Sadosky abandona la Secretaría de Ciencia y Técnica y toda otra actividad de gestión oficial. Fallece en Buenos Aires el 18 de julio de 2005.
Destrucción institucional, lógica maniquea y espiral autodestructiva caracterizaron a la República Argentina en el Siglo XX. Entre las pérdidas, aún irreparables, está el atraso tecnológico que genera pérdidas millonarias. La expulsión y emigración de personas altamente calificadas como Manuel Sadosky fue una clara muestra de esa espiral autodestructiva que no ha permitido consolidar aún un sector competitivo en ciencia y tecnología.
Darío Weitz
Profesor Universitario
Rosario, Argentina
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