La vida eremítica es salud del alma y del cuerpo.
Gabriel Muriel
El eremita es una luz en la obscuridad
David Moscatel
A la viva memoria de nuestra madre, Doña Isabel Ríos, que siempre amó la bendita tierra de Israel.
¿Qué movía tu mano, madre,
a desplegar la varillas, a batir las alas
del aire que ya no respirabas? ;
cómo tus dedos de muñeca quieta
una y otra vez las desplegaban
y en ciego cumplimiento de orden tuyo,
rolvían a cerrarlas?
ya estabas, madre, sola y muda
y muerta para el alma,
ya nos habías ido soltando a tus hijos y a tu casa…
pero allí todavía el abanico
en tu mano se abría y se cerraba.
¿Era ése el último hilo
que la labor aún te reclamaba
y que en ciego amor sin nombre;
u mano en el aire lo encauzaba?;
O quizá era que más allá de ti
un hondo mandato te empujaba
a seguir aventando al mundo
del peso de su carga?
¿O tal vez sería que las cosas
que tú en vida tocaras
de ti desprenderse no querían,
pues tú, madre, tú le dabas
el justo uso que sus almas requerían
y era el abanico el que abanicar pedía?
¿O quizá era un volar de mariposa
tan leve y tan alado que en torna de tu rosa
bordaba su adiós inacabado?
ya se habían borrado para ti,
madre, las familiares caras,
ya sorda en el vacío te perdías
y ni el dolor ni mi voz yate alcanzaban…
pero allí misterioso el abanico
en tu mano se abría y se cerraba.
Recordatorio
Doña Isabel Ríos de Escudero, madre de Antonio José Escudero Ríos, nuestro excelente amigo y colaborador de Maguén-Escudo, pasó a mejor vida, a los 93 años de edad, el pasado 17 de noviembre de 2003, en un tránsito dulce como dulce fue su vida. Doña Isabel tuvo siempre un singular amor al pueblo de Israel y frie una asidua y devota lectora de nuestra revista. Al amigo Antonio José y a su hermana, Isabel vaya la expresión de pesar en nombre de la Dirección, el Consejo Editorial y de cuantos colaboran en esta revista.
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