El carácter

Entonces, adquiriréis ese aspecto vigoroso y rudo de las viejas rocas batidas por las tempestades. El mundo hostil os habrá esculpido. Seréis caracteres, pero también tendréis carácter. Andre Maurois.

El carácter del ser humano se manifiesta y se impone desde la cuna. Esto es inobjetable basta con observar a los recién nacidos para que sin esfuerzo alguno podamos notar las grandes diferencias de carácter que ya vienen con sus personitas.

Así andando el tiempo ese carácter, ese sello individual se va desarrollando. Mostrando en su caminar su propio y peculiar estilo. Si algo nos diferencia completamente de nuestros semejantes es precisamente nuestro carácter, entre otras cosas.

No importa como lo juzguéis y midáis. Un carácter es como un acróstico o una estrofa alejandrina: Leída hacia adelante, hacia atrás o de través, siempre dirá lo mismo. Decía Emerson.

Importante es que sepamos las características propias que tiene nuestro carácter. Esta ventaja nos permitirá controlar nuestro temperamento cuando las circunstancias así lo requieran. Ha esto se le llama “carácter educado.” Hay batallas que se ganan como también se pierden por lo mismo. Las circunstancias adversas no se escogen. Sólo el carácter y la voluntad del ser humano las modifican o las cambian. Dijo Schopenhauer. Viene a ser parte fundamental en el desarrollo y formación de nuestra vida.

Finalmente a él deberemos lo que seremos en el camino y al final del camino. Alguien dijo: Carácter es destino. El agua siendo agua, no modifica sus propiedades ya sea un lago, un mar, o contenida en un vaso. No así el ser humano que piensa y que es, el si puede si lo quiere, modificar su carácter para mejor o no, por lo mismo a veces el logro se alcanza y otra veces no.

La educación refinada pule y modifica nuestros rasgos de carácter pero lo esencial siempre está ahí con su influencia de origen.

Pasamos por lo que somos. El carácter aparece por encima de nuestros deseos. Los hombres creen que dan a conocer solamente su virtud o su vicio por acciones ostensibles y no reparan en que su virtud o su vicio se exhalan en su aliento a cada instante.