Derechos Humanos y la ONU

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El ser humano, como “zoon-politikon” – animal social – ha conseguido, a pesar de fracasos repetidos a lo largo de la Historia, que en el marco de la coexistencia con sus congéneres le sean consagrados espacios de paz y desarrollo individuales.

El apoderamiento y la destrucción de estos espacios lo ha obligado a construir mecanismos de defensa que, como todo, han tenido éxitos notables y dolorosos fracasos.


Entre los primeros se distinguen las leyes, que no son otra cosa que el marco que rige la conducta de los individuos en sociedad, extendiéndose a niveles internacionales para ser observadas entre los países por igual.

De las segundas, desafortunadamente, hemos sufrido en carne propia la violación salvaje, increíble hasta el absurdo, como en el caso de la Bestia.

Como corolario a esta pugna surgió el concepto de los Derechos Humanos. Los principios, como leyes, son hermosos. Solamente con cumplirlos y respetarlos la convivencia las convierte en hadas madrinas del comportamiento pero, como todo, se llegan a prostituir, y nos damos cuenta que esos derechos son demandados por muchos que violaron los de otros.

Derechos Humanos se ha convertido en una especie de bandera noble y limpia que al ser enarbolada representa los mejores ideales de la Humanidad. Editoriales, reportajes y artículos diversos nos anuncian los logros de las instituciones responsables de la observancia de las reglas de respeto al individuo, tanto a nivel nacional como internacional.

México cuenta con una comisión en cada Estado y una que abarca la República entera.

América Latina tiene su propio organismo en el ramo, la Comisión Interamericana, y el mundo entero también, en la forma del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas.

Con todos estos organismos funcionando, se podría pensar que, efectivamente, el ámbito de las relaciones entre los individuos y los Estados se encuentra perfectamente enmarcado y por ende, respetado.

Para formar parte de todos ellos se seleccionan personajes de gran estatura moral, intachables, de sólida reputación.

Establecido todo lo anterior, el escribidor se pregunta: ¿Cómo es posible que el Consejo referido de la O.N.U. esté formado por violadores notorios de los derechos humanos?

Zimbabwe, Siria e Irán son, entre otros, miembros del Consejo. Los tres son ejemplos tristemente notables por la constante violación de esos derechos por parte de sus gobiernos.

En el caso de Zimbabwe, el dictador Mugabe ha hecho de su país un verdadero caos por medio del pillaje y la confiscación de bienes durante más de treinta años, al tiempo que lleva a cabo redadas de blancos y negros por igual; a unos para despojarlos de sus propiedades y a otros por no contar con su lealtad.

De Siria no podemos agregar mucho a lo que el mundo entero sabe. Los Assad, padre e hijo, se han distinguido por ser cabezas de una sanguinaria dictadura en la que los Derechos Humanos son acribillados de manera sistemática.

Irán, con el gobierno de sus ayatolás y su brazo ejecutivo, Ahmadineyad el desquiciado, utilizando la religión como norma y las armas como control, tienen a la población en un puño, privada de ejercer cualquier iniciativa propia.

A este distinguido grupo de miembros del Consejo se quiere agregar nada menos que a Omar al Bashir, dictador del Sudán, responsable del genocidio en Darfur, por el cual la Corte Criminal Internacional lo acusa de crímenes contra la Humanidad, ampliamente documentados y comprobados.

Este mismo Consejo eligió como presidente a Muammar Ghaddafi desde 2003 y lo mantuvo como miembro en 2010.

Para integrar el Consejo por parte de lo que llaman bloque africano, se encuentran como candidatos junto con Sudán, otros que tampoco se distinguen por su respeto a los Derechos Humanos, como son Etiopía, Costa de Marfil y Sierra Leona.

Por América Latina hay otro notorio candidato: Venezuela.

Según lo establecen los códigos de la Organización de las Naciones Unidas, cuando un miembro es electo al Consejo de Derechos Humanos,

“se compromete a cooperar con el Consejo y a sostener los más altos niveles de promoción y protección de los Derechos Humanos”.

La Alta Comisionada del Consejo, la señora Navi Pillay, quien con frecuencia visita nuestro México, no tiene ingerencia en la elección de sus miembros, la cual se hace en secreto y con carácter resolutivo.

Surge otra pregunta: ¿Servirá para algún propósito positivo el mencionado Consejo con tan distinguidos miembros?

El escribidor piensa en la fábula del coyote al cuidado de las gallinas.

Acerca de Salomón Lewy

Nacido el 30 de Enero 30, 1939, se considera oriundo de Orizaba, Veracruz, donde residía su familia y fue llevado a los tres días de nacido.Su Creación Literaria abarca grandes reconocimientos como: Primer Lugar en los Certámenes XVIII y XIX del C.D.I., Mención Honorífica en el Certamen XX del CDI.Dentro de sus publicaciones podemos encontrar: MI AMIGO ISAAC, EL CORAZÓN NO ES UN PASAJERO (Editorial Libros para Todos, EDAMEX).Idiomas:Español, Inglés, Alemán, Hebreo, Yiddish.Especialidades:Temas Judaicos, Israel, Política Mexicana, Relaciones Internacionales, Costumbrista Mexicano.

1 comentario en «Derechos Humanos y la ONU»
  1. A diferencia de otras veces, esta vez tiendo a estar absolutamente de acuerdo con Usted. Ben Gurion dijo UM SHMUM http://en.wikipedia.org/wiki/Um-Shmum. Esta comisión, la de los derechos humanos, es la mas depravada de todas y aparentemente participar en ella y ser miembro activo es recibir "carta blanca" para hacer lo que le de la gana a cualquier satrapa.
    El primer uso a gran escala de las satrapías, o provincias, data de la concepción del primer Imperio persa bajo Ciro II el Grane. Algun mafioso alguna vez confeso que lo es?

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