Cuando estudié Judaísmo unos meses en una Yeshiva, mi primo, quien entonces regreso en Teshuva, me dijo que la Tora era perfecta y no contenía contradicciones. Es mas, me reto a encontrar en ella contradicciones, y admito que durante mucho tiempo en efecto no las encontré.
Ahora comencé a estudiar el libro de Yeoshua (Josué) en el que D’s comanda a los Israelitas a aniquilar a los siete pueblos que habitan la Tierra, entre ellos los Filisteos, los Cananeos y Amalek. No solamente los comanda a matarlos, sino a matar a sus mujeres e hijos, niños y bebes, incluso al ganado completo. Un exterminio completo.
Como centro de la Tora siempre hemos visto una elevada moral, una espiritualidad centrada en valores humanos positivos. Los mas importantes son “Amaras al prójimo como a ti mismo”, de lo cual Rabi Akiva dijo “esto es toda la Tora”. Y en Pirkei Avot se aumenta: “No harás a otros lo que no quieres que te hagan a ti”. Además esta el mandamiento de “No mataras” que se encuentra en los Diez Mandamientos, y es un mandamiento principal para la vida del alma.
Es decir, por un lado D’s comando a los Israelitas a no matar, amar a su prójimo, y conducirse con amor en general. Por el otro lado trajo plagas al mundo, guerras, y ordeno a los Israelitas a aniquilar a los siete pueblos en la Tierra de Canaan, la tierra prometida.
Uno aquí, puede leer claramente una contradicción, una moralidad ambigua, ambivalente, separada y contradictoria. Por un lado amar, y por el otro matar.
Una explicación, la más común, es que estos pueblos eran idolatras, descendientes de Caín, y traerían idolatría y oscuridad al mundo. Pero hoy en día no matamos a una persona o a un pueblo si lo consideramos idolatra, sea cual sea esta la idolatría. Y de hecho a la ideología de matar infieles hoy en día se le llama extremismo y terrorismo.
De modo que se puede decir que los Israelitas se vieron obligados a ser intolerantes, y aniquilar a estos pueblos por orden Divina.
Esto, hoy en día no es aceptado, y de hecho podemos ver que es la raíz oscura de la historia: guerras, matanzas, holocaustos, revoluciones, plagas, asesinatos, progroms. Y sin embargo, comenzó con una ordenanza Divina.
De modo que uno se podría preguntar, ya que D’s controla y mantiene a todo el mundo, lo programa y lleva a la acción, no podría haber elegido D’s un mundo de tolerancia, de amor verdadero entre todo y todos, un mundo de armonía y felicidad, evitando así la oscuridad de la historia sobre la tierra?
La explicación, aunque es un poco esquizofrenia, es que D’s envía a un ángel llamado Satán para traer pruebas al mundo. No se trata de un ángel malo o maligno, de hecho no tiene libre albedrío, solo obedece los designios y ordenanzas de D’s. De modo que este ángel te dice “mata”, cuando en realidad D’s no quieres que mates. Pues, es una prueba Divina para ver si eres fiel a sus verdaderas ordenanzas de amor, paz y armonía.
De modo que uno, el hombre a lo largo de la historia, se ha visto envuelto en medio de una moralidad ambigua, ambivalente, de dos caras e hipócrita. Se encuentra entre un mundo de oscuridad y odio, y un mundo de amor y paz, un mundo de instintos agresivos y egoísmo y un mundo de luz y naturalidad.
De hecho, los ángeles en el paraíso, ya le dijeron a D’s, no crear al hombre, pues este va a desobedecer, y va a asesinar.
Otra explicación es que el hombre tiene dos corazones, el Ietzer hatov y el Ietzer hará, un buen corazón y un mal corazón, un corazón generoso y un corazón egoísta, uno que se parece a los Ángeles de la luz y uno que se parece a animales depredadores, y en esto verdaderamente consiste el libre albedrío del hombre.
Y dice D’s en la Shema Israel servir a D’s con todo tu corazón, es decir, tus dos corazones, lo que no significa que a veces hay que crear y a veces destruir, a veces amar y a veces asesinar. No. El hombre debe alcanzar un comportamiento elevado y único, unitario. Mezclando estos dos corazones en uno solo, y así cuando se mezcla la luz con la oscuridad únicamente prevalece la luz, la oscuridad desaparece como si nunca hubiese existido.
Y mas aun, hay que comprender, que si existen contradicciones en la raíz, pero primero se creo la Luz. Y a la Luz envuelta en el egoísmo de este mundo, en las apariencias y las separaciones, se le llama fealdad u oscuridad.
Sin embargo, y a pesar de esto, la Tora es perfecta. Como?
La Tora habla de la Venida del Mashiaj (Mesias), el alma original, vendrá a resolver el ajedrez cósmico. Con la llegada del Mashiaj se esparcirá y expandirá la Luz, y reinara la paz en toda la Tierra. No habrá odio más. No existirá el mal. Por ello esperamos al Mashiaj. Esperamos que se termine este mundo de tramas y confusiones, caídas y miedos, esperamos llegar a la raíz del espíritu, la Luz, y que este mundo prevalezca para siempre sea un mundo de amor y generosidad. No hay contradicción, porque la contradicción la resuelve Mashiaj. Todos somos su alma, y vivimos su conflicto, su drama, sus miedos, sus temores, pero cuando decidamos amar, y seguir por ese camino, llegaremos a un mundo de paz, al verdadero mundo instruido por D’s.
La Paz en hebreo también significa “Plenitud”, por ello el estudio de la Tora nos debe de llevar a estudiar y ver todas las piezas y llegar a la plenitud, ya sea un revisionismo de la historia, ya sea una visión futura de paz y amor. Cuando veamos la plenitud del significado, ya no habrá lugar para guerras, y para ello es necesario que todas las naciones y personas estudien la Tora y la Kabbalah, y admitan esta versión de la Realidad para llegar a la plenitud.
Por ultimo, el estudioso sabe que a esta época, a la cual el Rabino de Luvavitch llamo “La ultima generación de la Oscuridad y la primera generación de la Luz” (lo cual también implica que habrá varias generaciones en las Luz en el futuro) también se le llama “los partos del dolor del Mashiaj”, es decir, los partos del dolor que viviremos cada uno de nosotros para dar al nacimiento de nuestro Mesias interior, para dar a luz.
Una época extremadamente dramática, de grandes bendiciones y a la vez de golpes y guerras, una época en que cada uno de nosotros decidirá, si tomar el camino de la luz, o seguir caminos del fanatismo, el segregacionismo, el racismo, la separación y la indiferencia ante el dolor humano. Viviremos el dolor de todos, el dolor del parto. Y a esto hay que agregar la bendición: “Hijos que te vea”, “Que tenga un buen parto”. Pero a diferencia de otros partos, uno no dará a luz a hijos, a otros humanos, sino a si mismo, permitirá el nacimiento de su propio espíritu, de su propia visión verdadera de la luz.
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