Discurso Netanyahu ante una Reunión Conjunta del Congreso de EE.UU.

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Me siento profundamente honrado por vuestra cálida bienvenida. Y me siento profundamente honrado por haberme dado la oportunidad de dirigirme al Congreso por segunda vez.

Señor Vicepresidente. ¿Recuerda usted cuando éramos los chicos nuevos de la ciudad?


Y veo un montón de viejos amigos aquí. Y veo un montón de nuevos amigos de Israel aquí. Tanto Demócratas como Republicanos.

Israel no tiene mejor amigo que Estados Unidos. Y Estados Unidos no tiene mejor amigo que Israel. Estamos juntos para defender la democracia. Estamos juntos para promover la paz. Estamos juntos para luchar contra el terrorismo. Felicitaciones Estados Unidos, Felicitaciones, señor Presidente. Atrapó a bin Laden. ¡Un buen hasta nunca!

En un inestable Medio Oriente, Israel es un ancla de estabilidad. En una región de cambiantes alianzas, Israel es el incondicional aliado de Estados Unidos. Israel siempre ha sido pro-estadounidense. Israel siempre será pro-estadounidense.

Mis amigos, ustedes no necesitan construir una nación en Israel. Ya estamos construidos. Ustedes no necesitan exportar democracia a Israel. Ya la tenemos. Ustedes no necesitan enviar tropas estadounidenses para defender a Israel. Nosotros nos defendemos. Ustedes han sido muy generosos al darnos herramientas para efectuar la tarea de defender a Israel nosotros mismos. Gracias a todos ustedes, y gracias a usted, Presidente Obama, por su firme compromiso con la seguridad de Israel. Sé que los tiempos económicos son difíciles. Aprecio profundamente esto.

El apoyo a la seguridad de Israel es una sabia inversión en nuestro futuro común. Para una épica batalla que se está desarrollando ahora en Medio Oriente, entre tiranía y libertad. Una gran convulsión sacude la tierra desde el Paso Khyber hasta el Estrecho de Gibraltar. Los temblores han destruido estados y derrocado gobiernos. Y todos podemos ver que el suelo sigue cambiando. Ahora, este momento histórico contiene la promesa de un nuevo amanecer de libertad y oportunidad. Millones de jóvenes están decididos a cambiar su futuro. Todos los observamos. Juntan coraje. Arriesgan sus vidas. Exigen dignidad. Desean libertad.

Estas extraordinarias escenas en Túnez y El Cairo, evocan las de Berlín y Praga en 1989. Sin embargo, al compartir sus esperanzas, también debemos recordar que esas esperanzas podrían ser sofocadas como lo fueron en Teherán en 1979. Recuerdan lo que ocurrió entonces. La breve primavera democrática en Irán se vio interrumpida por una tiranía feroz e implacable. Esta misma tiranía sofocó la democrática Revolución del Cedro en Líbano, y le infligió a ese país, que tanto ha sufrido, el gobierno medieval de Hezbollah.

Así que hoy, el Medio Oriente se encuentra en una aciaga encrucijada. Como todos vosotros, rezo.

Que los pueblos de la región elijan la senda menos transitada, la senda de la libertad. Nadie sabe en qué consiste esta senda mejor que ustedes. Esta senda no está pavimentada sólo por elecciones. Está pavimentada cuando los gobiernos permiten protestas en las plazas, cuando se establecen límites a los poderes de los gobernantes, cuando los jueces están comprometidos con las leyes y no con los hombres, y cuando los derechos humanos no pueden ser aplastados por lealtades tribales o la ley de la mafia.

Israel siempre ha adoptado esta senda, Medio Oriente siempre la ha rechazado. En una región donde las mujeres son lapidadas, los homosexuales son ahorcados, los cristianos son perseguidos, Israel se destaca. Es diferente.

Como el gran escritor Inglés George Eliot predijo, hace más de un siglo, el estado judío, una vez establecido, “relucirá como una brillante estrella de libertad en medio del despotismo de Oriente”. Bueno, tuvo razón. Tenemos una prensa libre, tribunales independientes, una economía abierta, revoltosos debates parlamentarios. ¿Creen ustedes que son tipos difíciles el uno para el otro en el Congreso? Vengan a pasar un día en la Knesset. Adelante.

Valientes manifestantes árabes están ahora luchando para asegurar estos mismos derechos para sus pueblos, para sus sociedades. Estamos orgullosos de que más de un millón de ciudadanos árabes de Israel hayan podido disfrutar de estos derechos durante décadas. De los 300 millones de árabes en Medio Oriente y África del Norte, sólo los ciudadanos árabes de Israel disfrutan de verdaderos derechos democráticos. Quiero que se detengan un momento y piensen en eso. De los 300 millones de árabes, menos de la mitad del uno por ciento son verdaderamente libres, ¡y todos ellos son ciudadanos de Israel!

Este sorprendente hecho revela una verdad básica: no es Israel lo que está mal en Medio Oriente. Israel es lo que está bien en Medio Oriente.

Israel apoya plenamente el deseo de los pueblos árabes en nuestra región, de vivir en libertad. Anhelamos el día en que Israel sea una de las muchas democracias reales en Medio Oriente.

Hace quince años, estuve en esta misma tribuna, y dije que la democracia debe comenzar a echar raíces en el mundo árabe. Bueno, ha comenzado a echar raíces. Este comienzo encierra la promesa de un brillante futuro de paz y prosperidad. Porque creo que un Medio Oriente que sea genuinamente democrático será un Medio Oriente verdaderamente en paz.

Pero mientras esperamos, y trabajamos para, lo mejor, también debemos reconocer que poderosas fuerzas se oponen a este futuro. Se oponen a la modernidad. Se oponen a la democracia. Se oponen a la paz.

La primera de estas fuerzas es Irán. La tiranía, en Teherán, embrutece a su propio pueblo. Apoya los ataques contra las tropas estadounidenses en Afganistán e Irak. Somete a Líbano y Gaza. Patrocina el terrorismo en todo el mundo.

La última vez que estuve aquí, hablé de las funestas consecuencias que Irán desarrolle armas nucleares. Ahora el tiempo se acaba, y la bisagra de la historia pronto podría darse vuelta. Porque el mayor peligro que enfrenta la humanidad podría pronto estar sobre nosotros: un régimen islámico militante armado con armas nucleares.

El Islam militante amenaza al mundo. Amenaza al Islam. No tengo ninguna duda que finalmente será derrotado. Finalmente sucumbirá a las fuerzas de la libertad y el progreso. Pero, al igual que otros fanatismos que estuvieron condenados al fracaso, el Islam militante podría exigir un terrible precio de todos nosotros, antes de su inevitable final.

Un Irán con armas nucleares encendería una carrera de armas nucleares en Medio Oriente. Les daría a los terroristas un paraguas nuclear. La pesadilla del terrorismo nuclear sería un claro y presente peligro en todo el mundo. Quiero que entiendan lo que esto significa. Ellos podrían colocar la bomba en cualquier lugar. Podrían colocarlo en un misil. Podrían colocarlo en un barco de contenedores en un puerto, o en una maleta en un metro.

Ahora bien, la amenaza a mi país no puede ser exagerada. Aquellos que la desestiman están escondiendo sus cabezas en la arena. Menos de siete décadas después de que seis millones de judíos fueran asesinados, los líderes de Irán niegan el Holocausto del pueblo judío, mientras llaman a la aniquilación del estado judío.

Los líderes que escupen tal veneno, deberían ser proscriptos en todos los foros respetables del planeta. Pero hay algo que hace que la indignación sea aún mayor: La falta de indignación. En gran parte de la comunidad internacional, los llamados a nuestra destrucción se encuentran con un silencio absoluto. Es aún peor, porque hay muchos que se apresuran a condenar a Israel para defenderse contra los representantes del terrorismo de Irán.

Pero no ustedes. No Estados Unidos. Ustedes han actuado de manera diferente. Ustedes han condenado al régimen iraní por sus objetivos genocidas. Ustedes han aprobado duras sanciones contra Irán. La historia os saludará, Estados Unidos.

El presidente Obama ha dicho que Estados Unidos está decidido a impedir que Irán desarrolle armas nucleares. Exitosamente llevó al Consejo de Seguridad a adoptar sanciones contra Irán. Ustedes en el Congreso aprobaron sanciones aún más duras. Estas palabras y estos hechos son vitalmente importantes.

Sin embargo, el régimen de los ayatollah suspendió, brevemente, su programa nuclear sólo una vez, en 2003, cuando temía la posibilidad de una acción militar. Ese mismo año, Muamar Gadafi renunció a su programa de armas nucleares, y por la misma razón. Cuanto más considere Irán que todas las opciones están sobre la mesa, menor es la posibilidad de confrontación. Por eso les pido que continúen enviando un mensaje inequívoco: “Que Estados Unidos nunca le permitirá a Irán desarrollar armas nucleares”.

En cuanto a Israel, si la historia le ha enseñado algo al pueblo judío, es que tenemos que tomar en serio los llamados a nuestra destrucción. Somos una nación que surgió de las cenizas del Holocausto. Cuando decimos nunca más, queremos decir Nunca Más. Israel siempre se reserva el derecho a defenderse.

Mis amigos, al mismo tiempo que Israel estará siempre vigilante para defenderse, nunca renunciaremos a nuestra búsqueda de la paz. Creo que lo haremos cuando la logremos. Israel quiere la paz. Israel necesita la paz. Hemos logrado históricos acuerdos de paz con Egipto y Jordania, que se han mantenido durante décadas.

Recuerdo lo que era antes de que tuviéramos la paz. Yo estuve cerca de la muerte en un tiroteo en el canal de Suez. Quiero decir, literalmente. Batallé contra terroristas a lo largo de ambas orillas del río Jordán. Demasiados israelíes han perdido a sus seres queridos. Conozco su pena. Perdí a mi hermano.

Así que nadie en Israel quiere un retorno a aquellos terribles días. La paz con Egipto y Jordania ha servido, durante mucho tiempo, como un ancla de estabilidad y paz en el corazón de Medio Oriente.

Esta paz debería ser reforzada con el apoyo económico y político a todos aquellos que sigan comprometidos con la paz.

Los acuerdos de paz con Egipto y Jordania son vitales. Pero no son suficientes. También debemos encontrar una manera de forjar una paz duradera con los palestinos. Hace dos años, me comprometí públicamente a una solución de dos estados para dos pueblos: Un estado palestino junto al estado judío.

Estoy dispuesto a hacer concesiones dolorosas para alcanzar esta paz histórica. Como líder de Israel, es mi responsabilidad guiar a mi pueblo hacia la paz.

Esto no es fácil para mí. Reconozco que, en aras de una paz genuina, estaremos obligados a renunciar a partes de la patria judía. En Judea y Samaria, el pueblo judío no es un ocupante extranjero. Nosotros no somos los británicos en India. No somos los belgas en el Congo.

Esta es la tierra de nuestros antepasados, la Tierra de Israel, a la que Abraham trajo la idea de un Dios, donde David se dispuso a enfrentar a Goliat, y donde Isaías tuvo una visión de paz eterna. Ninguna distorsión de la historia puede negar los cuatro mil años de vínculo entre el pueblo judío y la tierra judía.

Pero hay otra verdad: Los palestinos comparten esta pequeña tierra con nosotros. Buscamos una paz en la que no estén sujetos a Israel, ni sean sus ciudadanos. Deberían disfrutar de una vida nacional de dignidad como pueblo libre, viable e independiente, en su propio estado. Deberían disfrutar de una economía próspera, donde su creatividad e iniciativa puedan florecer.

Ya hemos visto el comienzo de lo que es posible. En los últimos dos años,

Los palestinos han comenzado a construir una vida mejor para sí mismos. El Primer Ministro Fayyad ha conducido este esfuerzo. Le deseo una pronta recuperación de su reciente operación.

Hemos ayudado a la economía palestina, eliminando cientos de barreras y controles a la libre circulación de bienes y personas. Los resultados han sido poco menos que notables. La economía palestina está en auge. Está creciendo a un ritmo de más del 10% anual.

Las ciudades palestinas se ven muy diferentes hoy de lo que se veían hace sólo unos pocos años. Tienen centros comerciales, cines, restaurantes, bancos. Incluso tienen negocios electrónicos. Todo esto sucede sin paz. Imaginen lo que podría suceder con paz. La paz anunciaría un nuevo día para ambos pueblos. Sería una posibilidad realista del sueño de una más amplia paz árabe-israelí.

Así que he aquí la cuestión. Ustedes tienen que formulársela. Si los beneficios de la paz con los palestinos son tan claros. ¿Por qué la paz nos ha eludido? Porque todos los seis primeros ministros israelíes, desde la firma de los acuerdos de Oslo, acordaron establecer un estado palestino. Incluido yo mismo. Entonces… ¿Por qué no se ha logrado la paz? Porque, hasta el momento, los palestinos no han estado dispuestos a aceptar un estado palestino, si eso significaba aceptar un estado judío junto a él.

Ustedes ven, nuestro conflicto nunca ha sido acerca de la creación de un estado palestino. Siempre ha sido acerca de la existencia del estado judío. Esto es de lo que se trata este conflicto. En 1947, las Naciones Unidas votaron la partición de la tierra en un estado judío y un estado árabe. Los judíos dijeron que sí. Los palestinos dijeron que no. En los últimos años, los palestinos rechazaron, dos veces, generosas ofertas de los primeros ministros israelíes, para establecer un estado palestino en casi todo el territorio ganado por Israel en la Guerra de los Seis Días.

Simplemente no estaban dispuestos a poner fin al conflicto. Y lamento decir esto: Continúan educando a sus hijos en el odio. Continúan poniéndoles nombres de terroristas a plazas públicas. Y lo peor de todo es que siguen perpetuando la fantasía que Israel, algún día, será inundado por los descendientes de los refugiados palestinos.

Mis amigos, esto debe terminar. El presidente Abbas debe hacer lo que yo he hecho. Me paré delante de mi pueblo, les dije a ustedes que no fue fácil para mí, y dije… “Voy a aceptar un estado palestino”. Es hora de que el presidente Abbas, se pare delante de su pueblo y diga… “Voy a aceptar un Estado Judío”.

Esas seis palabras cambiarán la historia. Les dejarán en claro a los palestinos que este conflicto debe terminar. Que no están construyendo un estado para continuar el conflicto con Israel, sino para acabar con él. Convencerán al pueblo de Israel de que tienen un verdadero socio para la paz. Con un tal socio, el pueblo de Israel estará dispuesto a hacer un compromiso de largo alcance. Yo estaré dispuesto a hacer un compromiso de largo alcance.

Este compromiso debe reflejar los dramáticos cambios demográficos que han ocurrido desde 1967. La gran mayoría de los 650.000 israelíes que viven más allá de las líneas de 1967, residen en barrios y suburbios de Jerusalem y del Gran Tel Aviv.

Estas zonas están densamente pobladas, pero geográficamente son muy pequeñas. En virtud de cualquier acuerdo de paz realista, estas zonas, así como otros lugares de fundamental importancia estratégica y nacional, serán incorporadas dentro de las fronteras definitivas de Israel.

El status de los asentamientos sólo se decidirá en negociaciones. Pero también debemos ser honestos. De modo que hoy estoy diciendo algo que debería decir públicamente cualquier persona seria respecto de la paz. En cualquier acuerdo de paz que ponga fin al conflicto, algunos asentamientos acabarán estando más allá de las fronteras de Israel. La delimitación precisa de esas fronteras debe ser negociada. Seremos muy generosos acerca del tamaño de un futuro estado palestino. Pero, como dijo el Presidente Obama, la frontera será diferente a la que existía el 4 de junio de 1967. Israel no volverá a las indefendibles líneas de 1967.

Reconocemos que un estado palestino debe ser lo suficientemente grande como para ser viable, independiente y próspero. El presidente Obama se refirió acertadamente a Israel como la patria del pueblo judío, al igual que se refirió al futuro estado palestino como la patria del pueblo palestino. Los judíos de todo el mundo tienen derecho a emigrar al estado judío. Los palestinos de todo el mundo deberían tener el derecho a emigrar, si así lo desean, a un estado palestino. Esto significa que el problema de los refugiados palestinos se resolverá fuera de las fronteras de Israel.

En cuanto a Jerusalem, sólo un estado democrático de Israel ha protegido la libertad de culto para todas las religiones en la ciudad. Jerusalem nunca más debe ser dividida. Jerusalem debe seguir siendo la capital unida de Israel. Sé que éste es un tema difícil para los palestinos. Pero creo que, con creatividad y buena voluntad, se puede encontrar una solución.

Ésta es la paz que planeo forjar con un socio palestino comprometido con la paz. Pero ustedes saben muy bien que, en Medio Oriente, la única paz que puede mantenerse es una paz que pueda defenderse.

Así que la paz debe basarse en la seguridad. En los últimos años, Israel se retiró del sur de Líbano y de Gaza. Pero no conseguimos la paz. En lugar de eso, conseguimos 12.000 cohetes disparados desde esas zonas contra nuestras ciudades, contra nuestros niños, por parte de Hezbollah y Hamas. Las fuerzas de paz de la ONU en Líbano no pudieron evitar el contrabando de este armamento. Los observadores europeos en Gaza se evaporaron de un día para otro. Así que si Israel, simplemente, saliera de los territorios, el flujo de armas hacia un futuro estado palestino sería incontrolado. Misiles disparados desde ahí, podrían llegar a casi todos los hogares de Israel en menos de un minuto. Quiero que piensen también en eso. Imaginen que, justo en este momento, todos nosotros tuviéramos menos de 60 segundos para buscar refugio de un cohete entrante. ¿Vivirían de esa manera? ¿Podría alguien vivir de esa manera? Bueno, nosotros tampoco vamos a vivir de esa manera.

La verdad es que Israel necesita arreglos de seguridad únicos, en razón de su tamaño único. Israel es uno de los países más pequeños del mundo. Sr. Vice Presidente, le concedo esto. Es más grande que Delaware. Es incluso más grande que Rhode Island. Pero de eso se trata. Israel con las líneas de 1967 sería, en su ancho, la mitad del ancho del cinturón de circunvalación de Washington.

Ahora aquí hay un poco de nostalgia. Vine a Washington, por primera vez, hace treinta años, como un joven diplomático. Me tomó un tiempo, pero finalmente lo descubrí: Existe un Estados Unidos más allá del cinturón de circunvalación. Pero Israel, con las líneas de 1967, tendría sólo 15 kilómetros de ancho. Esto es todo en cuanto a profundidad estratégica.

Por lo tanto, es absolutamente vital para la seguridad de Israel, que un estado palestino esté totalmente desmilitarizado. Y es vital que Israel mantenga una presencia militar, a largo plazo, a lo largo del río Jordán. Son necesarios sólidos arreglos de seguridad sobre el terreno, no sólo para proteger la paz, son necesarios para proteger a Israel en caso de que la paz se deshaga. Porque en nuestra inestable región, nadie puede garantizar que nuestros socios de la paz de hoy estarán allí mañana.

Y cuando digo mañana, no me refiero a un lejano tiempo en el futuro. Quiero decir – mañana. La paz sólo puede lograrse en torno a la mesa de negociaciones. El intento palestino de imponer un acuerdo a través de las Naciones Unidas no traerá la paz. Debe contar con la enérgica oposición de todos aquellos que quieren ver que este conflicto termine.

Agradezco la clara posición del Presidente sobre este tema. La paz no puede ser impuesta. Debe ser negociada. Pero sólo puede ser negociada con socios comprometidos con la paz.

Y Hamas no es un socio para la paz. Hamas continúa comprometido con la destrucción de Israel y con el terrorismo. Tiene estatutos. Estatutos que no sólo exigen la destrucción de Israel, sino que dicen “maten a los judíos donde sea que los encuentren”. El líder de Hamas, condenó el asesinato de Osama bin Laden y lo elogió como un guerrero santo. Ahora, de nuevo, quiero dejar esto claro. Israel está dispuesto a sentarse hoy y negociar la paz con la Autoridad Palestina. Creo que podemos forjar un brillante futuro de paz para nuestros hijos. Pero Israel no negociará con un gobierno palestino respaldado por la versión palestina de Al Qaeda.

Así que le digo al presidente Abbas: ¡Rompa su pacto con Hamas! ¡Siéntese y negocie! ¡Haga la paz con el estado judío! Y si lo hace, le prometo esto. Israel no será el último país en dar la bienvenida a un estado palestino como un nuevo miembro de las Naciones Unidas. Será el primero en hacerlo.

Mis amigos, los trascendentales juicios del siglo pasado, y los acontecimientos en desarrollo de este siglo, atestiguan la decisiva función de Estados Unidos en la promoción de la paz y la defensa de la libertad. La providencia encomendó a Estados Unidos ser el guardián de la libertad. Todos los pueblos que aprecian la libertad tienen una profunda deuda de gratitud con vuestra gran nación. Entre las naciones más agradecidas está mi nación, el pueblo de Israel, que ha luchado por su libertad y supervivencia contra viento y marea, tanto en los tiempos antiguos como en los modernos.

Hablo en nombre del pueblo judío y del estado judío cuando les digo a ustedes, representantes de Estados Unidos, Gracias. Gracias por su apoyo incondicional a Israel. Gracias por asegurar que la llama de la libertad arda brillante en todo el mundo. Que Dios bendiga a todos ustedes. Y que Dios bendiga por siempre a Estados Unidos de América.

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusion: www.porisrael.org

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