Diálogo con mi vejez

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¡Hola, te veo llegar! Nunca pensé que estarías tan cerca. He visto a muchos viejos, mis padres, familiares y pacientes. Me costaba trabajo pensar que yo estaría allí, pero es la única forma de vivir mucho tiempo. Escucho por doquier: ¡prohibido envejecer! Sin embargo tú no obedeces. Día con día te acercas sin pedir permiso, con lentitud, tratas de ahorcarme como si fueras una víbora alrededor de mi garganta. Por otro lado, los nietos hacen notar que van surgiendo rayas en la cara, el pelo blanco y que tu piel se mueve más que la de ellos. ¿Qué ven esos ojitos jóvenes? ¿Que es lo que nos muestran?

Con permiso o sin él llegas, así que te pienso disfrutar. Me veo en el espejo y me parece que sigo igual. ¡Pura fantasía y negación! Estoy más vieja. ¡Sin embargo estoy contenta porque he llegado! Muchos no lo logran.

Percibo que aún hay mucho por hacer Mi cuerpo ya no es el de antes; no tengo la misma energía, ni la necesito. La vida ha transcurrido y miles de circunstancias han influido conciente o inconcientemente en mi estado físico y emocional del momento. Muchos anhelos, algunos logrados otros no; costumbres y hábitos, éxitos y fracasos, decisiones o indecisiones, han sido la semilla de mis sentimientos actuales. A veces disfruto esta etapa, otras me ahoga.


Los deberes profesionales y familiares terminaron, una etapa finaliza y empieza otra, ha llegado el momento de ocuparse de aquellas cosas lindas postergadas. No se puede negar, es un momento de vida que produce dolor y soledad, seguir cuesta trabajo, pero se logra. Vivimos con el fantasma de las enfermedades seniles, sin darnos cuenta que existe otra forma de vejez que tiene ventajas. Hay adultos mayores más solitarios que otros, muchos lo pasan muy bien.

Tenemos dos impulsos, uno que busca compañía y otro que anhela la soledad, independencia y autonomía; ha llegado el momento de hacer lo que se desea sin que nadie se interponga. El entusiasmo llega fácilmente y de la misma manera puede entrar la tristeza. Las tardes de invierno, la oscuridad, mucho frío, un silencio excesivo pueden favorecer esa nostalgia del pasado. Hay que recordar, disfrutar lo pasado, los relatos de los jóvenes y hacer planes cortos y concretos.

Así como tocó vivir el difícil invierno de los abuelos y los padres. Se goza, se disfruta y se llora la primavera propia, la de los hijos, la de los nietos. Todo va quedando en el corazón y en los álbumes de familia. Al voltear hacia atrás se observa la carrera del tiempo las canas y las arrugas propias y de los amigos aparecen, las generaciones siguientes muestran su existencia. Lo único que se piensa es en la rapidez de lo sucedido y se vislumbra la puerta de salida. ¡Falta poco para le meta final! Una voz grita aprovecha lo que hay.

¿Será esa la tristeza que baja y sube cortando como navaja? ¿Acaso esta sensación es ese miedo ontológico que presiente que la nada amenaza? Será ese deseo universal de atajar la muerte, resistirse, hacer lo imposible para no verla, escapar de ella.

El mundo familiar y social se empequeñece. El camino hacia delante se estrecha, las espinas de la soledad pican con fuerza; cuando ese sentimiento tormentoso pasa, deja abierto un espacio que se llena de una gran paz interior, adornada con sabiduría.

Al llegar la vejez, la vida puede convertirse en un constante proceso de pérdida. Todo aquello que importaba va cayendo como los pétalos de una flor que empieza a marchitarse. Algunas capacidades físicas, algunas esperanzas, sueños o ideales, certezas caen al vacío. Personas conocidas, se han ido sin previo aviso, dejando un hueco difícil de llenar. Se han perdido muchas cosas, hay otras en su lugar.

De la misma manera que las caras y los cabellos muestran el paso del tiempo, las pasiones también envejecen y las ganas de hacer cosas se han frenado, se sienten pocas ganas de moverse. Hay que recargarse con alimento espiritual, transformarlo en energía. Esto es una experiencia mística que provoca una sensación de plenitud, serenidad, unidad con lo grandioso. La racionalidad cede y se produce un momento de ensoñación, un bienestar especial.

La misión en este momento de vida es convertirse en el tipo de viejo sensible, activo, sabio(a) que disfruta esa experiencia de vida que sólo los años producen. Aprovechar y disfrutar el ruido de los niños y los jóvenes que nos muestran un mundo diferente al que conocimos. Nada está escrito, hay que inventarlo, son experiencias personales. Hay quien integra todo lo vivido y otros que se desesperan por lo que no se pudo hacer. ¿En donde te encuentras tú?

Acerca de Esther Friedman

Esther Friedman es Psicoterapeuta individual, pareja, familiar y de grupo con especialidad en "adultos mayores". Cursó la Licenciatura y maestría en Sociología en la UNAM donde fue docente en las cátedras de Psicología Social, Pedagogía y Psicoanálisis y Sociedad.Ha sido Terapeuta Familiar y Docente en el ILEF, donde también funge como docente y Supervisora desde 1993.En 1997 fundó y coordina hasta la fecha El Centro de Adultos Mayores (CAM), en ILEF. Terapia individual, familiar y de pareja donde se llevan a cabo constantes "grupos de reflexión" y talleres acerca de "Sensibilización acerca de la vejez", "Pareja y Familia", "El individuo en su contexto", entre otros.Obtuvo "Mención Honorífica" en su Tesis de Licenciatura en Sociologia sobre "El Divorcio". En Abril del 2001, presentó como tesis de maestría de Sociología en la UNAM, la tesis "MODERNIDAD Y VEJEZ" 1960-1999. Estudios de Caso en la Ciudad de México (Mención Honorífica).Ha participado en congresos nacionales e internacionales presentando los siguientes temas: "La resonancia y el sistema terapeutico total en la clínica de la 3ª y 4ª. Edad" en octubre de 2001.En marzo de 2002, en el congreso Vivere e "curare" la vecchiaia nel mondo se presentaron en Italia, (Génova), dos ponencias nuevas sobre el mismo tema: "Abuelita dime tu" y "Concierto de voces en el Sistema Terapeútico".En el Congreso Nacional de Terapia Familiar 2003, presentó " La resonancia en el sistema terapéutico total" ante ciertos casos especiales en la vejez.En Junio de 2005, se presentó ponencia en el congreso del CIESAS en Cuernavaca, Morelos sobre los prejuicios que se tiene sobre la vejez.en: The mexican internacional family Strenghs Conference in June 2005.Ponencia family and old age prejudices organizado por el centro de investigaciones y estudios superiores en antropología social ciesas y la universidad de nebraska en junio en Cuernavaca, MorelosEn 2005 se participó en el Congreso de Tlaxcala con dos carteles: El arte de envejecer y Prejuicios que condicionan la vejez en el Primer encuentro regional "la familia y su contexto: Perserspectivas de analisis y niveles de intervencion en el marco del XXVI aniversario departamento de educacion especializada Tlaxcala de Xicontencatl.En noviembre del 2006, en el Congreso Internacional de Terapia Familiar, en Acapulco Guerrero, se presentó la ponencia "Identidad en la Vejez".En febrero 2008, se llevó a cabo el Primer Congreso Internacional de Constelaciones Familiares y en él se llevó a cabo un taller de "Adultos Mayores".Septiembre-Diciembre 2008, en el Instituto de ConstelacionesFamiliares se llevó a cabo un curso de Sensibilización ante la Vejez durante diez sesiones de 3 horas cada una.En agosto 2008, en un evento llevado a cabo por el DIF de Colima, se dio una conferencia magistral sobre la vejez titulada: "Soledad, Aburrimiento y Depresión" y Un taller sobre "La Sabiduría de la Vejez".Visiones personales internas. Testimonios de los Viejos; temas más importantes que les preocupan.Una Nueva cultura de la Ancianidad: opiniones personales de los adultos mayores para una forma de vida más armónica.

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