La trata de personas es un problema mundial y uno de los delitos más vergonzosos que existen, ya que priva de su dignidad a millones de personas en todo el mundo. Los tratantes engañan a mujeres, hombres y niños de todos los rincones del planeta y los someten diariamente a situaciones de explotación. Si bien la forma más conocida de trata de personas es la explotación sexual, cientos de miles de víctimas también son objeto de trata con fines de trabajo forzoso, servidumbre doméstica, mendicidad infantil o extracción de órganos. Tristemente nuestro país no es ajeno de esta barbarie.
En México esta cruel realidad opera de la mano del crimen organizado. Los tratantes consideran a las personas meras mercancías, objetos que pueden ser explotados y comerciados para lucrar con ellos. A nivel nacional, los países siguen aplicando el Protocolo y procurando incorporar la legislación en materia de trata de personas en su derecho interno. Año tras año también aumenta el número de países que cuentan con legislación pertinente, con dependencias policiales destinadas a combatir la trata y con planes de acción nacionales para hacer frente a ese flagelo. Sin embargo, pese al aumento del número de condenas por el delito de trata, la cantidad aún sigue siendo baja. Para abordar esa cuestión es indispensable lograr una aplicación más efectiva del Protocolo a nivel nacional y una mayor cooperación en los planos regional e internacional.
Aquí una triste realidad, según un reportaje de la revista proceso, un municipio de Tlaxcala es la capital nacional de la trata de personas en México. Ahí, en ese minúsculo municipio llamado Tenancingo, en medio de la pobreza extrema pueden verse fastuosas residencias, autos de lujo y personas enjoyadas, y donde el sueño de los pequeños es convertirse en Proxeneta, (Marginación, falta de educación y pobreza; la fórmula perfecta para que la trata de personas pueda operar). Según se informa en ese Estado opera una poderosa red de tratantes de mujeres que ha extendido sus tentáculos en 15 estados del país e, incluso, ya traspasó las fronteras. Realidad Lamentable, un reflejo de este cáncer social que parece no detenerse.
La trata de personas es una violación brutal a los derechos humanos; una forma de esclavitud moderna. La complejidad del crimen de trata requiere una respuesta interdisciplinaria y coordinada que involucre a varios actores de la sociedad, en países de origen, tránsito y destino. Sin duda urge un dictamen en México, En general, los trabajos sobre el tema se han limitado a estudios locales y estudios generales sobre condiciones de vulnerabilidad para la trata de personas. Urge el dictamen de nuestro SENADO para una nueva ley de trata y de la necesidad de incorporar enfoques de género y los derechos de los niños a los programas de atención para víctimas del delito de trata.
Sin duda hay que reconocer la lucha y el trabajo de las Senadoras: Adriana Dávila, Angélica de la Peña, Lucero Saldaña, María Luisa Calderón y Margarita Flores por frenar esta red criminal. (¿Y LOS SENADORES HOMBRES? ¡Ellos solo votan!), y de Asociaciones civiles como; “¿Y quién habla por mi?”, “CEIDAS”, “Infancia Común” y “Ririki” así como las valiosas observaciones de la CATWLAC Y La UNODC. **
(Oficina de las Naciones Unidas para el combate al crimen y drogas y secretaria General de la Organización de Estados Americanos, Coalición Regional Contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe).
“: El demonio que no queremos ver; La trata de personas – http://t.co/GN8nmjtCsD http://t.co/L3qb4zI5Jx”