En su espacio diario de información por el canal América 14 del día de ayer (13/4/2018), el pseudo periodista Mauro Viale me faltó el respeto a mí y a todos los argentinos (la inmensa mayoría) que no compartimos su visión del mundo.
Refiriéndose a un comentario de su colaborador economista Sr. Lucio, dijo “la Argentina es una vergüenza, mejor dicho todos los argentinos somos una vergüenza”; a ese Viale le quiero decir varias cosas. Sus padres, de origen polaco, de religión judía (su verdadero nombre es Mauricio Goldfarb) como los míos y miles de inmigrantes fueron recibidos por la Argentina escapados de la guerra e hicieron con su esfuerzo y trabajo más grande a este país.
Tambien quiero decirle que a pesar de su microcefalia, poca inteligencia y mediocridad, Viale empezó como discreto relator de futbol, despues fue conductor de programas por TV dedicados a los escándalos de la farándula, hasta llegar a estos días creyéndose un periodista de renombre.
Quiero agregar que invita a sus programas a personajes que asquean a la comunidad judía (a la cual pertenezco) caso Diego Lagomarsino procesado por ser partícipe necesario en el asesinato (Viale descree de ello) del fiscal Alberto Nisman Z´L; otros invitados muchas veces fueron los antisemitas Leopoldo Moreau diputado cristinista y el tambien diputado del FIT Juan Carlos Giordano, autor de libelos pro-palestinos, que pretende desconocer al Estado de Israel y autor de un proyecto en el Congreso de la Nación para declarar persona no grata a Benjamín Netanyahu cuando estuvo en el país recientemente.
Tambien lo visitan regularmente Aníbal Fernández, Guillermo Moreno, Diana Conti y más de la misma catadura moral. Viale denosta a sus compañeros de trabajo, a políticos íntegros y con su soberbia agregada a sus “virtudes” ya enunciadas antes, su labor de periodista tambien se denigra.
Por las dudas y a quien interese soy un ciudadano argentino (mayor que Viale) con derecho legítimo a una réplica pública. Hago mías las palabras de Claude Chabrol (1930-2010) que dijo “la tontería es infinitamente más fascinante que la inteligencia. La inteligencia tiene sus límites, la tontería no”.
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