XI
Oruga Vieja había visto con un nudo en la garganta como su cultura se iba deshilando en la pobreza, el alcoholismo, la violencia doméstica y la autodestrucción, y peor aún, el desierto espiritual e intelectual que había dejado el hombre blanco en su conquista.
El valle que se encontraba entre el río Misisipi y el río Misuri al oeste, estaba localizado en el condado de Polk donde habían varios lagos naturales, entre los más importantes los lagos Spirit, West Okoboji y East Okoboji, en el noroeste de Iowa, pero ahora estaban contaminados por los desperdicios industriales de lasd grandes fabricas blancas.
Luego llegaron los inversionistas inventando nombres de lujo con un logotipo para eliminar el horroroso vocablo amerindio, y poner letreros americanos de acero y luces fosforescentes diciendo que traían empleo.
Los primeros amerindios habían llegado a Iowa desde hace más de trece mil años, Habían sido cazadores-recolectores viviendo en un paisaje glacial de la época.
Cuando los exploradores europeos llegaron, los amerindios se habían convertido en agricultores con una infraestructura económica, social y política.
Se adaptaron a los entornos y ecosistemas llegando a ser más sedentarios en cuanto se aumentaba la población.
Comenzaron a cultivar plantas medicinales.
Pero fue en el período Woodland de amor al bosque cuando sus tribus se internaron en el complejo de inferioridad de una estructura social más compleja.
Los cambios sociales fomentaron asentamientos estables.
La llegada de los productos y enfermedades europeos por medio de los exploradores europeos y otros grupos étnicos de amerindios produjeron trastornos en la población, en la economía y en la estructura social, trastornos incurables.
Oruga Vieja había soñado en convertirse en una mariposa, y explorarse en la libertad de la naturaleza, más allá de las fronteras humanas, hacerse y rehacerse en la magia de sus ancestros, y en sus libros sagrados de poesía y recetas mágicas, pero con la llegada de los hombres blancos los sueños espirituales se convirtieron en estructuras sociales altamente sofisticadas y organizadas, categorizadas y definidas, congregadas bajo los prejuicios y estigmas de la sociedad americana, almacenada y almanaqueadas.
Para el indio de cuna, la enfermedad era un castigo divino.
El Gran Espíritu había sido ofendido en alguna forma, y como castigo permitía que el espíritu del mal se arrebatara en sus almas, doble espiritual del cuerpo, y se las llevará a los estratos más profundos del infierno, la negación de la vida.
El efecto de esta separación del alma y del cuerpo o “rapto del alma”, era la enfermedad.
Este origen sobrenatural de la enfermedad exigía la existencia de una persona dotada de poderes mágico curativos, capaz de enfrentarse a las potencias del mal y arrebatarles el espíritu robado devolviéndolo al cuerpo, con lo cual se obtenía la curación.
Esta persona es el Jefe, el que nace dotado de esos poderes sobrenaturales que luego desarrollará por el ejercicio.
El entrenamiento era duro y largo, necesitaría ser bañado con substancias especiales como plantas aromáticas que desarrollaran sus habilidades.
Cuantas más cosas aprendiera y supiera, mejor y más crédito tendría en la comunidad.
Tenía como auxiliares a los espíritus protectores que eran muñecos humanos o animales tallados en maderas diversas.
El Jefe se dedicaba más a las enfermedades que se consideraban producidas por causas sobrenaturales, pero con la llegada del hombre blanco, se tenía que invertir a la dedicación de la salvación del mundo abstracto creado por la mano humana.
Los Jefes tenían sueños y eran capaces de averiguar cosas que escapaban a la percepción normal de otros seres humanos.
En su persona se aunaban el médico, el sabio, el filósofo, el hechicero, el mago, el adivino, el sacerdote, el conservador de las tradiciones y creencias y por eso solían llamar a estos hombres sabios.
Oruga Vieja tenía visiones especiales en sus sueños, pero se mantenía en silencio, porque las tribus habían sido exiliadas en las grandes ciudades americanas, el desempleo, la vagancia y el alcohol, y los Jefes eran considerados un mito del pasado fantasmal.
Oruga Vieja se creía capaz de conversar con los espíritus, de invocarlos, de dominarlos, de encauzarlos para conseguir el fin propuesto que era curar la enfermedad, pero en forma colectiva.
Por ello a la gente del pueblo le repudiaba, y lo dejaban hablando consigo mismo como un esquizofrénico.
Oruga Vieja cantaba en su soledad, y decía que el canto podía curar epidemias y todo él en un lenguaje críptico, ancestral, lleno de raros términos y metáforas que nadie más que él y su maestro eran capaces de descifrar.
Sandy, la trabajadora social de la ciudad se lo llevó a un hospital psiquiátrico donde fue curado de su esquizofrenia con las nuevas drogas.
Cuando Oruga Vieja volvió al pueblo, ya no deseaba ser mariposa, sino vivir en silencio y no molestar a nadie.
Sin embargo El Gran Espíritu se le volvió a revelar y le ordenó fabricar muñecos para transmitir la tradición en forma teatral.
Logró reunir casi sesenta y cuatro enormes muñecos entre los cuales se distinguían el “Rey”.
Estos muñecos de palo los colocaba adosados junto a la pared de la Casa del Congreso del pueblo.
Al atardecer comenzaba la ceremonia, y empezaba a contar un cuento.
Con pequeños descansos para tomar algún alimento o hacer sus necesidades seguía su canción día y noche.
Dormía muy poco, apenas unas cabezadas y durante ese tiempo lo cuidaban los muñecos tallados que eran los buenos espíritus.
En su juego de teatro los muñecos le llevaban hasta el lugar donde se encontraba el demonio responsable de la epidemia y a base de humo que queman los indios especializados en esta parte del ritual, los ahuyentaba, luego hablaba con ellos sobre cómo ha de curarse la epidemia.
Una vez recuperado del trance, explicaba a los indios qué es lo que había que hacer.
El público aplaudía tras las representaciones y el indio regresaba a su barrio con un buen puñado de dólares.
-Si tuviera pacientes les encomendaría cantar al mismo tiempo que quemaban sus braserillos de barro cocido con los mágicos granos de cacao cuyo humo ahuyentará a los malos espíritus de la cabecera del enfermo.
Aprendía otros cantos curativos que también servían para los trastornos digestivos, un canto sagrado para curar la borrachera, y uno que se canta a los niños que han nacido para ser Jefes.
Pero la que más le gustaba era la canción que se usaba para recuperar el alma perdida.
En una noche oscura escuchó al Gran Espíritu cantar su canción de los muertos.
Una voz le dijo que no existía nada malo en los avances del hombre malo, que no existía realmente el espíritu del mal, sino que era una invención poética, y que tenía que hacerse de las invenciones de los blancos para mejorar sus representaciones y su magia.
Los hombres blancos que habían venido deseaban alterar la geografía y dejaban a cambio obsoletos mapas escolares.
Eran los nuevos «adoradores» rubios y altos.
Porque el ambiente ritual los atraía como abeja al panal.
Una buena parte de los visitantes, era únicamente un sitio de playa y sol; para otros, la región les contaba un pasado en cada costado de su fundación natural.
Y algunos más, aprovecharán el entorno para apreciar, por ejemplo, las diferentes fases que sufre un gusano para llegar a graduarse de mariposa, desde la pupa hasta el precioso acto de alas coloridas.
Oruga Vieja compró una televisión a colores, una pecera eléctrica, y un refrigerador.
Las autoridades de los Estados Unidos tuvieron que intervenir con sus programas de educación y trabajadores sociales.
Por ello Oruga Vieja decidió renacer, pero esta vez de otra forma, robando la tecnología a los blancos para atraer nuevamente la atención del pueblo.
Oruga Vieja se convirtió famoso por sus ilusiones gigantescas y sus desapariciones asombrosas.
Fue así que decidió crear una escuela de magia al estilo de Harry Potter.
También compró una máquina de escribir para escribir sus obras, hasta que esta dejó de funcionar.
El mago Oruga Vieja espera crear un master en magia que incluyera incluso descubrir los secretos que hay detrás de sus ilusiones, perfeccionadas por su familia a lo largo de ocho generaciones.
Con el tiempo su escuela se convirtió en un salón para ver la televisión.
La magia había entretenido a los amerindios durante años y formaba parte de muchas ocasiones sociales, sin embargo, la llegada de la televisión había forzado a los magos a dar un vuelco a su arte para cubrir las necesidades de la generación de los videojuegos y de las telecomedias occidentales.
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