2
Para cerciorarse que no estaba equivocado en sus restricciones sexuales examinaba las distintas y variadas personalidades humanas y siempre llegaba a la misma conclusión, todas aquellas personas que buscaban la fraternidad y el calor humano terminaban por desarrollar escapismos y represiones neuróticas que no llevaban a ninguna parte sino a la histeria y no eran de ningún interés social ni cultural, incluso las familias estaban catalogadas en índices de guerras cíclicas como el pilar del núcleo social en los libros de estadísticas de las bibliotecas de los gobiernos, quienes no sabían qué hacer con esto, paradójicamente las estadísticas demostraban que los divorcios eran opciones viables a la rehabilitación común, así que era preferible no explorar en ninguna relación en origen. Su romanticismo estaba más bien basado en la literatura y la filosofía, y en aquellas obras cinematográficas de alto nivel que exponían tales dramas escatológicos. Por ello no se hacía ilusiones con ningún prisma, y más bien deseaba descubrir el secreto acerca de la existencia cósmica de los árboles en este planeta, y por qué habían sido convertidos en símbolos e iconos de la sabiduría, el misticismo y la riqueza del poder.
Viajaba en su automóvil blanco y daba vueltas sin fin como en el eterno retorno tratando de escuchar algo. Solo lograba escuchar sus propios pensamientos a los cuales no podía silenciar. Intento la meditación y el yoga en talleres de gimnasia universitarios, pero ningún cambio trascendental ocurrió. Aun así no podía escuchar, no podía escucharse a sí mismo a través de ellos, y a ellos a través de sí mismo, algo los separaba, como distintos libros separados por la consciencia en cajones genéricos.
Decidió que sería un hombre de acción, tomaría las cartas en sus manos, por lo que compro semillas de un pino especial y lo sembró en el bosque, cubrió a la semilla con sus manos cálidas como una gallina calienta a sus huevos, tratando de irradiar su propia magia.
Decidió experimentar algo nuevo, en lugar de jugos de naranja y limón, comenzaría a beber jugos y licuados de savia, y solo de estos se alimentaria además de raíces y frutas secas. Jugaría ajedrez con cascaras de nueces. Cargaría sus paredes con retratos y pinturas herbolarias, y colocaría leia en el rincón de la casa. Invocaría al espíritu y buscaría respuestas en los libros sagrados y los libros de magia.
Sucedieron los años y vio a miles de alumnos matricularse o ser expulsados a un destino cruel. En el aula su paciencia se estaba agotando y se estaba haciendo más viejo pues la barba rubia se le descoloro con canas sabias. Colocaba nueces en sus almohadas y trataba de escuchar con oído fino alguna palabra. Nuevas generaciones de alumnos entraron en la universidad y se apuntaron en su matrícula pues decían que se había vuelto loco y estaba obsesionado.
Pero no estaba dispuesto a renunciar.
—Abran sus libros en la página diecinueve y veinte, leeremos el ritmo matemático frente a la dinámica lucida de la novela de terror. La novela de terror, es un subgénero dentro de la novela, que es a su vez un subgénero de la épica o narrativa. Su principal característica y rasgo distintivo es el cultivo del miedo y sus emociones asociadas como principal objetivo literario. La novela de terror es uno de los formatos habituales en los que se presenta hoy en día la nueva literatura de terror gótico—.
Los alumnos rieron a carcajadas.
—¿Alguien me quiere explicar la broma? —.
Silencio.
—Continuemos. Es representada muy a menudo por la clásica narrativa de horror sobrenatural de corte anglosajón, incluye elementos propios de la narrativa de ciencia ficción o la novela fantástica, de las que toma figuras sobrenaturales, como las propias del mundo de lo paranormal o la mitología: el vampiro, el hombre lobo, el monstruo y el ser mitológico maligno, el fantasma, el demonio, el zombie, la bruja… —
—O los arboles— dijo Jack, un alumno con gafas que se quería pasar de inteligente—.
Todos volvieron a reír al unísono. Bernard inmutado continúo.
—En las obras más modernas se amplían los registros: los extraterrestres, la amenaza nuclear, la manipulación genética, e incluso los riesgos de la contaminación ambiental. De hecho, es frecuente que la fantasía, la ciencia ficción y el terror sean tratadas en conjunto, dentro de lo que se considera ficción especulativa, literatura de género—.
Así sucedían los años, los meses, los días, las horas, los minutos, los segundos, sin que algo fuera de lo común sucediera. Ya su vestimenta blanca estaba un poco sucia con manchas imperceptibles y arrugada, poca importancia le daba a los asuntos domésticos, la madera en su habitación estaba podrida, y el buzón del correo lleno de facturas de la luz y el agua que ya no pagaba.
Sucedieron cinco años de magia, pero no logro escuchar a ningún árbol cantar o danzar, es decir, más allá de lo natural y poético, y se preguntaba en que pensaba pues su mente ya poco inventiva parecía una lavadora oxidada por el agua.
En los cinco años de magia conoció incluso a una hembra, una mujer ideal, no era demasiado bella, pero desquiciaba sus sentidos congestionados de sí mismo. Congeniaron porque ella estaba dispuesta a hacer todo por él, corregir los exámenes, lavarle la ropa, hacerle de comer, limpiarle el cuarto, defenderlo frente a las miradas interrogatorios de otros profesores, incluso invitarlo a reuniones con alumnos, y aunque prefería estar en silencio, a veces deliraba por la poción de savia y tequila. Lo ayudaba incluso a recordar los textos que tenía que exponer en clase, pues su mente y sus ojos se atrofiaban, y ya no estaba seguro de que material tenía que ensenar en que clase, a qué hora, en que aula, y continuamente se confundía o se sentía disponible como un candado oxidado. No había logrado encontrar la llave de su vida, ni en las noches de sexo con la profesora Adele.
Su mente especulativa pronto únicamente lograba escapar sobre las carreras de caballos y el baloncesto, e incluso dejo de sentir intención en sus clases en la que se enfadaba con los alumnos, que eran para el simples caras inocentes y repetitivas, dejando de sentir para siempre la pasión que algunas veces sentía convirtiéndose en un clásico robot dogmático que ya no se escuchaba ni a sí mismo.
Artículos Relacionados: