Dijo en una ocasión Rab Elihau Lopián:
—Puede suceder que el enojón diga: “Cuando estoy enojado no me siento culpable, ya que hago cosas que no puedo controlar. Todos saben que cuando no estoy enojado soy una persona tranquila y serena”.
Esto se compara a un hombre que se embriagaba seguido y en una ocasión destruyó todo lo que tenía a su alrededor. Cuando lo llevaron a juicio, dijo al juez que por estar tomado no estaba consciente de lo que hacía, y por eso no podía ser culpable: “Todos saben que cuando no estoy borracho, soy la persona más cuidadosa de toda la ciudad”.
El juez dictaminó en su contra y le dijo:
—Tú mismo sabes que cuando estás borracho no estás en tus cinco sentidos y no lo puedes controlar y que debes cuidarte para no volver a emborracharte. Sin embargo, por el hecho de que llegaste a emborracharte, eres culpables.
“Lo mismo puede decirse del “enojón”: aquel que quiere siempre estar tranquilo y sereno, debe hacer lo posible para nunca llegar a enojarse”.
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