El desplome del régimen de Al-Assad

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En Siria las escenas son cada vez más dantescas. Cientos de muertos cada día, tiroteos y bombardeos continuos, tanques, morteros, helicópteros, destrucción de barrios enteros, caos humano, decenas de miles de personas cruzando fronteras para escapar del infierno de la guerra. Estos últimos días la escalada violenta ha cobrado una dimensión cualitativamente distinta al quedar la capital siria, Damasco, en el ojo del huracán, y al haber logrado las fuerzas rebeldes del Ejército Sirio Libre (ESL) herir al corazón del régimen con el atentado, por el cual cuatro de los más altos oficiales del círculo íntimo de Bashar al-Assad, incluido su cuñado, fueron ultimados. La expansión de los combates a prácticamente todo el país, la toma y el control de las áreas fronterizas con Irak y Turquía por parte del ESL, los rumores y desmentidos acerca de la desaparición del Presidente sirio, la deserción de figuras clave como el embajador sirio en Irak y de Manaf Tlass, la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad para tratar el caso sirio y la creciente alarma de los países vecinos por las consecuencias que les puede acarrear lo que acontece en Siria, son algunas de las señales de que el fin del régimen de Al-Assad se acerca irremediablemente.

Ante este panorama, cabe registrar lo siguiente:

1.- La ONU se ha mostrado como un organismo ineficiente al haber sido incapaz de ejercer una función significativa, a fin de evitar o disminuir los baños de sangre y promover un cambio de régimen sin el altísimo costo en vidas que está teniendo este proceso. Rusia y China han sido los principales responsables de esta situación al haber vetado reiteradamente cualquier acción mayor de parte de la comunidad de naciones que obligara a Al-Assad a entregar el poder. Las idas y venidas de Kofi Annan a Siria y sus múltiples planes de transición han fallado rotundamente, al igual que ha sido infructuosa la presencia de observadores de la ONU en el terreno para contener la ferocidad del régimen.


2.- La liga Árabe ha mostrado igualmente su inoperancia. Sus exhortos y condenas verbales no han tenido peso alguno, ya que no se han traducido en acciones concretas con capacidad de debilitar al régimen de Damasco. Igualmente Turquía, su vecino no árabe, ha dado muestras de que si bien se ha prestado a recibir a miles de refugiados sirios, ha preferido no involucrarse en una confrontación abierta contra Al-Assad, ni siquiera después del derribo de uno de sus aviones por el aparato militar sirio.

3.- Hasta el momento, Irán y Rusia siguen siendo los principales puntos de apoyo del dictador de Damasco en función de la gran cantidad de intereses compartidos entre ellos y de ser, además, sus principales abastecedores de armamento e instrucción militar.

4.- Es de suponer que el abastecimiento a las fuerzas rebeldes de pertrechos militares ha provenido tanto de lo que los miles de desertores del ejército sirio aportan, como de traspasos silenciosos de armas desde diversas fuentes internacionales que coinciden en el objetivo de derribar al régimen.

5.- Uno de los temas sobre los que en estos días hay más preocupación es el de las armas químicas existentes en Siria. Hay temor de que este rico arsenal compuesto de varias toneladas de toxinas letales pueda ser usado por el gobierno de Al-Assad en un esfuerzo último por sobrevivir. De igual modo, hay preocupación internacional de que dentro del caos que se vive hoy en el país, dicho arsenal quede en manos de grupos radicales que pudieran hacer uso de él, o de que incluso fuera traspasado a agrupaciones foráneas, como el Hezbolá libanés, tradicional aliado de Al-Assad.

6.- La intervención militar internacional directa no se dio en Siria con lo cual el caso libio no se replicó. Esto ha hecho que el propio pueblo sirio, con su enorme sacrificio en vidas humanas, sea quien por sus propios medios y méritos está consiguiendo lo que parecía imposible: deshacerse de una de las tiranías más resistentes y feroces en el mundo árabe. Lo que vendrá después es una gran incógnita que por lo pronto no puede ser despejada.

Fuente: Excelsior

Acerca de Esther Shabot Askenazi

Licenciada en Sociología egresada de la UNAM (1980), con estudios de maestría en Sociología en la UNAM y con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana. (1982-1985) Fue docente en la ENEP Acatlán, UNAM durante 10 años (1984-1994). Actualmente es profesora en diversas instituciones educativas privadas, judías y no judías.De 1983 a 1986 fue colaboradora semanal del periódico "El Nacional" tratando asuntos del Oriente Medio.Desde 1986 hasta la fecha es editorialista semanal en el periódico Excélsior donde trata asuntos internacionales.Es comentarista sobre asuntos del Medio Oriente en medios de comunicación electrónica.Publicaciones:"Los orígenes del sindicalismo ferrocarrilero". Ediciones El Caballito S.A., México, 1982.En coautoría con Golde Cukier, "Panorama del Medio Oriente Contemporáneo". Editorial Nugali, México, 1988.Formó parte del equipo de investigación y redacción del libro documental "Imágenes de un encuentro. La presencia judía en México en la primera mitad del siglo XX" publicado por la UNAM, Tribuna Israelita y Multibanco Mercantil, México, 1992.Coautora de "Humanismo y cultura judía". Editado por UNAM y Tribuna Israelita. José Gordon, coordinador. México, 1999.Coordinadora editorial de El rostro de la verdad. Testimonios de sobrevivientes del Holocausto en México. Ed. Memoria y Tolerancia, México, 2002.Redactora de la entrada sobre "Antisemitismo en México" en Antisemitism: A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution". Ed. ABC CLIO, Chicago University, 2005."Presencia judía en Iberoamérica", en El judaísmo en Iberoamérica. Edición de Reyes Mate y Ricardo Forster. EIR 06 Enciclopedia Iberoamericana de Religiones. Editorial Trotta. , Madrid, 2007.Artículos diversos en revistas de circulación nacional e internacional.

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