David estaba trastornado. El mar era el vientre que David había deseado toda su vida.
En el mar se sentía tranquilo, solo, abrigado por la poesía.
El mar era una biblioteca poética donde los peces y criaturas marinas eran letras de sal de colores y los colores eran libros en el fondo del mar. Había intentado vivir en Eilat, había intentado vivir huyendo a ese mundo marino lejos de su familia y de la contaminación política del centro, especialmente de la capital, su intención había sido alejarse de Jerusalem tanto como fuera posible, olvidar las murallas y vivir en un espacio infinito.
Jerusalem tenía mala reputación, tanto la gente religiosa como los seculares vivían en una guerra política constante, y se dedicaban al arte del engaño tan popular en Israel.
–La cultura Israelí es muy profunda…– dijo Jonatán, su mejor amigo de la playa.
–Jarta barta! La cultura Israelí es una zorra– le contesto David.
–Te equivocas. Por ejemplo, escucha la música israelí, es muy versátil y combina elementos tanto de música occidental como oriental, estamos en un punto de fusión.
–Cual fusión, todo es un rechazo y un odio paranoico, lo único que quieren es utilizarte.
–Israel es también generador de varias orquestas de música clásica de categoría mundial. Prácticamente cada municipio cuenta con una orquesta. Muchas de estas orquestas reciben la influencia de la gran tradición musical de los inmigrantes de todo el mundo.
–Los Israelís odiamos a los olim y explotamos a los trabajadores extranjeros, odiamos todo lo diferente.
– Los israelíes son ávidos lectores de periódicos. Los diarios israelíes tienen una tirada media diaria de 600.000 ejemplares. La mayor parte de ellos están escritos en hebreo; otros están en árabe, inglés, francés, ruso, e incluso alemán.
–Es pura mercadotecnia, solo lana y ventas.
David no sentía aversión contra su propio país, sino que siendo un joven inmaduro que deseaba permanecer en la costa del sur, veía en la cultura una fuente de críticas y ataques incesantes de unos a otros como dientes que salieran de un destapa latas. Los ciudadanos del país se odiaban unos a otros, se comían unos a otros vivos, mediante las palabras, la televisión, la prensa… él prefería alejarse a un espacio virgen, pero en Israel no existían espacios vírgenes, la cultura lo dominaba todo, era predominante, la cultura era una puta.
En el fondo David veía en el país lo que veía en sus padres, discusiones, desacuerdos, luchas, distorsiones, disfunciones, manipulaciones, tensiones emocionales, psicosis intelectual.
–Ya no me hallo en esta cultura– dijo David arrogante– me largo.
–Que vas a hacer? Te vas a ir a Noruega?
–No me voy a quedar aquí.
David llegado a Eilat con las ilusiones de hallarse a sí mismo, encontrar una versión diferente de sí mismo, fue compenetrándose en la sociedad y conoció a una Israelí reventada de tatuajes.
–Haifa, Tel Aviv y Jerusalem cuentan con excelentes museos de arte y muchas ciudades y kibbutzim tienen museos más pequeños pero de alta calidad. Aquí mismo en Eilat tenemos un pequeño conservatorio, una escuela de guitarra y canto, y una casa de la cultura. Esta misma noche hay una noche de poesía y alcohol, va a ver chicas muy atractivas, todas juegan a ser intelectuales, pero a final de cuentas te dan las nalgas.
Allí conoció a Arin, una chica de Eilat que se las daba de reportera de culturales en la radio local. Era una velada de poesía dedicada al poeta Yona Wallach en
quien se notaba la influencia de la psicología de Jung. Yona escribió cartas a las bandas de rock de Israel y así público su libro Canciones de la isla, donde se interpretaba como un niño que es decapitado por otros muchachos que tienen sed de sangre.
Cuando vengas a acostarte conmigo,
ponte un vestido negro
estampado con fresas
y un sombrero alto negro
adornado con fresas,
y toma una cesta de fresas
y véndeme fresas.
No lleves nada debajo del vestido.
Más tarde
que unos hilos te levanten hacia arriba,
invisibles o visibles,
y te dejen caer
directa sobre mi verga.
A las mujeres las volvía locas la poesía y el alcohol, las drogas y la playa, y generalmente terminaban en la cama en búsqueda del próximo poeta de arena. La cama era la verdadera poesía en Eilat aunque la mayoría de las veces el sexo ocurría en el mar. Arin lo observo, un joven rubio de ojos azules destartalado y con una guitarra en la espalda, su cabello largo de rulos la hizo sentirse como una cowboy en busca de su caballo perdido. Se acercó a él sentándose sobre sus piernas.
–Hola lindo!
–Hola.
–Cómo te llamas?
–David.
–De donde eres David?
–He venido de Jerusalem.
–Eah…la capital… donde dejaste tus anteojos?
–Los deje en el vientre de mi madre– David intento ser gracioso.
–Pues que te parece si vamos a festejar!
–Tan rápido? A que le llamarías festejar?
–Podríamos empezar por fumar juntos un porro en la parte trasera.
–Tu cómo te llamas?– pregunto David nervioso. –Arin.
–Y como que te gustaría hacer Arin?– David estaba encendido.
–Te gustaría leer mis pensamientos?
Al levantarse a mediodía de la cama Arin ya se había ido dejando allí sus calzones con una nota. ―Nos veremos más tarde, fui a la estación niño‖.
–En que trabajas?
–Soy ejecutiva.
–Ejecutiva?
–No, soy periodista, cubro notas culturales de la peninsulita, soy, pues, locutora de radio. Transmitimos en Internet.
–Y de eso vives?
Arin se aventó sobre él y lo monto salvajemente mientras que en el radio se escuchaba un rock pesado.
–Ahora eres mío! Bésame!
La Numero 1 de Eilat tras este breve poema del escritor israelí Yehuda Amichai, considerado uno de los mejores poetas contemporáneos en hebreo jugando entre ironías y amores dolorosos.
David descubrió al poeta Yehuda Amichai mientras escuchaba la radio con música popular de rock Israelí, llevaba ya varios meses y Arin se lo había follado de todas las maneras y en todas las posiciones, habían tenido sexo oral y orgias, y junto a David, Arin se había montado a otra docena de jóvenes desrielados.
David amaba el buceo, era su forma de escapar: Preparación de equipo: traje, jacket, aletas, máscara, escarpines, botella a 200 bares de presión, regulador, guante de malla metálica y ¡al agua!
Una cosa era verlo desde fuera, y otra muy distinta era estar ahí dentro, con el sonido de las burbujas saliendo del regulador, sintiendo la tierra bajo las rodillas y viendo a los majestuosos peces nadando con sus formas perfectas, como si fueran los dueños de un universo Divino.
Aleteo un poco y se detuvo en ciertos puntos para, sencillamente, contemplar al imponente mural de corales, a donde regresaba una y otra vez durante meses. Luego iba más lejos y se perdía en la extensidad infinita de agua donde comprendió lo que era la paz verdadera.
Al regresar del buceo se sentía en la completud y la perfección del infinito, y no quería menos que la perfección en una relación con una mujer.
–No comprendes que no quiero que estemos así?
–Eres lo que aquí llamamos una mente cerrada niño, deberías abrir tu espíritu, aquí las cosas son diferentes, aquí vivimos al aire libre y gozamos, ya corta el cordón umbilical. Vamos fúmate el porro antes de que se acabe.
David ya no quería continuar más con esta conversación.
–Anda, pásame el libro de poesía…
–Voy a dar una vuelta–dijo deprimido.
–Qué?… ya no quieres cogerme?
–Claro que sí, pero…
–Eres como un pinche príncipe!
–No me llames así, te lo he pedido.
–Actúas como un muñequito.
–Y tú como una puta.
–Vete a la mierda!
David salió azotando la puerta.
–No olvides traerme unas cervezas…
Se fue a caminar a la playa, a mirar la puesta del sol sobre el mar, era el único lugar donde se sentía bien.
–No, así no son todas– dijo Jonatán– has tenido mala suerte.
–Es la impresión que me da aquí en Eilat que todas son yeguas.
–Mira, no toda la poesía es sexo, alcohol y desmadre, deberías de conocer el lado profundo de la poesía Israelí.
–Para esta puta lo único que soy es un Shaliaj.
–Es lo único que les interesa, coger, pero no todas son así. Deberías preocuparte por tu futuro, ir a estudiar poesía seria, conocer a una buena chica, encontrar el camino.
–Estudiar poesía? Lo dices en serio?– rio David a carcajadas.
–Podrías volver a Jerusalén y estudiar allí.
–Puta madre– dijo David enervado– No sé qué hacer.
Compro unas cervezas y entro en un café Internet, decidió que haría algo romántico por ella, le escribiría un email proponiéndole matrimonio y compraría un anillo de compromiso, quizás así ella reaccionaria y se daría cuenta de cuanto la amaba.
Subject: Sorpresa!
―Te casarías conmigo? Estaré en la casa pronto!
Besos,
David
David compro el anillo en una tienda del centro y volvió al departamento con las cervezas. Arin estaba cogiendo con un inmigrante ilegal de África en sus propias sabanas.
David camino lentamente en la noche adentrándose en las olas atraído por el sonido de las corrientes en la oscuridad, empezó a nadar mar adentro, sin regreso.
En la mañana estaba en un hospital de la Marina, un grupo de pescadores habían encontrado su cuerpo flotando.
–Por favor no hay necesidad que le avisen a mis papas– le suplico a las enfermeras.
–Te vamos a llevar a una examinación psicológica.
–No fue a propósito, estaba borracho.
–Si no firmas aquí, vamos a llamar a tus padres.
Internaron a David en un Hospital Psiquiátrico donde comenzó a leer sobre Yehuda Amichai quien era inspirador. Amichai y su familia emigraron a Israel en 1935, viviendo brevemente en Petaj Tikva antes de establecerse en Jerusalén. En la Segunda Guerra Mundial luchó con la brigada judía del ejército británico. Durante la Guerra de Independencia luchó en el Neguev, en el frente sur. Después de la Guerra asistió a la Universidad Hebrea y fue profesor de preparatoria. Su primer libro “Ahora y otros días” fue publicado en 1955 y despertó interés tanto en lectores como críticos. Temas juzgados hasta ahora como prosaicos: tanques, aviones, combustible, contratos administrativos, figuran en su trabajo y se convierten en una realidad poética notable por el deseo de confrontar y reflejar los problemas vigentes y retratar con nueva dureza e ironía el ambiente social contemporáneo. A esta pasión por el uso de nuevos temas y metáforas está el de la expresión y el uso innovador del idioma hebreo en varios estratos en el que se combinan y desdibujan los hilos del hebreo clásico con el moderno. Influenciado por el ingenio y la ironía de la poesía inglesa. Amichai usó las vertientes de la tradición local dándole nuevo sentido al lenguaje coloquial y a los modismos de la jerga en su idioma. Un comentario que lo alude al entregársele el Premio de Israel en 1982 es “el cambio revolucionario del idioma poético” que el poeta había emprendido a través de su obra. La poesía de
Amichai es lúdica y concentra un rango amplio de emociones, su distintivo es la risa, la burla y cierta tristeza subyacente.
Se separó de Arin para siempre y comenzó a leer el libro de Amichai ―Poemas de Jerusalén‖. La vida no era un picnic, la vida era una guerra por la supervivencia. Llamo a sus padres explicándoles que se quería suscribir en la Universidad Hebrea en la Facultad de Filosofía y Letras y estudiar poesía Israelí.
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