Estrechar un libro, es eso escogerlo, pero hay algunos de ellos que te buscan, te siguen o simpáticamente te eligen como lector, pienso que este ha sido mi caso como quizás le ha sucedido a muchos de ustedes con Un Grande Avvenire… Dietro la (bassa) schiena (pettegolezzi al chiar di tasca), Un gran futuro detrás (bajo) de la espalda (chismes dentro del pálido bolsillo) del cuál es autor Dimitri Tamarov. Escritor, actor, cineasta, nacido en la Argentina de ascendencia ruso, judío, ciudadano franco-argentino, sin embargo lo podemos considerar ciudadano del mundo, aun más fue uno de los protagonistas importantes en la vida parisiense y romana durante la década de los años 70.
Su libro es comparable a la sensación suscitada cuando se sube a la montaña rusa. Relato descrito con picardía y bizarría mediante una serie de historias, que surgen, se engloban y vuelan desde el interior del mundo del espectáculo entregándolas al lector quien permanecerá hechizado desde el principio hasta la conclusión, atravesando ondas electrizables que lo harán saltar de risotadas, sin embargo en algunos instantes los nudos en la garganta lo llevará a sobrecoger, colmados de sentimientos que nos adentran a ser participés de estas anécdotas existenciales de los grandes colosos del cine mundial.
¡Como no!… a su lado estuvo Dimitri Tamarov invitado excelso en cada una de las circunstancias, disfrutando de su joven edad adicionalmente compartida a la belleza, a lo que él agregará además ese toque de mentalidad afable libre, la cuál le abrirá puertas para ser protagonista en esa vida mundana o acaso para crear amistades incondicionales que describe en su relato, desde Marlon Brando, Franco Zefirelli, Mario Moretti, Marina Wolkonsky, Orson Welles, Ruf Nureyev, Liz Taylor, Brigitte Bardot y otros tantos nombres famosos a seguir en cada capitulo.
La narración nos lleva a entrever a Dimitri Tamarov, auténtico, sociable en situaciones que podrían dejar a cualquiera en aprieto, es así que casi susurrando a vuestro oído, referirá de una princesa romana que después de larga amistad con él, le comunicará la decisión del marido aristocrático que le negará la entrada a sus salones, solo a disposición de sus amistades de la rancia nobleza.
Toda esta situación lo lleva a crear espléndidos monólogos, que nos induce a imaginarlo en el interior de un clásico teatro romano, allí aflorarán sus vocablos dirigidos a lejanías o cercanías declamando vehemente la nostalgia de aquella vivencial experiencia entrelazada junto a fértiles chismes, curiosidades, intrigas, pelambres, juegos, trabajos, roles, diversión de actores y actrices, demostrando sus dotes magnificas de actor dramático, cómico.
Episodios de amor, desencadenadas pasiones, juegos eróticos, que desenlazan entre sabanas de satén azul, el cine va conduciendo sus caprichos hasta subir a un nivel alto a sus actores, guionistas, productores, directores. Dimitri Tamarov, argentino – ruso un poco hebreo por descendencia sanguina del padre. Espacios que nos transportan hasta París, allí evocaciones inolvidables serán las referidas a Edith Piaf, y a la complicidad de Jean, el secretario de la cantante.
Como la vida divagaba con desenvoltura a voluntad y complacencia del ser jóvenes, guapos, errantes y sin ninguna responsabilidad, aprovechando que el mundo les ofrecía todo, bastaba solo cogerlo o encaminar los pasos hacia el placer dentro del esplendor de los años 70.
Amores distantes, intensos como el ligamen suyo hacia su madre, siendo un hijo generoso abnegado que realizaría infinidad de viajes cruzando mares y o irrumpiendo cielos arribando a dicha destinación que era la Argentina para cobijarse en los brazos de ella. Describirá otros amores que nos incuriosa entre velos y sin saber… su placer de homosexualidad o heterosexualidad, quizás es mejor la duda de la libertad o rehuyendo a la interrogación dejada sin respuesta.
Princesas romanas, musas rusas deambulantes entre espaciosas mansiones, buscando la felicidad cederán a los placeres encontrados en externo de esos muros domésticos, sin sabores.
Para él, se necesita enamorarse siempre con ahínco de la esperanza, cuya finalidad latente es el triunfo en obtener la diversión de todos los momentos, especialmente en grandes roles que ofrecerá la vida. Actuará en inmortales películas entre ellas: Il Casanova de Fellini (1976), Colpo di Stato (Luciano Salce 1969) participación importante con Franco Zefirelli le seguirá tantos otros roles, lo fundamental es realizar cine.
Su libro es dedicado en forma especial a Roman Polanski
Pero hay un deseo no realizado aun para el inquieto Dimitri Tamarov actor, es obtener un rol en la película 007… sin embargo estamos seguros que lo encontraremos en el próximo James Bond 007 para gran beneplácito de sus fans argentinos, rusos, franceses, italianos y del mundo entero.
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