El costo de Irán

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Detengámonos un segundo y analicemos las consecuencias. Recientemente, varios funcionarios de primera talla en Israel han estado empujando más y más la idea de un ataque contra las instalaciones nucleares en Irán. Es, de hecho, una posición razonable, ya que Irán, de manera abierta y velada, ha declarado su deseo de extinguir al estado judío y más de una vez su líder, el presidente Mahmud Ajmadineyead ha vaticinado su inminente deceso. Y un Irán nuclear representa una grave amenaza no sólo para Israel sino para el resto del Medio Oriente.

Imaginemos por un segundo, el escenario de aquel verano de 1991 en el que Saddam Husein de Irak decidió invadir Kuwait, pero esta vez con el agresor siendo un Irán nuclear. Nadie, ni los EEUU, ni Israel, ni el mundo Árabe se atreverían a atacar a un Irán capaz de destruir países enteros con apretar un botón. Ésa es la urgencia de detener el avance nuclear iraní, mucho más que la amenaza existencial que presentan para Israel.

Y sin embargo, las encuestas nos sugieren que los israelíes están lejos de estar ávidos por un ataque contra las instalaciones nucleares iranís, y esto, también, tiene mucha lógica. Primero, es claro que la capacidad militar de un ataque convencional israelí contra Irán es limitada. Los aviones de ataque israelíes es de alrededor de 800 kilómetros, mientras que la distancia a Irán es más de 1500 km. Eso significa recargas de combustible en vuelo, lo cual complica la operación significativamente. Más aún, el programa nuclear iraní está bien protegido y distribuido, lo cual significa que Israel tendría que volar cientos de misiones para tener un efecto significativo.


Pero mas allá de las complicaciones logísticas, un ataque israelí en contra de Irán significaría para Israel abrir una guerra en casa en dos, si no, en tres frentes. Sin duda, Hezbollah en Líbano y Hamas en Gaza aprovecharían la oportunidad para bombardear Israel con una lluvia masiva de cohetes, y eso precisamente cuando la fuerza aérea israelí está ocupada en el frente iraní. Inclusive es posible que Siria también atacara, aunque ahí la situación es más dudosa.

Es claro que la única opción militar realmente efectiva sería ataques continuos de una fuerza aérea masiva y súper moderna a una distancia corta, y sólo existe un país en el mundo con esa capacidad: EEUU, que puede atacar tanto desde portaaviones en el Golfo Pérsico como desde bases en otros países del Medio Oriente. Un ataque americano también tiene la ventaja de que Israel se puede mantener al margen, minimizando la posibilidad de tener que abrir frentes en casa, o al menos si eso sucede, dándole la oportunidad de concentrarse en los frentes directos, mientras que al mismo tiempo políticamente permitiendo a los países árabes apoyar, o al menos mantenerse neutrales frente al ataque norteamericano.

Y es ahí donde viene el juego psicológico: las reacciones israelíes y las declaraciones del ministro de defensa Ehud Barak no son indicativos de un inminente ataque contra Irán. Al contrario. Israel está jugando un juego de nervios cuyo objetivo es encajonar a la administración del presidente Obama para que ellos no tengan alternativa más que atacar a Irán. Es un complejo juego de ajedrez que busca llevar al aliado más importante de Israel a hacer una labor que en realidad sólo ellos tienen la capacidad de hacer. Pero es un juego complicado y riesgoso. No es claro, en un año electoral, y recién habiendo salido de un prolongado conflicto en Iraq, si los americanos tienen el estómago para iniciar otro conflicto armado, que probablemente sería mucho más difícil que sus recientes experiencias en Afganistán e Iraq. Y las encuestas más recientes como la del Pew Research Center muestran sólo un tímido y moderado interés entre los americanos de detener la amenaza Iraní. Las próximas semanas traerán desarrollos interesantes, pero si hay algo que no cabe duda es que el Medio Oriente está en un claro camino a una situación compleja y peligrosa de la cual no se vislumbra una salida fácil.

*El Dr. Moisés Salinas-Fleitman es Director Académico de la Universidad Hebraica y autor de varios libros sobre la psicología del conflicto Árabe-Israelí. Lo puede seguir en Twitter en @msalinasphd

Acerca de Moisés Salinas Fleitman

Moisés Salinas Fleitman es un investigador con reconocimiento internacional, profesor de psicología, activista sionista y presidente de la organización Meretz USANacido en la Ciudad de México, D.F. en 1966, fue miembro activo de organizaciones sionistas desde joven. Fue Secretario General del Movimiento Juvenil Sionista Dor Jadash en 1985-1986.Salinas Fleitman estudió en el Instituto para Lideres de la Diáspora Majon L'Madrijei Jutz La'Aretz, en Israel in 1984-5, y emigro a Israel en 1986 donde estudió en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Durante sus años de estudiante, fue activo en los movimientos Paz Ahora y en el ala estudiantil del partido Mapam.Actualmente funge como Director Académico de la Universidad Hebraica.

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