Diego Rivera es una de las grandes figuras universales, y no únicamente mexicana, en la pintura. Este personaje nació en 1886 y murió en 1957 por lo que se le hicieron una gran cantidad de homenajes en 2007 en que cumplió 50 años de haber fallecido.
Diego Rivera nació en Guanajuato y comenzó a pintar en edificios públicos en 1922 cuando José Vasconcelos era Secretario de Educación pues ambos consideraban que ésta era una forma de educar al pueblo en la historia de la patria. De este modo se convirtió en el gran muralista que vemos cada vez que visitamos alguno de los edificios coloniales utilizados por el gobierno como Palacio Nacional o la Secretaría de Educación Pública.
En 2009 se utilizó la pintura conocida como “Una Tarde de Domingo en la Alameda” para sacar a la luz pública la teoría o el hecho de que Rivera tenía raíces judías por parte de sus abuelos Barrientos. El mural, que en sí mismo tiene toda una historia, relata por medio de los pintorescos personajes que lo pueblan las vicisitudes de las muy diversas personalidades que han pasado por la historia de México y, por lo tanto, por la Alameda donde en una época en que ésta estaba cercada le estaba vedada la entrada a los “indios”. Entre estos está Mariana de Carvajal que fue quemada por órdenes de la Santa Inquisición a principios del siglo XVII y cuyo retrato en el quemadero aparece en una posición muy prominente en el mural.
La dirección del flamante Hotel del Prado invitó a Rivera a pintar este mural, pero el pintor aprovechó la presencia de Ignacio Ramírez, el Nigromante, para colocar una de sus famosas frases “Dios no Existe”. Esta frase, en un lugar público, era un verdadero insulto a la moral de los 40s y se le pidió a Rivera que la retirara. Mientras tanto, el mural fue cubierto con una tela que no fue quitada sino hasta que, pasado un largo tiempo, Rivera borrara esa frase. Más adelante, durante el terremoto de 1985, el hotel sufrió grandes daños y el mural, que afortunadamente, estaba pintado sobre un tablero fue despegado de la pared y se le encontró acomodo en la acera de enfrente en un pequeño edificio erigido especialmente para recibirlo.
Ya antes, Rivera había tenido un número de controversias por sus tendencias comunistas que habían surgido con gran fuerza durante las dos grandes revoluciones de principios del siglo XX, la rusa y la mexicana. Al ser invitado por los Rockefeller a pintar un mural en Nueva York lo hizo incluyendo como uno de los intérpretes principales a Vladimir Illich Lenin lo cual no fue del agrado de esa familia en lo absoluto. Rivera se negó a borrarlo y, por lo tanto, se le prohibió continuar con la obra y el mural fue destruido.
Se casó con Frida Kahlo con la cual tuvo un matrimonio muy tormentoso, sobre todo por los diversos amoríos de Rivera. Se divorciaron en 1939 pero más adelante volvieron a casarse hasta que Frida murió. En su tiempo, el gran artista era él pero, hoy en día, con el surgimiento mundial del feminismo, la figura de Frida ha crecido al grado de que sus pinturas se cotizan en precios mucho más altos que los de él.
Nunca sabremos con seguridad si, en efecto, Diego Rivera tenía antecedentes judíos aunque hay una serie de indicios de que sí lo tenía y, en alguna ocasión, fue señalado como judío por alguno de sus enemigos. Eso, por supuesto, no necesariamente es una prueba pero sí otro destello más de que la “mancha” del judaísmo es casi imposible de borrar.
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