Eric Erikson, entre otros, desarrolló el ciclo vital del individuo y marca ocho etapas con tareas definidas para cada una de las edades El individuo se desarrolla desde que nace hasta que muere. Cada etapa tiene acontecimientos que nos hacen crecer y adoptar nuevas formas de ser. En algunos casos surgen crisis existenciales. ¿Hacia dónde? ¿Cómo?
En la mediana edad hay que inventar nuevas formas. Pueden surgir cambios de trabajo, divorcios, cambios de carrera, entre otros. Cuando hay hijos, que se convierten en personas independientes el trabajo que se ha llevado a cabo puede exigir cambios importantes. En un principio producen tensiones, cuando se resuelven se han abierto nuevas puertas. Es el final de cierta forma de vida y un renacimiento a la nueva etapa. Las mujeres adoptan la libertad que antes no tenían y se desenvuelven en actividades nuevas y creativas. Los hombres se enfrentan a la jubilación y no siempre saben cómo manejarse. Parece ser que la mujer tiene mayor flexibilidad para los cambios de rutina.
El tiempo es un fenómeno tridimensional que traza el ciclo de vida. Se combinan el tiempo histórico y social con la edad biológica y cronológica. Todos los momentos decisivos en la vida, el fin de la escuela, el matrimonio, la maternidad, el trabajo, son fenómenos que afectan tanto en la vida personal como familiar y social. Pensemos en la boda del último hijo, tiene un significado diferente a las bodas de los otros hermanos. Un nacimiento en el momento de una crisis económica, enfermedad o muerte de los abuelos. El contexto social influye en forma determinante en todos los actos.
Es innovador y creativo atrapar las nuevas oportunidades que se presentan, han caducado los modos de comportamiento preestablecido y se tiene el trabajo de cambiarse a sí mismos. La flexibilidad del individuo y del sistema familiar son determinantes para aceptar al nuevo sistema. Estos cambios se dan en forma natural, en algunas personas producen situaciones más difíciles que en otras. Cuando esto sucede una terapia corta puede ser de utilidad.
Una esposa que decide estudiar, implica cambios en la organización de su familia nuclear, dejará de cumplir con algunos de los roles que tenía y posiblemente alguien la tiene que sustituir en esa labor.
En la etapa denominada el “nido vacío”, los hijos abandonan el hogar, dependen menos de sus padres, liberándolos. Estos tienen más tiempo que antes y la ley de la vida, los obliga a transformar su mundo cotidiano. Ha surgido la jubilación femenina y masculina; esto es vivido de forma diferente por cada uno de los sexos. Para muchas mujeres, se convierte en una etapa que les da la posibilidad de realizar actividades que antes les habían estado vedadas y muestran más deseos de trabajar consigo mismas; aprenden que lo importante no es tanto lo que hemos sido, sino aquello que estamos en vías de ser. Parece ser que las mujeres tienen mayor capacidad de enfrentar estos retos y se forman grupos en que se llevan a cabo actividades que entretienen y educan. Muchos hombres no han cultivado su área relacional y tienen dificultad para el cambio necesario. Una mayoría de hombres tienen dificultad en el área relacional que les afecta en este momento de su vida.
Tomás relata que cuando tenía 7 años, su padre le dijo a su madre: está muy grande para que lo trates de esa manera, así no se hacen hombrecitos…El trataba de que su hijo no fuera mimado, tratado como bebé, chiqueado y pudiera convertirse en una “nenita”…Sin embargo Tomás lamenta esa pérdida ya que tuvo que dejar de mostrar sus afectos para complacer a su padre y evitar que este recriminara a su madre…Este relato lo hace con una tristeza profunda, ya que se siente cercenado afectivamente hasta el día de ahora que tiene 45 años. Comenta su dificultad para establecer relaciones afectivas cercanas.
Roberto recuerda cuando su padre salía de viaje y les decía: ustedes muchachos no quieren tener nada que ver con los besuqueos de despedida…no van a permitir que su madre los convierta en amorosos o debiluchos, mientras yo estoy fuera. Me gustan los hombres fuertes. Se ha podido comprobar que funcionan muy bien aquellos niños que han tenido padres afectivos y querendones.
Cada uno de nosotros tiene y vive una biografía reflejamente organizada en función de los flujos de información social y psicológica. Nos vemos sujetos a constantes trastornos que lleva a los hombres y mujeres modernos a aprender de los cambios en los roles que nos van tocando en el proceso de la vida. No añorar “relaciones fijas y congeladas” de un pasado real o imaginado, sino a deleitarse con la movilidad, a esforzarse por la renovación, a buscar futuros desarrollos en sus condiciones de vida y las relaciones con sus semejantes.
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