El destino de un reino

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Los británicos tuvieron el imperio más extenso y poderoso de la historia de la humanidad. Desde su pequeña isla, al norte de Europa continental, controlaron tantos territorios que llegaron a considerarse como “el imperio en donde el sol nunca se pone”. Después de la Segunda Guerra Mundial, exhausto y sobreextendido, el Imperio Británico se desmoronó para darle paso a la hegemonía estadunidense y soviética.

Ahí quedó, sin embargo, el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, con sus tan peculiares usos y costumbres. Una monarquía constitucional que integraba a cuatro naciones: Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte.

Hoy, los súbditos de la reina Isabel II están votando en unas elecciones históricas que bien podrían determinar el futuro del Reino Unido como país unificado.


El tema más importante es, desde luego, el Brexit: el referéndum que se llevó a cabo en 2016, donde una mayoría de votantes decidió la salida del Reino Unido (RU) de la Unión Europea (UE). Desde entonces, el Parlamento no ha podido procesar políticamente esta decisión. La democracia representativa ha fracasado en llevar a buen puerto el mandato de la democracia participativa. Después de meses de extenuantes negociaciones con la UE, el RU sigue atorado en cómo salirse. La primera ministra, Theresa May, tuvo que renunciar. La sustituyó Boris Johnson, quien tampoco pudo resolver el tema del Brexit. Todo esto llevó a que se convocara a nuevas elecciones parlamentarias que se llevan a cabo el día de hoy.

Todo indica que los Tories, el Partido Conservador, ganarán los comicios, por lo que Johnson permanecerá como primer ministro. Además, las encuestas, apuestas y modelos de predicción prevén que los conservadores tendrán mayoría en el Parlamento, por lo que no necesitarán alianzas para formar gobierno. De esta forma, el primer ministro ahora sí tendrá los votos que no tuvo May para implementar la salida del RU de la UE.

No será fácil, porque dentro de los conservadores también hay divisiones. Pero ya no habrá pretextos para los autores del Brexit. Más temprano que tarde ocurrirá el divorcio anunciado hace ya más de tres años. Será doloroso, sin duda. Sobre todo para el RU, que tiene mucho que perder en materia económica con su salida de la UE.

Pero el asunto no queda ahí. Es aún más complejo.

Para empezar, la UE y el RU tendrán que negociar qué hacer con la frontera en la isla irlandesa. En el sur se encuentra la República independiente, que es miembro de la UE. En el norte está el territorio que pertenece al RU. Hoy en día no existe frontera porque ambos países son miembros de la UE. Pero, si el RU se sale de la UE, entonces tiene que establecerse una frontera física entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, un asunto muy incómodo tomando en cuenta que esos dos territorios estuvieron en guerra durante años y su pacificación, en buena medida, se logró gracias a la integración de ambas regiones en la UE sin frontera física. Volver a poner una es tentar al diablo.

Y luego está el tema de Escocia, país que se unió a la Unión de Inglaterra y Gales en 1706. El nacionalismo escocés sigue vigente y cobrado fuerza. Esa región, que solía votar a favor del Partido Laborista británico, ahora lo hace mayoritariamente por el Partido Nacional Escocés. Y resulta que este partido no quiere la salida de la UE, como sí lo pretenden los ingleses. Ergo, han amenazado que, si el RU procede a la disolución del vínculo con la UE, ellos se independizarán del RU para unirse a la UE como nuevo país. Esto, en la práctica, significaría el fin del Reino Unido como hoy lo conocemos.

Gales todavía está muy lejos de tener una postura rupturista como Escocia, pero el nacionalismo escocés también ha inspirado el regreso de cierto nacionalismo galés. Menos ideológico y más pragmático. Lo que preocupa a los galeses es qué ocurrirá con los fondos de la UE que los han beneficiado.

En suma, si el RU se sale de la UE, Escocia seguramente abandonaría al RU. Quién sabe qué pasaría con Irlanda del Norte y Gales. En una de ésas, Inglaterra acaba quedándose sola como un país más pequeño. Eso, nada menos, está en juego en las elecciones de hoy. El final de la epopeya de una increíble regresión histórica: de la Inglaterra de la Edad Media que evolucionó a un reino de cuatro naciones hasta llegar a ser el imperio más vasto del mundo, donde no se ponía el sol.

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