Recorrer la Dordoña es adentrarse en una tierra donde el tiempo parece detenerse, un lugar donde los paisajes ondulados, los ríos tranquilos y los castillos medievales narran historias de siglos pasados. Desde que llegamos a Périgord, sentimos que habíamos cruzado un umbral hacia una Francia más pausada y contemplativa, donde cada esquina invita a explorar, a saborear y a admirar.
Périgord, con sus calles adoquinadas y fachadas doradas por el sol, nos envolvió con su encanto intemporal. Pasear por su corazón histórico es como abrir un libro de historia vivo: las casas de piedra, los pequeños talleres artesanales y los mercados al aire libre nos regalaron momentos de profunda conexión con su esencia. Cada rincón parecía contar sus propias anécdotas, mientras nos dejábamos llevar por el ritmo relajado de la ciudad.
En esta misma región bellísima, en el corazón del pintoresco pueblo de Trémolat, rodeado por la serenidad de la región de la Dordoña, se encuentra Le Vieux Logis, un hotel boutique que encapsula el alma del suroeste francés. Parte de la prestigiosa colección Relais & Châteaux, este encantador retiro combina historia, elegancia y una cálida hospitalidad que nos hace sentir en casa desde el primer momento.
Desde nuestra habitación, podíamos contemplar el paisaje mientras los aromas de la naturaleza entraban suavemente por la ventana. Aquí, cada momento transcurría sin prisas: las mañanas comenzaban con un desayuno digno de los dioses, donde los productos locales eran los protagonistas, y las tardes se deslizaban entre paseos por el jardín o una copa de vino junto a la chimenea.
El restaurante del hotel, galardonado con una estrella Michelin, es una joya. Aquí, bajo la dirección creativa del chef Vincent Arnould, la cocina tradicional del Périgord se reinventa con un toque contemporáneo, celebrando los productos locales en cada plato. Desde el foie gras artesanal hasta las trufas de la región, cada bocado nos transporta a los sabores más auténticos de la Dordoña.
Sarlat-la-Canéda, conocida simplemente como Sarlat, es una de las ciudades medievales mejor conservadas de Francia y se encuentra en el corazón del Périgord Noir en la región de la Dordoña. Este destino pintoresco, con sus callejuelas adoquinadas, fachadas de piedra dorada y arquitectura renacentista, ofrece una inmersión única en la historia y el encanto francés. La ciudad floreció durante la Edad Media y el Renacimiento, y hoy en día, pasear por sus calles es como retroceder varios siglos.
En Sarlat, encontramos otro de los tesoros de la Dordoña: el restaurante Aux Trois Sens. Entrar allí fue como ser recibidos en la casa de un viejo amigo, donde cada plato es una declaración de amor a la gastronomía local. Nos dejamos llevar por las recomendaciones del chef y disfrutamos de un festín que celebraba los sabores auténticos de la región. El foie gras, tan característico de esta tierra, nos deleitó con su textura sedosa y sabor profundo, mientras que los postres parecían salidos de un sueño, elaborados con frutas frescas y un toque de creatividad que nos sorprendió en cada bocado.
La Dordoña es mucho más que su belleza natural; es un lugar que invita a reconectar con la simpleza y la riqueza de la vida. Al despedirnos de estas tierras, llevamos con nosotros no solo las imágenes de sus paisajes y la calidez de su gente, sino también una renovada admiración por los placeres sencillos: un paseo, una comida, un momento de calma. Prometimos regresar, sabiendo que siempre habrá más historias por descubrir en este rincón encantado de Francia.
Con la ayuda del Comité Departamental de Turismo Dordoña Perigord:
https://www.dordogne-perigord-tourisme.fr
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